Los Dolientes de Jacobo Sefamí – Comentario de Rifka Cook

Tras la visita a Buenos Aires de su autor, en marzo de este año publicamos aquí en eSefarad un comentario de este libro escrito por Concepción Bados Ciria en la publicación Ómnibos Ver artículo >>. Tenemos ahora una nueva visión de este libro por parte de Rifka Cook que confiamos sea de vuestro agrado:

En Los Dolientes el autor presenta ante sus lectores a dos de los grupos que componen la comunidad sefardita de México, de origen sirio: los shamis (de Damasco) y los jalebis (de Alepo).  Esto lo hace extraordinariamente a través de sus experiencias durante  la «shiva [1],[2]» en honor a su padre,  y nos  transporta al pasado y -al tiempo que- nos proyecta al futuro.  Hay un juego de palabras, expresiones y situaciones sobre la cultura heredada del hogar paterno plasmada en su relación con la tercera generación.

La foto de la portada del libro [3] es la de la keriá [4] que asumo es la del autor. Además del título de la novela y la editorial, está una palabra en hebreo: ??, padre.

Varios son los temas que se conjugan en esta novela, uno de ellos es el de la religión. En la novela, como podrá apreciar el lector, se describe la shiva con sus normas, obligaciones y todo lo que a ella se refiera. “El nihum avelim es una mitzvah muy importante, el dar consuelo al que está de luto”. Pero a lo largo de la descripción de la shiva, el autor nos lleva también a conocer de manera más profunda a cada uno de los personajes que participan en este período de luto y pena. Por ejemplo a: Abram, Beni, Saqui, Musa, David, Jaime, mamá, papá, el tío León.

La música oriental que acompaña a las celebraciones de la comunidad, con canciones como “Mazal Tov siman tov, Aba Naguila y Tzena que se convirtieron en obligatorias en cada boda o tefilín [5],[6]se palpa en esta extraordinaria novela.  También los ritos como: la dote, el bate [7] y la tebilá [8].  En una palabra los temas -que «salpican» esta novela con humor y dolor- se entretejen entre la modernidad y las tradiciones, entre el presente y el pasado.

Existen dos aspectos también muy importantes en la novela de Sefamí. Por un lado tenemos el lenguaje.  Muchas de las palabras que utiliza el autor están en hebreo o en árabe tal como la utilizan los miembros de la comunidad a la que pertenecen. Las palabras «son símbolos». Por ejemplo la palabra jamse se usa para «espantar el mal de ojo» y aparece en varias partes de la novela: por ejemplo lo vemos cuando la madre hablaba de sus hijos con el futuro consuegro de uno de ellos, Beni: … y  “luego se volteaba para decirnos la oración con“¡jamse, y requeté jamse! abriendo la palma de su mano [9]”.  Otro ejemplo cuando la señora Latife al ver a Simón (el padre en la novela) le dice: “te echaron mal de ojo; jamse jamse, no te preocupes, Simón, ya te vas a mejorar” [10]Otras expresiones usadas en su versión original (árabe) son: “masari” (sinónimo de dinero), sharmuta (prostituta), meshnune (loca), kitab, (escuela donde los pequeño asisten para aprender las primeras letras en hebreo), knis (sinagoga) jaram (pecado) Éstas son usadas comúnmente entre los judíos de Siria, tanto por los shamis como por los jalebis.   Podemos afirmar pues, que el lenguaje marca al grupo, lo identifica, así como lo diferencia de otros.

El segundo tema es el de la gastronomía. La preparación del alimento evoca momentos o situaciones en la vida de la comunidad de los shamis. Por ejemplo: la palabra «sambusak» nos recuerda a «la abuela». El café turco, que “papá pedía”.  “El huevo duro y el plato de lentejas”, primer alimento que se consumen los enlutados al regresar del cementerio. Los desayunos que se sirven en la casa donde está la shiva [11].   Todo esto nos acerca a los más íntimo y recóndito de la comunidad de los shamis, nos evoca el pasado para proyectarnos a nuestro futuro. Estos “rituales  alimenticios» conforman un símbolo no sólo en la vida de la comunidad de los shamis sino también en otros grupos sefarditas de México.

En esta novela también hay un encuentro de diferentes generaciones, la de antes y la de ahora, cómo se ven ciertas relaciones familiares; se narra por ejemplo lo relacionado con el matrimonio del tío con una mujer “fuera de la comunidad”, pero frente a esta situación se ve que el tío, es «el tío que tiene dinero».  Así que por un lado se acepta que el tío venga a la shiva, pero por otro lado se le pide «que no traiga a su esposa»…   Vemos no solo fronteras de tiempo, sino también fronteras culturales. Se asoman en esta novela diferentes dimensiones que no están completamente delimitadas.  Durante la shiva se habla de todo: la vida, los negocios, los juegos, los deportes, las relaciones, los amigos, etc. Por ejemplo: “A Beni lo llamaba a cada rato Samuel Levín para hacerle preguntas acerca de los negocios pendientes [12]”.

 

En Jerusalem tuve la oportunidad de asistir a la presentación de su libro.  En esa ocasión, Jacobo Sefamí habló de su novela y la definió como una «novela semi-autobiográfica» donde el tema central es shiva que ocurre a raíz de la muerte de su padre en vísperas de Rosh Hashana.  La novela, nos dice el autor, tiene diez capítulos [13],  donde se describe con un lenguaje -en ocasiones jocoso- los acontecimientos de ese período. El autor nos leyó un fragmento de varias páginas, pero su número pasó como un soplo al viento, mientras nos hacía partícipes de la shiva utilizando pausas y comentarios al margen de lo que ocurría en ese momento que nos describía.

También el autor compartió con los participantes anécdotas que describe en su libro al escribir sobre la shiva: ¿se dice o no el kadish cuando el muerto aún no ha sido enterrado?, ¿qué diferencia hay entre un «knis» de los shamis y uno de los jalebis? –En el caso de los primeros van a rezar los que están de luto así que no hay que preguntar cuándo es el momento oportuno para decir Kadish, los congregantes se levantan y al unísono recitan el kadish, no hay nadie que se quede sentado.  En el knis de los jalebis habrá uno que otro quien se pare, porque ellos son más religiosos y no necesariamente deben estar de luto para ir a rezar.

Antes de terminar su presentación, Jacobo Sefamí nos leyó un fragmento de su novela: su mirada de vez en cuando acariciaba al público con un poco de nostalgia –tal vez porque recordaba el amargo momento de la shiva.  Pero también a veces se percibía un tono especial que me llevaba a imaginar el lugar donde los dolientes estaban sentados y sus conversaciones.  Y, de pronto sentí como si un corrientazo me hubiese golpeado, justo en el momento en que lo oí leer las últimas palabras del fragmento en cuestión: Itkadal Veitkadash sheme raba[14]

Rifka Cook para eSefarad



[1] El libro de Sefamí trae un glosario que aclara algunos términos usados en su libro. Y  que los Shamis conocen y usan hasta hoy en día.  De allí he tomado las definiciones que se encontrarán a lo largo de esta reseña entre comillas.

[2]Después del entierro, los deudos inmediatos (padre, madre, hijo, hija, hermano, hermana, esposo o esposa), observan  la Shiva: “es decir siete días de duelo en que los enlutados se sientan en el piso”.

[3] Mi edición es de la editorial Grijalbo, Plaza Janés,  2004.

[4] “Ritual en que se corta una prenda de ropa, como señal de dolor de los enlutados”.

[5] Se refiere a la fiesta que se le hace al niño que llega a los 13 años.

[6] Op. Cit. Pág 130.

[7] «Regalos que envía el novio a la novia”. Op. Cit pág.216-217

[8] Op. Cit. Pág. 219-220

[9] Op Cit. Pág. 214

[10] Op Cit. Pág. 223

[11] Op. Cit, pág. 115.

[12] Op. Cit, pág. 87

[13] En mi opinión personal considero que esto es un dato curioso lo del número de los capítulos. También son diez los días entre Rosh Hashana y  Yom Kipur, durante ese periodo se realiza la Shiva.  El fallecimento del padre ocurre en vísperas del año nuevo judío, Rosh Hashaná; pero el entierro se realiza sólo después de celebrar el Rosh Hashana, por razones religiosas.

[14] Primeras palabras del Kadish. “Oración para santificar y glorificar a D-s.  Las personas que están de luto la recitan en los servicios matutino, vespertino y nocturno” durante los primeros 11 meses después del fallecimiento y luego cuando se cumple el aniversario de la muerte del deudo próximo.

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