La singularidad de la Menorá de la Catedral de Tui

 

Los trabajos realizados en las últimas décadas por diversos investigadores han contribuido decisivamente al conocimiento y valoración de la presencia de comunidades judías y criptoimpuestos en nuestra ciudad a lo largo de los siglos. Una aportación asumida por el ayuntamiento de Tud que culminó con la integración de Tui en la Red de Juderías de España – Caminos de Sefarad en 2019.

Tanto en Tui como en Galicia la presencia de estas comunidades judías está ampliamente registrada en la documentación conservada en los archivos que los historiadores han estudiado y publicado. De igual forma, el recuerdo de esta presencia estuvo, en ocasiones, en la memoria colectiva a través de la toponimia e incluso en las calles de pueblos y ciudades de nuestro país.

Pero los restos materiales que podemos atribuir directamente a estas comunidades de judíos residentes en Galicia son muy pocos, pero algunos de inestimable valor. Como es el caso de la Biblia Kennicott (terminada en A Coruña el 24 de julio de 1476 por encargo de un importante comerciante, don Isaac, hijo de Salomón de Braga) conservada hoy en la Universidad de Oxford o el reciente descubrimiento de una posible mikve en una casa en la sinagoga de la calle A Coruña Junto a ello, algunas lápidas en A Coruña, Pontevedra… o alguna inscripción con caracteres hebreos que son atesorados por varios de nuestros museos.

Tui conserva, singularmente, diversos bienes materiales que podemos relacionar directamente con esta presencia judía. Por un lado, está la colección de sambenitos de la catedral, expresión de los procesos inquisitoriales contra los judaizantes de principios del siglo XVII y conservados hasta las primeras décadas del siglo XIX en los muros de la catedral. Una pieza completamente excepcional porque de la iglesia parroquial de la pequeña localidad de Coruña del Conde, en la provincia de Burgos, sólo se conocen otros sambenitos, y que corresponden a los últimos años del siglo XV.

También disponemos de diversos objetos litúrgicos de la catedral tudense, hoy conservados en el Museo Catedralicio, obra de orfebres judíos que fueron contratados por el Cabido para realizar estas piezas destinadas a uso litúrgico. Por su calidad cabe destacar los cuatro cetros de dignidades que la documentación registra como obra de orfebres judíos que desaparecieron sin terminar la obra. La composición iconográfica de estos cetros nos remite a una obra que asume los valores y criterios del renacimiento.

En una casa de la antigua calle de la Misericordia, hoy Parroco Manuel Rodríguez Vázquez, hay una inscripción en una de sus paredes, que está pendiente de una adecuada interpretación, aunque está claro que se trata de caracteres hebreos.

Finalmente, está el grabado de la menorá o candelabro de siete brazos de los judíos que se conserva en uno de los timoneles del claustro de la Catedral. Este candelero es, desde la dispersión del pueblo de Israel en el año 79 d.C., el símbolo más universal que identifica al pueblo judío en el mundo.

Hoy queremos centrar nuestra atención en este candelabro recogiendo los trabajos de investigación realizados y las hipótesis interpretativas que se presentan en torno a este grabado en piedra.

En primer lugar debemos destacar un hecho que suele pasar desapercibido para la gran mayoría de tudenses y visitantes que contemplan este grabado durante su estancia en nuestra ciudad. Estamos ante la única menorá conservada en una catedral, la única menorá que se tiene constancia desde hace siglos en un lugar destacado de un recinto catedralicio. Esta circunstancia, tantas veces desapercibida o desconocida, aumenta sustancialmente el valor y significado de este candelabro de siete brazos que atesora la catedral de Santa María de Tui.

El canónigo e historiador Juan Domínguez Fontenla fue el primero en publicar y describir este grabado en un artículo publicado en el «Faro de Vigo» titulado «Los judios en Tuy: página histórica » ​​en tres entregas en febrero de 1938. Crédito a Domínguez Fontela o mérito de ser el descubridor de esta menorá.

Como recuerdo de la intromisión de los judíos en la Catedral, dejaron en el claustro de la misma un testimonio epigráfico que da a conocer la audacia de aquellos y que hemos hallado buscando signos lapidarios de obreros. Es una representación esculpida groseramente como hecha de prisa y a escondidas, del candelabro de siete brazos de la Sinagoga. Está en el ángulo del basamento de la arcada del claustro debajo del machón-pilastra fronteriza a la puerta del cuarto de música, al lado de la puerta que del templo va al Claustro. Publica un debuxo deste gravado xudeu e da inscrición que o acompaña.

 

Habrá que esperar hasta 1987 cuando Ernesto Iglesias vuelva a publicar este grabado que, a su juicio,  parece aludir a los canteros judíos.

Anteriormente, en 1977, o propio Ernesto Iglesias publicou [1] un traballo de recollida de signos lapidarios conservados na catedral tudense localizando entre los signos lapidarios de la parte superior de la torre del lado de la Epístola, la estrella de cinco puntas y otros coincidentes con los de la parte meridional de la Torre del Homenaje del Castillo de Monforte de Lemos, tenida por obra del siglo XIV. 

 

 

Suso Vila es el historiador que hasta ahora ha aportado más abundante a la presencia de comunidades judías y criptojudías en nuestra ciudad. En su primer libro sobre este tema «Judíos y conversos en Tui» (2004) escribe lo que reproducimos a continuación sobre esta menorá:

Uno de los elementos más carismáticos y reveladores de la presencia hebrea en Tui es la menorá o candelero de siete brazos grabado en la esquina de la galería oriental del claustro de la catedral.

Esta menorá daba a la Sala Capitular románica (siglo XII) en un lugar destacado por su visión (la sala capitular era más baja que el resto del claustro, la galería oriental estaba a la misma altura que la entrada a la sala, por lo que la inscripción estaba anteriormente a la altura de la cabeza). Lo acompañan dos letras iniciales del alfabeto latino (F p) cuyo significado tendrá que ver con la intención de donar una comunidad más que con el signo de una cantera (interpretación que se ha dado hasta ahora, pero que tanto resalta la importancia de el lugar y otros casos análogos permiten pensar en la hipótesis de una donación).

Estamos ante un hecho singular, tanto por el lugar donde está realizada la inscripción como por la ausencia total de símbolos similares en el resto del claustro e incluso en toda la Catedral. Es más que probable que la comunidad hebrea de Tui ofreciera una suma de dinero para terminar las obras del claustro, que estarían terminadas antes de 1264.

Este hecho lo confirmaría la inscripción junto a la menorá, que en caracteres latinos (normales si consideramos que estamos en una iglesia cristiana) representa un nombre sefardí: I. Arie.

Este es un apellido común en la comunidad sefardí, actualmente existente en Europa del Este (Tesalónica y Sofía predominantemente). El nombre, de la abreviatura, podemos deducir que era el más común que empieza con esta letra mayúscula (I) y que por tanto podría corresponder a Iacob.

Luego haríamos grabar a Jacob Arie frente a la sala capitular del claustro de la catedral, por lo que también tendríamos un personaje judío (importante) que donaría una cantidad para la finalización del claustro de la catedral.

Datar ambas inscripciones no parece fácil, ya que la epigrafía (en letras carolinianas) puede ser tardía, algo habitual en Galicia, aunque la fecha más lejana nunca podría ir más allá del primer cuarto del siglo XIII, cuando la catedral de Tu recibe abundantes aportes reales. Privilegios en la letra gótica y por ello se empieza a imitar este modelo de letra.

Ante un hecho tan revelador como los grabados del claustro tudense, parece fácil entender que la comunidad de Tui ya estuviera formada en la primera mitad del siglo XIII, aunque la escasez de documentos impide conocer personajes de esta comunidad hasta el siglo XV [2] .

En 2013, Suso Vila actualizó sus investigaciones y conocimientos sobre la presencia judía en Tui con una nueva publicación titulada «Judíos, conversos e Inquisición en Tui» que, en cuanto a la descripción de la menorá, es prácticamente la misma salvo algunas Precisiones que reproducimos:

A menorá está acompañada de dos letras inciales en alfabeto latino cuya significación es problemática por su misma mala calidad de conservación. Estaría ligada a la intención de donación de una comunidad mas que el signo de un cantero o incluso como espacio reservado a los representantes de la comunidad tal y como aparecen signos gremiales en el resto del claustro (…) la relación de la menorá con una donación de la comunidad judía para las obras del claustro podría confirmarse con la presencia junto a esta una  inscripción en caracteres latinos que representa la inicial del nombre y el apellido de un mercader tudense del siglo XIII, Xoán Arias (la inscripción está en latín I. ARIE, el nombre más habitual era Iohan. En el testamento del arcediano Fernán Eáns en 1264 aparece vinculado este personaje).[3]

La prestigiosa investigadora del Instituto de Estudios Galegos «Padre Sarmiento» del CSIC especializado en el estudio de los judíos en Galicia, María Gloria de Antonio Rubio, al estudiar este grabado de la menorá, opta también por su relación con la presencia de canteros judíos. En la obra de la catedral de Tudan, reproducimos a continuación su texto y la ilustración que lo acompaña:

Aunque se desconoce el o los nombres concretos se puede suponer la presencia de canteros judíos trabajando en la catedral. Ésta fue construida entre los siglos XII y XV y en ella son perceptibles las diferentes generaciones de canteros a través de los signos que utilizaron. Se encuentran repartidos por toda la catedral, en los muros exteriores, en la planta principal, en las torres, en la sala capitular y en el claustro. Es en el claustro, frente a la Sala Capitular románica, precisamente, donde aparece, una representación del candelabro de siete brazos acompañado por otros símbolos que parece aludir a la existencia de canteros judíos.

Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento (IEGPS), Colección de Dibujos de Xosé Antón García G.-Ledo, 0072_III_29
Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento (IEGPS), Colección de Dibujos de Xosé Antón García G.-Ledo, 0072_III_29

 

Existe, además, en el mismo claustro, otro candelabro, en esta ocasión muy deteriorado que se encuentra en las escaleras de acceso al claustro y que no ha sido restaurado en la última fase de obras de la catedral[4].

En consecuencia, disponemos de poca información y análisis sobre esta pieza fundamental para el testimonio de la comunidad judía en Tudano. Por un lado, el historiador Suso Vila, que tiene un contrastado conocimiento de la documentación medieval de Tudan, al analizar este grabado formula hipótesis, que modifica en sus últimas investigaciones, al no existir base documental que las compruebe. La interpretación del nombre grabado junto a la menorá, la hipotética identificación de esta marca judía como testimonio de una donación… ya no son meras suposiciones pendientes de verificación documental.

Por otro lado, la identificación de la menorá con una marca de albañil -que señalan Ernesto Iglesias Almeira y Gloria de Antonio- también suscita muchas dudas, sobre todo por su tamaño mucho mayor que cualquier otra de las muchas marcas que encontramos en la propia catedral o en otros edificios románicos del entorno María Gloria de Antonio cita otra menorá grabada en el claustro, pero no presenta dibujo ni fotografía de la misma, ni quien se suscribe a esta línea encuentra este segundo grabado en las escaleras de acceso al claustro.

Por tanto, en estricta conformidad con el estado actual de nuestros conocimientos, sólo podemos afirmar que en el claustro de la Catedral de Tui, en su ala norte, frente a la entrada de la antigua sala capitular románica, se conserva un grabado con una representación esquemática Se conserva una menorá o candelabro de siete brazos, acompañada de diversas letras que hasta el momento no hemos podido interpretar.

Pero lo que podemos hacer es abordar el significado de este elemento litúrgico y de identidad para el pueblo judío. Según la tradición, Moisés forjó un candelero de siete brazos de oro puro, siguiendo las detalladas instrucciones recibidas del Señor. Esta tradición está recogida en el libro del Éxodo (25, 31-40):

Harás un candelero de oro puro; el candelero, su pie y su asta serán de oro macizo; sus cálices, corolas y flores formarán un cuerpo con él. De sus costados saldrán seis brazos, tres de un lado y tres del otro. El primer brazo tendrá tres cálices en forma de flor de almendro con corola y flor, también el segundo tendrá tres cálices en forma de flor de almendro con corola y flor; y así los seis brazos que salen del candelero. El candelero tendrá cuatro cálices en forma de flor de almendro con corola y flor: un cáliz bajo los dos primeros brazos formando un solo cuerpo; otro bajo los dos siguientes y otro bajo los dos últimos; por lo que los seis brazos que salen del candelero serán iguales. Los cálices y los brazos formarán un solo cuerpo con el candelero, y todos serán de oro macizo puro…

Reconstrucción de la menorá del Templo de Jerusalén, creada por el Instituto del Templo en Israel.
Reconstrucción de la menorá del Templo de Jerusalén, creada por el Instituto del Templo en Israel.

 

Esta menorá, realizada tras el éxodo del pueblo judío de Egipto, estuvo colocada en el Tabernáculo, santuario itinerante donde estaba el Arca de la Alianza, hasta que se construyó la primera vez de Jerusalén durante el reinado de Salomón, donde hay referencias a el hecho de que allí también se depositó la Menorá, donde permaneció hasta el saqueo del templo por los babilonios en el 587 a.C. cuando llevaron a los israelitas al exilio.

Cuando Babilonia fue derrotada e integrada en el Imperio aqueménida, los persas devolvieron el candelabro sagrado a los judíos, quienes lo reinstalaron  en el nuevo templo que construyeron en Jerusalén, el llamado Segundo Templo.

Este objeto, cuyas peregrinaciones han acompañado a las del pueblo de Israel -especialmente después del exilio en Babilonia- se ha convertido a lo largo de los siglos en un importante símbolo de identificación de la cultura y la religión judías.

El historiador Flavio Josefo relata la entrada triunfal de Tito en Roma tras la victoria lograda en la tierra de Israel, y que acabó con la destrucción del segundo Templo de Jerusalén en el año 70 d.C. Entre los objetos llevados a Roma, describe el famoso candelabro de siete brazos -que también encontramos tallado en el Arco erigido en la cima del Monte Palatino, el Arco de Tito (81-82 d.C.)-, que luego fue colocado en el Templo de la Paz, que Vespasiano había construido en el siglo XIX. Foro de Roma. Procopio, un historiador bizantino del siglo VI, escribió que la menorá fue robada durante el saqueo de Roma por los vándalos en el año 455 d.C. y posteriormente recuperada por el general bizantino Belisario, quien la exhibió en Constantinopla antes de devolverla a Jerusalén. Sin embargo, no hay pruebas de todo esto. Lo único cierto es que el rastro de la menorá se perdió y todas las hipótesis sobre el lugar donde pudo haber sido encontrada se convierten en mitos y leyendas, que llegan hasta nuestros días.

Representación de la menorá en el Arco de Tito
Representación de la menorá en el Arco de Tito

 

La Menorá evoca metafóricamente la luz del Señor que, a través de la Torá, guía a los hombres para conducirlos a la plenitud espiritual y el número siete de sus brazos es un vínculo claro con el sábado bíblico, el séptimo día de la semana, el día de descanso. en la creación, que anticipa el descanso en la vida venidera. El número siete también se entiende, en la cultura bíblica, como referencia a la plenitud, a la vida que viene de Dios. Los mensajes espirituales de la Menorá y su relación directa con el templo de Jerusalén, centro de la vida religiosa y social del pueblo hebreo, la convirtieron en una señal de identidad colectiva -especialmente después de la destrucción de este templo por el Imperio Romano y la dispersión. del pueblo judío- que continúa hasta el día de hoy hasta el punto de ser elegido como elemento principal de la heráldica del actual Estado de Israel.

Aparte de la imagen del Arco de Tito -con las dudas que suscita al ser esculpido por un artista no judío- nos falta una imagen histórica clara que permita acercarnos al conocimiento de la representación original de la menorá. Sin embargo, un descubrimiento arqueológico en 2009 en Magdala (Israel) de una sinagoga del siglo I d.C. nos ofrece una imagen de la menorá, divergente de la del Arco de Tito, pero quizás fiel a la realidad porque habría sido realizada por un artista judío.

Representación de la menorá en las excavaciones de Magdala (Israel)
Representación de la menorá en las excavaciones de Magdala (Israel)

 

Conviene recordar también que en ocasiones se confunde la menorá con la Janucá, un candelabro de nueve brazos utilizado en las celebraciones festivas de Janucá, la fiesta de las luces del calendario Xedeu, que tiene nueve brazos y un origen y funcionalidad muy diferente.

Finalmente una nota sobre el uso de este candelero de siete brazos por parte del cristianismo. Encontramos la representación de la menorá en algunas biblias medievales iluminadas y en algunas obras de arte del siglo XVI como elementos identificativos del pueblo judío. No ocurre lo mismo con el simbolismo de este objeto litúrgico que aparece citado en el libro del Apocalipsis y en otros escritos patrísticos. En este sentido, cabe señalar su representación en el reverso de una moneda de 1590 acuñada en honor a Urbano VI junto al lema “Sic luceat lux vestra” (Así que brille tu luz, Mat. 5, 16).

 

La representación gráfica de la menorá de Tudan, que mantiene la silueta de un candelabro de siete brazos, es mucho más esquemática y menos detallada, pero sigue siendo plenamente identificable.

En este sentido, cabe señalar cómo la menorá tudense se aproxima al esquema trazado por Maimónides ( médico, rabino y teólogo judío cordobés del siglo XII). Maimónides no dibuja los brazos de la menorá en forma circular sino que utiliza líneas rectas.  Este dibujo se encuentra en una copia del «Comentario sobre la Mishná» (nombre dado a Maimónides) de Rambam. No se debe descartar el paralelismo estilístico de la menorá de Tudan con esta propuesta de Maimónides.

 

Queda pues plenamente confirmada la convivencia de esta imagen plenamente judía en un entorno plenamente cristiano y ortodoxo como es el espacio catedralicio. ¿Cómo llegó hasta nosotros? ¿Cómo superó las medidas discriminatorias contra los judíos derivadas del decreto de expulsión de 1492 e incluso los tudens procesos inquisitoriales de finales del siglo XVI y principios del XVII? Estos últimos procesos dieron lugar a la aprobación del «estatuto de limpieza de sangre» para el Cabido de la Catedral de Tui en 1617 y como indica la inscripción conservada, hasta el día de hoy, en la iglesia parroquial de Torroso (Mos) » se construyó esta iglesia en el año de 1617 en que la iglesia de Tui quedó libre de judíos y se publicó el Estatuto de Roma por Paulo V. Obispo Don Juan García Valdemora «. Un grabado judío que paradójicamente compartía espacio con los lienzos que reproducían los sambenitos, colocados en los muros de la catedral de Tudan hasta el siglo XIX como infame perpetuación de las convicciones inquisitoriales.

Es probable que la conservación de este grabado, símbolo por excelencia de los judíos a lo largo de estos siglos de antijudaísmo, pueda tener relación con el hecho de que los muros del claustro, al igual que los de la propia catedral, hayan sido revestidos por encima del siglos con una capa de argamasa que ocultaba este dibujo de la menorá,  así como otras inscripciones y las abundantes huellas de cantera existentes. Aún hoy, en diversos lugares del claustro, podemos observar las huellas de esta cobertura que llegó hasta las primeras décadas del siglo XX, cuando los gustos historicistas llevaron   a retirar estas coberturas que siempre habían tenido de los edificios históricos, de forma errónea. pretensión de fidelidad histórica.

Restos de yeserías ondean la puerta de acceso al claustro
Restos de yeserías ondean la puerta de acceso al claustro

 

Restos del estuco en las columnas del claustro
Restos del estuco en las columnas del claustro

 

Esto explicaría que Francisco Ávila y La Cueva en su monumental obra sobre nuestra ciudad y diócesis en la que aporta los primeros datos sobre las comunidades judías de Tui, identificando la sinagoga y el cementerio, desconozca la existencia de esta menorá que fue publicada por primera vez. por Juan Domínguez Fontenla en 1938 como hemos comentado anteriormente.

Una decisión involuntaria, una oportunidad nunca buscada, está en el origen de la conservación de este grabado de la menorá en el claustro de la catedral tudense. Se trata también de una hipótesis, que como las que señalamos anteriormente, pretende explicar el origen y motivación que existió para tallar este candelabro en este espacio litúrgico de Tudos.

 

Lo feliz es su conservación que muestra la única menorá registrada en una catedral o iglesia y conservada a lo largo de siglos. Desconozco la existencia de una obra similar en otro templo medieval de nuestra zona geográfica e histórica.

He aquí que en la catedral tudense tenemos dos piezas destacadas y excepcionales (porque no tienen paralelo) sobre la presencia de comunidades judías. Este grabado de la menorá que testimonia, en la época medieval en la que se construyó este claustro, la convivencia entre cristianos y judíos que caracterizó la presencia de familias judías en nuestra ciudad hasta 1492.

La otra pieza singular es la colección de los catorce sambenitos de nuestra catedral, que expresan una nueva relación con el mundo judío que no llegó a Tui hasta el siglo XVI: la persecución de los judíos convertidos al cristianismo tras el decreto de expulsión -ya sea por obligación- o por convicción-, los «nuevos cristianos» que son perseguidos por el Tribunal de la Inquisición por sus prácticas judaizantes incompatibles con su condición de bautizados.

Contra una convivencia inicial que expresa la menorá, la intolerancia y la condena de los sambenitos en un momento en que todos los reinos europeos -incluido el reino de Castilla- buscaban la unificación religiosa para el sustento de sus monarquías. Una intolerancia expresada en la colocación de estos sambenitos en los muros de la catedral, manteniendo durante siglos la infamia pública de las familias de los condenados.

Estas breves notas sirven para ofrecer una visión crítica y ajustada a una imagen dominante de la presencia judía en nuestra ciudad, como es la menorá, elemento simbólico por excelencia que define a las comunidades judías, pero cuyo origen y significado en esta zona de Queda por determinar la catedral tudense interpretada adecuadamente y no sobre la base de una hipótesis sin posibilidad de verificación documental. Pero, sin duda, esta menorá es una imagen portentosa, inigualable, que identifica nuestra ciudad y su rico patrimonio ligado a la comunidad judía que en ella ha vivido.

 

[1] Iglesias Almeida, Ernesto: “Los signos lapidarios de la catedral de Tuy en los sigklos XII y XII” en Tuy. Museo y Archivo Histórico Diocesano,II. Tui, 1977, pp. 135-146.

[2] Vila, Suso:Judíos y conversos en Tui. Tui, 2004, págs. 29-33.

[3] Vila Suso:judíos, conversos e Inquisición enTui Agua, 2013, págs. 101-1 22-2

[4] Antonio Rubio, María Gloria de: “Revisión de la presencia judía en Tui” en Castellum Tyde: revista do Instituto de Estudios Tudenses, Tui, 2021,

Fuente: Tudensia | 9.2024
Traducción libre de eSefarad.com
Agradecemos a Rafael Sánchez la información

 

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