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(crédito de la foto: CNAAN LIPHSHIZ/JTA)
Las Islas Baleares de España, hogar de entre 800 y 1.000 criptojudíos étnicos mallorquines que habían sido perseguidos desde la Inquisición de 1492, finalmente han reconocido los abusos perpetrados contra los judíos étnicos.
En un reconocimiento histórico, el parlamento de las Islas Baleares de España emitió un reconocimiento oficial de la “marginación y discriminación” que sufren los chuetas de las islas, o criptojudíos locales de Mallorca. .
En un comunicado, la Federación de Comunidades Judías de España acogió con satisfacción la noticia a mediados de septiembre y pidió que se enseñara la historia de la chueta en las escuelas locales.
Hoy en día, la mayoría de los chuetas de Mallorca hablan abiertamente y con orgullo sobre su herencia judía, lo que marca un cambio significativo después de una historia de humillación, miedo y secretismo que duró cientos de años.
Los chuetas remontan su herencia judía a sus antepasados perseguidos y asesinados durante los siglos XVI y XVII. El nombre probablemente proviene de la palabra «xueu» para judío en mallorquín, un dialecto del catalán que se habla en Mallorca. Algunos lingüistas creen que el término también proviene de “xulla” (grasa de cerdo), ya que los conversos en la España medieval frecuentemente estaban obligados a demostrar que habían renunciado a su fe comiendo carne de cerdo en público, lo cual estaba prohibido por la ley judía.
Chuetas en Mallorca
A pesar de que la mayoría de los judíos españoles se habían convertido al catolicismo décadas antes de la expulsión formal de los judíos de España en 1492, los chuetas continuaron enfrentando vecinos desconfiados y a menudo fueron víctimas de violencia durante siglos después. Se les prohibió casarse con otras familias mallorquinas, lo que dio lugar a una comunidad muy unida que mantenía en secreto sus tradiciones religiosas criptojudías, como rezar o celebrar fiestas religiosas sincréticas en las afueras de Monti Sion, una iglesia católica construida sobre la antigua sinagoga principal. en el Barrio Judío de Palma de Mallorca.
Su historia recibió mayor atención y se ha discutido más abiertamente en España desde la muerte de Francisco Franco en 1975. El régimen procatólico de Franco había perpetuado activamente el sentimiento anti-chueta, pero desde entonces la comunidad ha vivido un período de resurgimiento y aceptación.
El gobierno mallorquín emitió una disculpa en mayo de 2011 por un evento de 1691 conocido como la “quema de los judíos”, llevado a cabo por la Inquisición española, durante el cual casi 40 judíos fueron asesinados frente a una audiencia de unas 30.000 personas.
En septiembre de ese año se produjeron más reparaciones cuando un rabínico israelí del Tribunal Rabínico de Bnei Brak dictaminó que los chuetas podían regresar al judaísmo o inmigrar a Israel sin someterse a una conversión formal, dependiendo de la prueba de su ascendencia judía. Como los chuetas sólo se casaban entre ellos, sólo sobrevivieron los apellidos de 15 familias. Miró, el apellido del célebre artista abstracto Joan Miró, fue uno de ellos. Otros fueron Pico, Aguiló, Fuster, Martí, Picó, Pomar y Segura.
Más recientemente, la comunidad chueta ha revivido su tradición de celebrar públicamente las principales festividades judías, eventos que no se habían visto en más de cinco siglos en la isla. . En 2019, comenzaron a celebrar Purim nuevamente y luego, en 2021, construyeron una sucá pública. En 2022, organizaron una ceremonia de encendido de la menorá para Hanukkah.
El tamaño de la comunidad se estima entre 800 y 1.000 miembros.
