Por decreto de 1478 parte de los judíos cacereños son obligados a marcharse fuera del recinto amurallado, probablemente porque al aumentar la población cristiana harían falta casas y lo más fácil era expulsar a los judíos de la aljama.

Son trasladados al otro lado de la Plaza Mayor, a las actuales calles General Ezponda, Paneras, La Cruz, Plaza de la Concepción, etc. En esta época se calcula que había en Cáceres un total de 130 familias judías, aproximadamente unas 520 personas, del total de unos ocho mil habitantes que debió de tener la ciudad en los años ochenta del siglo XV.