Detalle de las cuevas existentes en el interior de la finca de la Rúa Falagueira ALBERTO LOPEZ
El Ayuntamiento intentó hacerse con ella hace veinte años para destinarla a uso público en el conjunto monumental.
En los archivos históricos se conservan abundantes testimonios sobre la presencia hebrea en Monforte. A partir de esa evidencia, a finales de la pasada década de los noventa el Ayuntamiento inició las gestiones que desembocarían en la entrada de esta localidad en la Red de Juderías de España. No fue un camino corto ni sencillo, porque —a diferencia de otras ciudades asociadas— Monforte no conservaba vestigios ni huella documental de la sinagoga cuya existencia cabría suponer de una población judía tan notoria. El investigador Felipe Aira, autor de los estudios que sirvieron para entrar en la asociación de Caminos del Sefarad, situó en un primer momento el rastro de ese lugar de culto en una finca del conjunto monumental de San Vicente. Sobre la puerta de entrada cuelga ahora el cartel de «se vende».
El terreno está en la Rúa Falagueira, la calle más importante del antiguo burgo medieval. En sus extremos siguen en pie dos de las puertas de la muralla de la antigua fortaleza: la Porta Nova y la Porta da Alcazaba, cuyo nombre tradicional era de Carnicerías o Pescaderías. La finca se sitúa frente a una vivienda ahora restaurada que albergó el consistorio monfortino hasta comienzos del siglo XIX, y a su izquierda hay otra vivienda rehabilitada como alojamiento turístico. En la parte trasera linda con la antigua Rúa Vella, cuyo pavimento original de canto rodado quedó recientemente al descubierto a raíz de unas obras de demolición de un inmueble en ruinas.
El lugar en el que Felipe Aira situó la antigua sinagoga no es edificable. El conjunto monumental del monte de San Vicente, en cuya cima está el parador de turismo que ocupa el monasterio benedictino y el antiguo palacio de los condes de Lemos, tiene el máximo nivel de protección y solo se admiten rehabilitaciones de construcciones ya existentes. La finca se encuentra por encima del lienzo de la muralla, está cerrada por un muro de piedra y sobre el dintel de la entrada sobresale una piedra con una inscripción alusiva a un cambio de propiedad en 1740, por el que pasó del convento dominico de San Jacinto a los benedictinos de San Vicente.
En aquella época, el Ayuntamiento mantuvo conversaciones con los dueños de la finca —vecinos del municipio de Bóveda—, pero las negociaciones no dieron resultado alguno. Nunca hasta ahora, sin embargo, se había colgado en la puerta un cartel advirtiendo sobre la venta de la propiedad. Tampoco trascendieron desde el 2001 nuevos intentos de la administración municipal para hacerse con el terreno en el que se dijo que podría haber estado ubicado el templo judío. El primer intento de compra se frustró al parecer, por las elevadas pretensiones económicas de los propietarios.
Un cartel sobre la puerta de entrada informa de la venta de la propiedad
«En cuanto al tema de la sinagoga los datos de que disponemos nos la emplazan en un solar hoy arruinado situado en la calle Falagueira. Curiosamente, al comienzo de la investigación, la tradición popular ya la ubicaba en esta calle intramuros de la villa que fue durante la alta Edad Media la mas importante del Monforte medieval», apunta Felipe Aira en el estudio Judíos y conversos de Monforte de Lemos, publicado en la web de la fundación internacional Raoul Wallenberg. Arias sostiene en la actualidad que está hipótesis ni se puede descartar del todo «ni afirmar rotundamente».
Pero las opiniones sobre esta cuestión son dispares. El escritor Luis Moure Mariño y el que fuera cronista oficial de Monforte José Luis Balado Pérez, estudiosos del pasado judío de Monforte, coincidieron en señalar en sus trabajos que la tradición popular situaba la vieja sinagoga en la Calexa, otra calle del conjunto monumental. «Non se coñece ningún documento que fale dunha sinagoga monfortina. Sabemos que existiron noutros lugares, como Allariz ou Ribadavia. En Monforte é posible que tamén a houbese, pero nada permite afirmalo», aseguró el historiador Anselmo López Carreira en un congreso en Monforte sobre las juderías gallegas.
El militar y periodista vigués Juan Neira Cancela, miembro de la Real Academia de la Historia y de la Real Academia Galega, se hace eco de una historia relacionada la tradición judía de Monforte en un libro que dedicó en 1887 a Emilia Pardo Bazán. Neira Cancela describe en uno de sus capítulos a un insólito personaje, Teodoro Valcárcel, que asegura haber conocido en una visita a Monforte en la que también habría estado presente la escritora. De «don Teodoro», señorito venido a menos «no en sus modales, sino en sus dineros», dice que malvivía en la antigua sinagoga.
«Hay un caserón ruinoso, sofocado por la exuberante hiedra, negro, sin puertas ni ventanaje, y por donde entran en verano los primeros rayos del sol, y en invierno las primeras lluvias, cuyo caserón fue en su edad sinagoga, conservando aún ahora esto nombre, y el cuál se edificó en el radio ocupado por la torre de los hidalgos», escribe Neira Cancela en su semblanza de Teodoro Valcárcel.
Fuente: lavozdegalicia.es