Polémica en la comunidad judía de Madrid: Sefarad está cambiando

Desde fines del siglo XIX se viene registrando un renacer de la emigración judía a la Península Ibérica, proveniente principalmente del norte de África y de Sudamérica, y en la última década se ha sumado un contingente de emigrantes israelíes que se han asentado principalmente en Barcelona y Madrid. Estos cambios en la composición étnica de la comunidad judía de España han provocado que la línea ortodoxa de las viejas estructuras comunitarias sea cuestionada por un creciente número de voces, entre ellas la del empresario de origen argentino Martin Varsavsky, que sostiene que la Comunidad Judía de Madrid solo representa a un minoría de los judíos de la ciudad y que ese Centro debe estar abierto a todas las formas de vida judía existentes en la capital española.
Por Roberto Frankenthal

Si bien se piensa que con los edictos de 1492, que ordenaban la expulsión o conversión de los judíos, terminó la historia judía en España, lo cierto es que desde fines del siglo XIX se registra un renacer de las comunidades judías en el suroeste de Europa. Los primeros intentos de establecer organizaciones comunitarias fueron llevados a cabo por judíos centroeuropeos, que se establecían en la Península, generalmente por razones comerciales o como representantes de empresas extranjeras.

La Guerra Civil Española (1936-39) llevó a que varias de estas familias afincadas en este territorio se vieran nuevamente obligadas a la emigración. Y si bien la posterior dictadura franquista no asumió la virulenta política antisemita de sus aliados alemanes e italianos, permitiendo el uso de España como vía de escape a judíos europeos, su esencia nacional-católica nunca promovió y/o incentivó el reasentamiento de la comunidad judía en la antigua Sefarad.

Sin embargo, y en pequeñas cantidades, judíos del norte de África se fueron radicando en las grandes ciudades españolas, llevando una vida judía a puertas cerradas. Esta migración alcanzó su punto más alto cuando en 1956, el franquismo dio por finalizado el protectorado español en Marruecos y se retiró de las ciudades de Tánger y Tetuán, donde desde 1492 se habían establecido una cantidad relevante de judíos sefaradíes (según fuentes españolas unos 8000 judíos habitaban el Protectorado). Desde estas ciudades muchos judíos se dirigieron hacia las grandes urbes de la Península o se establecieron en Melilla, enclave español en la costa de Marruecos.

Posteriormente en los 70, se le van a sumar contingentes de judíos sudamericanos, que escapaban de las dictaduras de Argentina, Uruguay y Chile principalmente. Generalmente estos últimos eran de origen askenazi y las comunidades españolas estaban integradas mayormente por sefaradíes, y tenían una orientación bastante ortodoxa. La integración de estos refugiados no fue fácil, debido a las diferencias culturales entre los recién llegados y la vieja comunidad.

Martin Varsavsky

Paralelamente Varsavsky se ha puesto a la cabeza de una iniciativa denominada «Madrid Judia», que tiene como objetivo hacer lobby sobre los gobiernos locales y autónomos de Madrid. La Comunidad Autónoma de Madrid y el Ayuntamiento de la ciudad (ambos encabezados por políticos del conservador Partido Popular) se ha comprometido con la Comunidad Judía de Madrid a cederles un terreno por valor de 17 millones de euros en el barrio Sanchinarro de la ciudad. En este lugar se va erigir un centro comunitario judío, cuyo costo de construcción se cifra en alrededor de 13 millones de euros.

Con «Madrid Judía» Varsavsky quiere demostrarles a las autoridades que la Comunidad Judía de Madrid solo representa a un minoría de los judíos de la ciudad y que ese Centro debe estar abierto a todas las formas de vida judía existentes en la capital española. El temor de que la comunidad ortodoxa no le de esa amplitud se ha comprobado, ya que la comunidad judía (Masorti) Bet-El de Madrid, que carece actualmente de sede física, solicitó la cesión de una parte del terreno a la Comunidad Judía de Madrid, pedido que fue rechazado. Varsavsky no quiere, según sus propias palabras, crear una instancia comunitaria más, sino facilitar que ese Centro represente la amplitud de la vida judía actual en España.

Esta controversia ha tenido repercusión en ámbitos comunitarios judíos de España. Aquí dos ejemplos, el primero de la Comunidad Bet El-Madrid, el segundo de la Comunidad Judía de almería:

«Judíos somos todos. La Comunidad Judía de Madrid no nos representa como judíos ni institucionalmente ni individualmente. Jamás podrá hacerlo mientras insista una y otra vez en negar la realidad del judaísmo en Madrid, con toda su diversidad, riqueza y multiculturalidad. Es de extrema gravedad que una institución se atribuya a sí misma, sin ninguna potestad para hacerlo, cualquier tipo de representación en nombre de otras entidades sociales, religiosas, educativas o deportivas cuya definición está ligada al judaísmo o a quienes pertenecen al pueblo judío, y que no estén asociadas a ella». Comunidad Bet El-Madrid

«Respeto para poder convivir, reconocimiento para poder aportar, y amor para seguir contribuyendo al «Tikun Olam». Todos los judíos no pensamos igual. No vestimos igual. No oramos igual. No nos relacionamos igual. Somos un crisol de sensibilidades, fruto de nuestro propio desarrollo como individuos y como colectivo itinerante por decenas de países en el mundo a lo largo de dos milenios. En el judaísmo pueden identificarse reformistas, masortíes, reconstruccionistas, ortodoxos, no denominacionales, laicos, jasídicos, etc. Con diferencias ideológicas de base, claro está: pero con la misma naturaleza y sentido de destino común y pertenencia. Nadie tiene derecho a imponer una visión sesgada del judaísmo, donde unos sean «oficialistas» y otros «oposición». Desde la Comunidad Judía de Almería <<Jabrutá «Tikun Olam»>> llamamos al respeto a las comunidades no ortodoxas, a su membresía y a sus principios, desechando paternalismos innecesarios y etiquetas inservibles». Comunidad Judia de Almería.

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