Los sefardíes en Resistencia, un siglo de tradición y cultura

Asociación Israelita Latina, un siglo de cultura y tradición

Centenario de la Asociación Israelita Latina

Los sefardíes en Resistencia,un siglo de tradición y cultura

Aunque los primeros libros de actas datan de principios de la década del treinta, cuando ya contaban con una sede social y una estructura bien formalizada, la historia institucional de la comunidad judía en Resistencia se remonta muchos años atrás: en 1912, según consta en el registro Nacional de Cultos, nacía la Asociación Israelita Latina como una forma de mantener unidas en su cultura y tradición judaicas a todas esas pioneras familias sefardíes llegadas principalmente de Marruecos y Turquía. El próximo jueves, 29 de noviembre, esta asociación cumple nada menos que cien años, marcando el primer siglo de vida institucional y activa de los judíos en esta provincia.

Ampliando fronteras

Hoy, la comunidad judía de Resistencia es una sola. Se encuentra completamente integrada a la vida social y a la realidad de la ciudad y de la provincia. Sin embargo, al intentar hacer un repaso histórico, se hace indispensable marcar esa división de origen que se da en el propio judaísmo entre las corrientes sefardí, la primera en llegar y asentarse, y la askenazi, que lo haría más adelante y en un contexto completamente diferente.

Mariach y Hercman repasan y recuerdan los nombres de la comisión directiva de la Asociación Israelita Latina cuando se inauguró la sede.
Mariach y Hercman repasan y recuerdan los nombres de la comisión directiva de la Asociación Israelita Latina cuando se inauguró la sede.

“Desde finales del siglo XIX ya hay señales de la existencia de comunidades sefaradíes en el Chaco. Fueron esas primeras familias que se instalaron en La Sabana” explica Mario Mariach, presidente de la Asociación Israelita Latina de Resistencia, quien por lado materno es de apellido Bentolila, justamente uno de los protagonistas directos de aquellos años.

Eran principalmente judíos tetuaníes, de Marruecos, y se asentarían en esa zona de obrajes rodeada de humedales, de clima muy caluroso y lleno de vegetación exuberante y animales. “De hecho era una estación de tren. Llegaban ahí y se instalaban. Los sefardíes principalmente eran comerciantes, así que allí se levantaron las primeras tiendas”, cuenta Mariach.

Estos primeros sefardíes provenían de una ciudad muy cosmopolita como lo era Tetuán por aquel entonces, donde convivían islámicos y judíos cultivando un alto nivel intelectual y económico. “Ellos no venían por la desesperación y la persecución, como sucedería luego con los askenazíes. Ellos buscaban ampliar sus fronteras, venían a hacerse la América”, explica por su parte Gabriel Hercman, flamante director comunitario.

Los inmigrantes judíos dominaban el español y el francés, esta porque era la lengua adoptada por la Escuela Israelita Universal. Tenían buen nivel económico, su perfil era el del comerciante próspero que venía buscando algo más, principalmente, una mejor educación para sus hijos.

En un artículo titulado “Sefardíes tetuaníes en La Sabana del Chaco austral”, Eduardo Fortunato Muscar Benasayag describe aspectos de la vida de esos pioneros: “en los primeros años, a pesar de ser extraños, se integran al resto de habitantes de origen español; pero, también de otras naciones europeas. Ellos se consideraban españoles, por ende europeos y, dada la pluralidad étnica pronto se encontraron seguros, aceptados y comenzaron a realizar sus tareas comerciales abasteciendo a los trabajadores forestales, en los obrajes, y a los propios del pueblo. Más tarde abrieron sus propias tiendas.

Fueron respetados y respetaron la diversidad de sus vecinos. En el punto más alto de su apogeo, La Sabana tuvo una población que nunca rebasó los 2 mil habitantes; he aquí lo más anecdótico de esta historia, cerca de 180, contando ya los hijos nacidos en el pueblo, eran sefardíes procedentes, como ya se dijo, en un 98% de Tetuán, aportando a la población sabanera aproximadamente un 19% del total. (à) Los primeros años practicaban un tanto recelosos las fiestas que marca el calendario hebreo: Pésaj, Rosh Hashaná, Yom Kipur, Purim, Janucá, bodas, circuncisiones, “tefilines” (bar mitzvá), hilulot, entre otras, siempre realizadas en una improvisada sinagoga que funcionaba en la casa de los Forado, en la intimidad del hogar, sin la participación de goyim (cristianos), más por pudor que por la intención de formar un gueto en tan minúsculo núcleo urbano.

Ya habiendo nacido los primeros retoños chaqueños/argentinos, los mismos sirvieron como nexo de unión, máxime cuando comenzaron a asistir a la escuela primaria”.

Para el judío de la Europa oriental sería distinto. Llegarían principalmente en la década del 30, perseguidos, pobres y hablando solamente el idish, por lo que su integración sería mucho más compleja. “Lo único que unía a los sefardíes y los askenazíes era el judaísmo, nada más. Las tradiciones aunque similares no eran iguales, el idioma no era igual. Por eso ellos debieron crear su propia institución, la Asociación Israelita de Beneficencia, años después. Los sefardíes ya estaban integrados a la sociedad, pero para los askenazíes era vital contar con su propia asociación”, agrega Mariach.

 

Pasado y presente de la colectividad judía chaqueña

Integración y arraigo

Llegados en las últimas décadas del siglo XIX, los sefardíes se dedicaron principalmente al comercio, manteniendo la que era su principal actividad en el norte de África.

Postales históricas de la vida social sefardí en Resistencia.
Postales históricas de la vida social sefardí en Resistencia.

Ellos no se toparon con la barrera idiomática, por lo que la integración con el resto de la sociedad fue un proceso muy natural. Eran muy abiertos en las festividades, no había problemas con el idioma, era una integración sencilla, podría decirse.

Antes aún de la creación de la Asociación, esta corriente judía tuvo una primera institución que ya cuenta con 105 años en Resistencia, y es el Cementerio Sefardí.

“Era muy importante contar con el cementerio comunal. Hasta ese entonces lo más cercano era Vera, y cuando moría un miembro había que tomar el tren y viajar”, indica Mariach. Compran entonces el terreno de Carlos Gardel y Hernandarias donde está el cementerio Sefardí. “Al judío no se lo puede enterrar en cualquier lugar. El cementerio era la única instancia de la vida judía que no se podía cumplir hasta ese momento, y por eso fue la primera inversión comunitaria realizada”, acota Hercman por su lado. Durante varios años los askenazíes enterraron a sus muertos en este mismo cementerio, hasta que finalmente también contaron con el suyo en las cercanías.

Postales históricas de la vida social sefardí en Resistencia
Postales históricas de la vida social sefardí en Resistencia

Cada vez más los judíos abandonaban La Sabana y llegaban a Resistencia, ciudad que ya evidenciaba su potencial de desarrollo. Al igual que antes, las mujeres se quedan en la casa con los hijos, y los hombres se dedican al comercio.

En 1912 llegaría un acontecimiento de gran relevancia. El 29 de noviembre se inscribiría en los registros nacionales a la Asociación Israelita Latina, marcando el nacimiento de la institucionalidad judía en el Chaco.

Postales históricas de la vida social sefardí en Resistencia.
Postales históricas de la vida social sefardí en Resistencia.

“Obviamente no era lo que es hoy. No tenían sede, así que se reunían en las casas de los viejos”, señala Mariach. Sin embargo, aclara, “una de las primeras actividades que realizaron fue la del teatro. Hay registros de que esta asociación contaba con una agrupación de teatro desde su mismo nacimiento”, destaca.

Al tener manejos bastante informales en sus orígenes, los primeros libros de acta datan de 1930, un par de años antes de la inauguración de la sede de la asociación por calle Juan B. Justo. Hasta dar ese paso fundamental de la sede propia, los sefardíes se reunían en la casa de algunos notables de la comunidad como las de los hermanos Elias y Salvador Bentolila, que quedaban las dos por avenida Alberdi, separadas por pocas cuadras. Hacía las veces de rabino Fortunato Benasayag, cuyo apellido también permanece muy ligado a la asociación en la actualidad a través de su nieta Lidia. Él fue el primer oficiante de la zona.

Con una placa, la Asociación Israelita Latina recuerda a esos primeros miembros que conformaban el consejo directivo apenas inaugurada su sede el 1 de mayo de 1932. Los presidentes honorarios eran Jacobo Hassan e Isaac Bentolila, quienes eran acompañados por Mechali, Azulay, Veina, Cazes, Bembunam, Barcesat y Roffe, entre otros. Todos apellidos que marcaron la historia de Resistencia, aunque muchos con el tiempo fueron perdiéndose o alejándose de la comunidad.

 

La tradición comercial 

Por aquellos años comenzaba a tomar forma el centro comercial de Resistencia, y la impronta de los comerciantes judíos fue fundamental para el desarrollo de la ciudad.

Documento del 24 de julio de 1930 donde consta la compra del inmueble de la calle Juan B. Justo por parte de la Asociación Israelita Latina Hessed Vehemet del Chaco.
Documento del 24 de julio de 1930 donde consta la compra del inmueble de la calle Juan B. Justo por parte de la Asociación Israelita Latina Hessed Vehemet del Chaco.

Sobre todo en la actual peatonal Illia, antes conocida como la calle Antártida Argentina, fueron teniendo sus primeros locales de venta de telas y bazar. Es más, recientemente, en el fragor de las obras y remodelaciones de la calle Illia para transformarla en peatonal, algunas personas se sorprendieron al ver en la parte superior de las fachadas de ciertos locales una Estrella de David.

“Eso no era para marcar a la persona ni para decir acá vive un judío. Lo que pasaba era que cuando se iba al templo, para rezar era necesario juntar diez hombres, y de camino se iba tocando la puerta en cada casa con la estrella para convocarlos”, cuenta Mariach. Por su parte, Hercman explica que para el judaísmo, la comunidad está formada por un mínimo de 10 personas.

“La palabra correcta es Minián, y el diez es un número que se repite en nuestras tradiciones”.

Hacia una sola comunidad 

Mientras que la participación de los sefardíes en la vida de Resistencia y su integración social no tenía contratiempos, la otra vertiente de origen judaico, la askenazí, si se topaba con enormes dificultades.

Huyendo de la persecución y la guerra, los judíos principalmente de Europa oriental comenzaron a llegar en la década del treinta. En este caso venían pobres y sin hablar español.

Mientras que la creación de la Asociación Israelita Latina fue un proceso natural para los sefardíes, para los askenazíes era vital la conformación de la que sería la Asociación Israelita de Beneficencia ya que no querían renunciar al idish y querían mantener sus servicios tal como estaban acostumbrados en su lugar de origen.

Pasaron muchos años en que la integración entre ambas comunidades era algo impensado por las enormes diferencias. Pero el tiempo fue haciendo lo suyo, y como siempre, fueron los niños los primeros en ir rompiendo esas barreras. “Los hijos y nietos de los primeros sefaradíes jugaban en la calle con los hijos de los askenazíes, era algo normal”, recuerda Mariach.

En la década de los ochenta, ambas asociaciones comenzaron los primeros intentos de trabajo conjunto, pero recién en el 2000 se conformaría una mesa de integración comunitaria donde se trataban algunos temas comunes.

También en esos años ambas asociaciones consensuaban para traer a un oficiante común, conocido como el Director Comunitario.

Videoconferencia del reconocido investigador e historiador Mario Saban en la Casa de las Culturas.
Videoconferencia del reconocido investigador e historiador Mario Saban en la Casa de las Culturas.

Como a toda la sociedad argentina, la crisis del 2001 impactó fuerte en los judíos de Resistencia, lo que los llevó de cierto modo a recurrir a una reingeniería.

“Veníamos de los atentados de la Embajada de Israel y la AMIA que nos golpearon fuerte en nuestros corazones. Desde entonces nos vimos obligados a vivir detrás de esos pilotes que a nadie le gustan.

Pero después de la crisis de 2001, decidimos saltar esos pilotes y estar cara a cara, compartiendo actividades institucionales y sociales”, comenta Hercman como una característica que se repitió en las instituciones judías de todo el país.

Asimismo, Mariach señala al año 2006 como el de la “integración completa” entre ambas asociaciones y una tercera institución como lo es el Centro Hebraica Resistencia con su predio de la Ruta 16.

“Hoy la comunidad judía de Resistencia es todo: Asociación Israelita de Beneficencia, Asociación Israelita Latina y la Hebraica. Todos tomamos todas las decisiones. Hoy, el ser sefardí o askenazi es mantener las tradiciones para no olvidarlas, pero lo hacemos todos juntos”, remarca. Eso sí, advierte entre risas, “todavía algunos viejos no quieren saber nada de todo esto, pero así son los viejos”.

 

Compromiso interno y social

Gabriel Hercman, el flamante director comunitario
Gabriel Hercman, el flamante director comunitario

Hoy ya no existen divisiones entre sefardíes y askenazíes. La Comunidad Judía de Resistencia es una sola, y como tal, desarrolla incontables actividades y aportes tanto para sus miembros como para toda la sociedad.

Mario Mariach, por la Israelita Latina, y Bernardo Jaraz, por la Israelita de Beneficencia, son los presidentes.

Los acompañan los integrantes de los respectivos consejos directivos y trabajan en conjunto bajo claras consignas de integración hacia la sociedad y respeto de la diversidad.

Son numerosos los programas y actividades que impulsan, destinados en su gran mayoría a la sociedad chaqueña.

Por tomar algunos ejemplos, desde ya varios años siendo una de las pioneras en el país- en la provincia se promueve la capacitación de docentes secundarios en la Shoá, para permitir en las aulas un abordaje claro de todo lo que significó el Holocausto.

También es importante el servicio de empleos que la Comunidad Judía desarrolla con la AMIA y que apunta a la formación y capacitación, como así también a la intermediación.

Recientemente, en una visita del titular de AMIA, Guillermo Borger, se firmaron convenios con la provincia sobre este programa y su ampliación destinada a las personas con discapacidades.

Raquel Díaz Setuvi y Rica de Cohen, especialistas en la elaboración de platos tradicionales. “Dos instituciones dentro de la Institución”, según Mariach.
Raquel Díaz Setuvi y Rica de Cohen, especialistas en la elaboración de platos tradicionales. “Dos instituciones dentro de la Institución”, según Mariach.

En materia educativa, ofrecen el Peraj que es un programa de tutorías de estudiantes universitarios para favorecer y enriquecer el desarrollo de niños en edad escolar primaria, a través de un vínculo personalizado, que privilegia actividades recreativas y lúdicas.

En cuanto a eventos artísticos y culturales, desde hace siete años organizan el Concierto por la Paz con la participación de la Sinfónica del Chaco, y actuaciones de los alumnos de la Escuela de Música en recitales abiertos a todo público.

Cuentan también con la participación de los jóvenes a través de los grupos Tzedaka (justicia social) que realizan acciones solidarias para las personas que más lo necesitan.

Puertas adentro, la Comunidad Judía trabaja con una fuerte inversión en educación judaica. Actualmente son casi 50 chicos de todas las edades, desde jardín a séptimo grado, que aprenden el idioma, las tradiciones, la música, el baile y las festividades.

Pero así como buscan mantener la cultura, también se intenta darla a conocer. Por eso en actividades conjuntas con el gobierno u otras instituciones, se han organizado videoconferencias como la de Mario Sabán sobre la expulsión de los judíos de España; o la invitación a personalidades como el juez Daniel Rafecas para la presentación de uno de sus libros; o el constante recuerdo de las víctimas del Holocausto Compromiso interno y social con la participación de sobrevivientes que comparten su experiencia con el público.

Actuación de Jorge Mehaudy, cantante sefardí de reconocida trayectoria nacional.
Actuación de Jorge Mehaudy, cantante sefardí de reconocida trayectoria nacional.

Asimismo, hace ocho años la Comunidad Judía forma parte de la Mesa Interreligiosa que promueve el gobierno, junto a representantes católicos, evangélicos y de todos los cultos.

Como no podía ser de otra manera, celebra y festeja todas las fechas del calendario judío, y hoy por hoy se la ve como una comunidad muy activa y comprometida consigo mismo y con la sociedad en general.

 

 

 

 

 

Por Fabricio Glibota. Fotos: Hugo Escobar y Fabián Maldonado

Nota del Diario Norte de Chaco

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