Los sefardíes de Jerusalén distinguen a Miguel Romero

Miguel Romero y Abraham Haim, ayer, durante la conferencia en la Delegación de Cultura de la Junta. Reyes Martínez
Miguel Romero y Abraham Haim, ayer, durante la conferencia en la Delegación de Cultura de la Junta. Reyes Martínez

El presidente del Consejo de la Comunidad Sefardí de Jerusalén, Abraham Haim, entregó ayer al historiador conquense Miguel Romero la medalla que conmemora las cuatro sinagogas sefarditas del barrio judío de la Ciudad Santa.

El reconocimiento, que se hace por su trayectoria como investigador, profesor y divulgador del pasado sefardí de la provincia de Cuenca, es, según destacó Haim a La Tribuna, uno de los más altos que concede la institución judía más veterana en Jerusalén, que funciona sin interrupción desde su fundación en 1267.

Abraham Haim, que es licenciado en Historia del Oriente Medio y Lengua y Literatura Árabe por la Universidad Hebrea de Jerusalén, y doctor en Historia por la Universidad de Tel Aviv, aprovechó su presencia en la capital para hablar de los sefardíes que, con lazos familiares con Cuenca, hay repartidos por todo el mundo; y que, según dijo, son fácilmente reconocibles, en muchos casos, por apellidos como Cuenca o Caneti (Cañete).

Según expuso, aun era un niño, «sin capacidad para ubicar en el mapa Cuenca o para conocer el pasado judío de España», cuando conoció al primer judío que llevaba por apellido un topónimo de la provincia.

Entre los hebreos ilustres que tuvieron apellidos vinculados con Cuenca, Haim señaló al escritor y pensador Elías Caneti, Premio Nobel de Literatura en 1981; y a Ben-Sión Cuenca, un miembro del Consejo Rabínico de Israel de Jerusalén que fallecido en 1936.

Sobre este último, el sefardí informó de que descendientes de su cuarta o quinta generación han solicitado un certificado de linaje que acredite su vinculación familiar por parte de madre con la provincia.

Los conversos. El historiador conquense Miguel Romero, que recogió agradecido la medalla del Consejo de la Comunidad Sefardí de Jerusalén, introdujo el acto con una conferencia en la que habló sobre los problemas a los que tuvieron que hacer frente los conversos después de que los Reyes Católicos ordenaran la expulsión de los judíos en el año 1492 y hasta que a finales del siglo XVII y XVIII se produjese la «segunda diásporas».

Romero afirmó que la Inquisición ejerció un férreo control sobre los conversos, aquellos judíos que habitaron Sefarad, y de los que descienden los sefardíes, o lo que es lo mismos, los judíos o descendientes de  judíos originarios de España y Portugal que conservan la lengua y la cultural española.

Fuente: latribunadecuenca.es

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