¿Por qué el Rey de España es Rey de Jerusalém?

  • Felipe VI participa estos días en los actos para conmemorar el 75 aniversario de la liberación de Auschwitz-Birkenau

EFE – Auschwitz-Birkenau, el campo de exterminio construido a las afueras de Cracovia por el nazismo para acabar con las vidas de inocentes, destruidas con el veneno del químico Zyklon B y el sistema de las cámaras de gas, fue liberado hace 75 años. En enero de 1945, las tropas del Ejército Rojo empujaron a la huida a los alemanes, después de que su intento por conquistar la Unión Soviética se saldara con un fracaso. Su llegada al campo supuso la retirada del primer manto que ocultaba el horror del Tercer Reich. Los siguientes se arrancaron durante los próximos meses, cuando los «aliados occidentales» alcanzaron Bergen-Belsen, Dachau y Buchenwald y dieron a conocer lo que allí habían contemplado para «poner a la población alemana ante el espejo», como explica el historiador Nikolaus Wachsmann en «Historia de los campos de concentración nazis» (Crítica, 2017).

Durante estos días, Israel, patria de algunos supervivientes, conmemora la liberación de Auschwitz-Birkenau. El campo se ha convertido en el símbolo del Holocausto, un genocidio estudiado por historiadores, filósofos y escritores con el deseo de responder a la gran pregunta, cómo pudo pasar, y de cumplir con un mandato ético, que no se repita. El Rey Felipe VI, que ha sido invitado a los actos, desempeña un papel especial en este tiempo para el recuerdo, vinculado a su condición de Rey de Jerusalém, un título honorífico que ostenta como titular de la Corona de España. Esa dignidad se remonta a la Edad Media, periodo al que conduce la exploración de su origen a través de la genealogía, las guerras y una venta.

A las cruzadas

El origen del título de Rey de Jerusalém se remonta a la primera cruzada (1095-1099). La expedición militar se formó después de la llamada del Papa Urbano II, realizada, según el historiador Alain Demurger en «Cruzadas. Historia de la guerra medieval» (Paidós, 2009), con dos objetivos: por un lado, «socorrer a los cristianos de Oriente», y, por el otro, «recuperar la tumba de Jesucrito (el Santo Sepulcro) en Jerusalém». En realidad, la codicia y el saqueo tuvieron su hueco en la aventura, donde Jerusalém fue arrasada y los caballeros francos, en particular los loreneses Godofredo de Bouillon y su hermano, Balduino, sobresalieron particularmente, pasando a la posteridad. Godofredo fue luego nombrado protector de los Santos Lugares, y, a su muerte, su hermano se convirtió en Balduino I, Rey de Jerusalém.

«Es un título sin reino, que adquiere la Corona española cuando Fernando el Católico fue nombrado Rey de Nápoles», recuerda Bendahan, en referencia a la conqusita del Reino de Nápoles, llevada a cabo por el Gran Capitán en 1504. Desde entonces, «el título siempre lo ha ostentado el Rey de España, y tiene un valor simbólico enorme. Hay que recordar que España tiene una gran relación con el mundo judío, a causa de los sefardíes», concluye.

Silvia Nieto

Fuente: abc.es

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