
La aventura de unos españoles que, tras la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis y la caída del régimen constitucional, encontraron otra patria donde seguir luchando por la libertad es el argumento central de la novela De Algeciras a Estambul (Algaida), por la que Francisco Núñez Roldán ha obtenido el Premio de Novela Ateneo de Valladolid. Este filólogo madrileño afincado en Sevilla construyó su novela a partir de un acontecimiento real -la lucha iniciada por el pueblo griego en 1821 para liberarse de los otomanos- y basándose también en dos viajes a esas tierras. El primero lo hizo en su juventud: quedó cautivado por completo al escuchar el castellano antiguo que tanto había estudiado durante su carrera y que para los judíos sefardíes constituye su lengua diaria. «Me estremeció ese lenguaje y la conversación directa con los propios sefardíes», dice el escritor. El segundo de los viajes se produjo en Grecia, hace un par de años, y durante su transcurso el autor se planteó la posibilidad de conectar la lucha por la liberación griega con la historia de los sefardíes, tras hacerse con la información necesaria al respecto y encontrarse preparado para transcribir el lenguaje escuchado durante el primer viaje. «Tras estos dos periplos, pateando cada uno de los rincones descritos en la novela, sentía en mi interior una especie de deuda con los españoles judíos», explica Núñez Roldán, dejando claro de este modo su intento de reivindicación de un pueblo histórico.
La elaboración de la novela fue dificultosa. «Yo acostumbro no sólo a conocer el espacio geográfico en que ambiento mis textos, sino también a documentarme con detalles sobre aquello que quiero contar», señala. Respecto a la utilización de la voz en primera persona, Núñez Roldán aclara que con ella ha querido «acercar al lector» a la historia, «dar cierta intimidad». «La primera persona crea una especie de memorias ficticias, otorga cercanía y calidez», precisa. Respecto al galardón, el escritor muestra su satisfacción: «Un premio siempre es un reconocimiento a una labor que nunca se sabe si será fructífera».
Fuente: Público.es
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