
El presidente de Mem Guímel defiende que la ciudad aporta un valor único gracias a su comunidad judía activa, su trabajo de investigación y proyectos como la digitalización de los cementerios, mientras la decisión final queda en manos de la Red
La candidatura de Melilla para entrar en la Red de Juderías de España no es una ocurrencia reciente, sino el resultado de más de una década de trabajo silencioso. Así lo explica Mordejay Guahnich, presidente de la asociación sociocultural Mem Guímel, que recuerda que la primera semilla se plantó hace catorce años.
«Hay que decirlo que desde el año 2011 fue la primera vez que Mem Guímel llevó a la consejería la idea, porque no era una propuesta, era una idea para darle forma de poder entrar en la Red de Juderías», rememora. Aquella intuición inicial partía de una constatación: Melilla no se estaba «haciendo eco» de una herramienta que podía contribuir a reforzar su imagen y su proyección exterior.
Desde entonces, la asociación ha empujado a la Administración local a dar forma institucional a esa idea. Guahnich subraya que el papel de Mem Guímel es de acompañamiento y asesoría, pero deja claro que la iniciativa pertenece a la Ciudad Autónoma: «Hay que tener en cuenta que esto es una propuesta institucional, que el papel de Mem Guímel aquí es colaborativo, de asesoramiento y de ayuda para entrar en la Red de Juderías».
En aquellos primeros años, la apuesta se vinculaba directamente al impulso del turismo. «Creímos que era una buena propuesta para Melilla. Podía fomentar el turismo, una de las cosas que en ese momento se carecía muchísimo», explica. Hoy, con un sector más fortalecido, considera que el argumento sigue vigente, pero enriquecido con otros elementos: identidad, diversidad cultural y prestigio internacional.
La Red de Juderías como escaparate internacional
Para Guahnich, la Red de Juderías es mucho más que un sello turístico. Es, sobre todo, una plataforma de visibilidad global. «La Red de Juderías te da publicidad, la Red de Juderías te da escaparate, la Red de Juderías apareces en todas las ferias a las que acude la Red de Juderías, tanto nacional como internacional, en su página web que es súper visitada», detalla.
Esa presencia en ferias y espacios de promoción, unida a la difusión digital, convertiría a Melilla en una ventana llamativa en los mapas culturales. «Quiere decir que es una puerta al mundo donde la gente, bueno, le va a llamar la atención mucho poder ver una ciudad en el norte de África, porque está acostumbrado a ver el mapa de la península ibérica», añade. La singularidad de una ciudad española en la orilla sur del Mediterráneo, con pasado y presente judío, es uno de los aspectos que más insiste en subrayar.
Al mismo tiempo, Guahnich denuncia el gran desconocimiento que aún existe sobre la ciudad. «Hay mucho desconocimiento sobre Melilla y no saben ubicarla, la ubican en Norte de África, pero no saben ubicarla en qué país pertenece», lamenta. Esa confusión la vive en primera persona cuando participa en congresos internacionales: «Es una realidad y un tópico con el que lucho continuamente cuando participo en congresos internacionales. No explicarles que no, que es España, pero que están en norte de Marruecos, entonces pongo el símil… y entonces la gente empieza a entenderlo un poquito más».
La inclusión en la Red de Juderías sería, a su juicio, una forma eficaz de romper esos tópicos y situar a Melilla en el mapa mental de muchos viajeros y estudiosos.
El trabajo de Mem Guímel
En la sesión ante la Red de Juderías, Guahnich se centró en exponer la parte histórica y el trabajo desarrollado por Mem Guímel durante estos años. «La Red de Juderías, yo, en lo que fue mi intervención, hice la parte histórica, la parte de la ruta, lo que hemos hecho hasta ahora con las subvenciones que se nos ha dado de ayuntamiento, lo que hemos avanzado, que es mucho, muchísimo lo que hemos avanzado en estos años», resume.
Ese avance, recuerda, no ha sido sencillo. La situación geográfica de Melilla también pesa en el ámbito cultural. «El mar es una frontera real para todo, incluso para las asociaciones culturales, porque no tenemos contactos físicos con otras instituciones con las que podamos aprender», reconoce. En ese contexto, Mem Guímel ha tenido que buscar su propio camino: «Quiere decir que hemos tenido que ser muy autodidactas en este tema. Y, gracias a Dios, hoy tenemos la red, tenemos Internet, donde puedes ver cosas que te interesan, pero los primeros años fueron difíciles de buscar el camino, la senda donde, cómo ubicarnos y cuál quería ser nuestro objetivo».
Hoy, sin embargo, el balance es muy distinto. Guahnich considera que la asociación ha pasado de la precariedad inicial a una sólida consolidación. «Hoy creo que está Mem Guímel consolidada, pienso que Mem Guímel hoy es una institución, como dije, no solamente respetada por el gobierno y por todos los diputados de la Asamblea en general, sino interpretado por la ciudadanía», afirma.
Unanimidad política
En su intervención, Guahnich quiso expresar un agradecimiento explícito a la actual consejera de Cultura, Fadela Mohatar, a quien reconoce como la primera responsable política que apostó de forma clara por el proyecto de Mem Guímel. «También quiero agradecer públicamente una vez más que la primera persona que apoyó realmente a Mem Guímel con una subvención fue la consejera Fadela Mohatar», señala.
Este hecho cobra, para él, un valor simbólico especial ahora que la propia consejera ha defendido la candidatura de Melilla ante la Red. «Hecho que hoy me satisface muchísimo que haya sido ella la persona que haya defendido esta candidatura, porque apostó por el pasado judío sefardí», explica. Años de trabajo, investigación, conferencias y formación encuentran así un hilo de continuidad institucional. «Se ha trabajado mucho, hemos conseguido avanzar, hemos conseguido investigar, dar conferencias, aprender, formarnos, criarnos, porque nacimos de casi sin nada», añade.
Guahnich también celebra que el apoyo político se haya concretado de manera unánime en la Asamblea. «A mí una cosa de gran satisfacción fue que el Pleno al completo en su momento lo votó unánime, que era entrar a la Red de Judería», destaca. Y extrae de ello una lectura optimista: «Es decir, que bueno, que a veces los enfrentamientos políticos dejan paso a la cultura, o la cultura aparta los enfrentamientos políticos».
El valor diferencial de Melilla: una “judería viva”
Más allá de lo que Melilla pueda recibir de la Red de Juderías, el presidente de Mem Guímel insiste en que la ciudad también ofrece elementos únicos que pueden enriquecer a la propia Red. La pregunta que plantea es clara: «Como les dije a ellos que entrar a la Red Judía nos iba a aportar muchísimo, yo creo, pero también es una gran pregunta que se preguntarán qué le puede aportar Melilla a la Red Judía».
Su respuesta se condensa en una idea clave: el factor humano. «Y ahí creo que tenemos el factor importante, el factor humano. En el resto de ciudades de la Red Judía no hay judíos. Hay piedras, hay historia, una más en otra menos, hay grandes investigadores, hay muchísima documentación, pero aquí tiene un factor que es importantísimo, que es el judío», subraya.
La existencia de una comunidad judía viva, con vida religiosa, social y cultural cotidiana, marca, según Guahnich, la gran diferencia de Melilla con respecto a otras ciudades de la Red, donde la presencia judía se limita a huellas patrimoniales. «Yo pienso que podemos aportar muchísimo desde Melilla al entorno de la Red Judía», insiste. Y resume la operación como una apuesta doble: «Esto va a ser una doble apuesta. Sí. Como digo y remarco, es una propuesta institucional y es la consejera la que en su momento dirá cuál ha sido el resultado».
Proyecto de futuro
Durante la presentación de la candidatura, la delegación melillense también puso sobre la mesa proyectos concretos vinculados al legado sefardí local, que llamaron la atención de los participantes. Uno de los elementos que despertó más curiosidad fue la situación de la jaquetía, la lengua tradicional de los judíos sefardíes del norte de Marruecos.
«Se ha hablado de la jaquetía, he hablado de todo lo que se está llevando a cabo», relata Guahnich, y subraya la sorpresa de muchos asistentes al saber que, pese a haberse perdido en la mayor parte de los territorios, «seguimos hablándolo en Melilla ya, con esta asiduidad, y sobre todo en el ámbito personal o comunitario». Este interés se tradujo en varias preguntas específicas sobre cómo se mantiene viva esa forma de habla.
Otro de los anuncios que Guahnich califica casi de primicia fue el proyecto de digitalización de los cementerios judíos de la ciudad. «Ya adelantar, te lo adelanto como primicia, lo comentamos ahí, que se va a hacer un cementerio. Los cementerios judíos de Melilla van a ser virtuales, van a estar en la red, van a poder ser visitados a través de Internet», explicó ante los presentes. «Y eso les llamó también mucho la atención», añade.
Para el presidente de Mem Guímel, compartir este tipo de iniciativas sirve para tomar conciencia del camino recorrido. «Quiere decir que, bueno, a veces parece que no estamos haciendo nada, pero cuando llegas ahí y hablas con otras personas del entorno, más del entorno judío sefardí, te das cuenta, bueno, porque estamos haciendo una apuesta y sobre todo de la institución, están haciendo una apuesta importante por la diversidad cultural, que es lo que nos afecta a Mem Guímel, por la cultura judía sefardí», reflexiona.
Decisión final
Tras la exposición de la candidatura, el proceso continúa ahora por cauces estrictamente institucionales. Guahnich explica que la última palabra la tendrá la propia Red de Juderías: «Pues según nos comentaron, tiene que haber una reunión de los alcaldes y cuando se celebre esa reunión de los alcaldes, pues comunicarán al presidente de Melilla o a la consejera de Cultura cuál ha sido la resolución de la Junta o la ejecutiva de la Red de Judería, cuál ha sido de las cinco ciudades que creo que nos presentamos, cómo hemos quedado cada una».
Preguntado por cómo se sintió en esa sesión, el presidente de Mem Guímel responde con claridad: «Sí, yo lo he escuchado querido y respetado, sobre todo por lo que expusimos». Señala que la consejera hizo «una exposición sobre las diferentes culturas y lo que está haciendo Melilla por dar a conocer», y que las caras de sorpresa de muchos asistentes —presenciales y por videoconferencia— mostraban que desconocían la realidad melillense: «Excepto los que vinieron a la inspección técnica que vino en mayo, el resto no conocían Melilla, entonces no conocían esa realidad y se sorprendieron; algunos yo creo que pensaban que lo que estamos contando no era real».
El testimonio del alcalde de Rivadavia, que sí había visitado la ciudad, sirvió para reforzar la credibilidad del relato melillense. Guahnich evoca sus palabras: «Remarcó y dijo lo que han dicho y más en Melilla. Quiere decir que eso es muy positivo porque esas fueron sus palabras textuales».
Mientras se aguarda la decisión final, Guahnich prefiere volver al mensaje de fondo: la defensa de una Melilla que apuesta por su diversidad y por su legado sefardí como parte irrenunciable de su identidad. Y lo hace convencido de que, si la ciudad entra finalmente en la Red de Juderías, será porque ha logrado explicar que aquí no solo se conservan piedras y documentos, sino que pervive algo más difícil de encontrar: una comunidad que mantiene viva, día a día, la memoria judía en el norte de África.
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