La «mikvé» más importante de la Península está en A Coruña

Especialistas en patrimonio hebreo confirman la autenticidad y calidad sobresaliente del baño judío excavado en la casa de Sinagoga 4, primera arquitectura vinculada a la comunidad sefardí de la ciudad que sale a la luz

Baño judío para ritos de purificación excavado en la casa de Sinagoga 4 en la Ciudad Vieja de A Coruña
Baño judío para ritos de purificación excavado en la casa de Sinagoga 4 en la Ciudad Vieja de A Coruña

 

«He visto decenas de mikvaot en Israel y el sur de Francia y cuando vi el inicio del arco ya tuve la impresión de que allí había algo», recuerda Wanda Teplitsky de su primer contacto con la piscina subterránea descubierta en la calle Sinagoga en el año 2019. La investigadora había iniciado el inventariado y la valoración del patrimonio hebreo de Galicia, tema de su doctorado en la USC, y conocía la decisión del gobierno coruñés de adquirir la casa del número 4 al entender que había razones fundadas para presumir su conexión con la comunidad judía que vivió en la Ciudad Vieja hasta su expulsión en 1492.

Wanda Teplitsky podía situar cerca de este enigmático edificio el lugar donde el calígrafo Moses Ibn Zabarah trazó la última letra de una de las biblias hebreas más exquisitas del mundo. «En la ciudad de A Coruña, en la provincia de Galicia en el Noroeste de España», escribió el 24 de julio de 1476 en el colofón de la Biblia Kennicott, el suntuoso manuscrito de 922 páginas ilustrado por Joseph Ibn Hayyim, el mejor iluminador de Europa, que desde el siglo XIX se conserva en la biblioteca Bodleian de Oxford. También conocía la especialista las tres lápidas halladas en A Palloza frente a la conocida como isla de los Judíos y depositadas en el Museo Arqueológico Nacional. Y «los trabajos de las historiadoras María Dolores Barral Rivadulla y María Gloria de Antonio Rubio, que sacaron a la luz documentos que localizan la judería cerca de la Porta dos Sares [actual puerta de Aires] y hablan de la zona de la calle Sinoga en 1486», detalla la investigadora de los avances de sus indagaciones sobre la presencia hebrea en A Coruña, cuando «salta la noticia de que el Ayuntamiento va a excavar para obtener información nueva», afirma.

Wanda Teplitsky investiga el patrimonio judío en Galicia y ha compartido el hallazgo de la «mikvé» coruñesa con especialistas de Israel y Europa, asombrados, dice, de la calidad constructiva y el estado de conservación del baño de purificación Sandra Alonso
Wanda Teplitsky investiga el patrimonio judío en Galicia y ha compartido el hallazgo de la «mikvé» coruñesa con especialistas de Israel y Europa, asombrados, dice, de la calidad constructiva y el estado de conservación del baño de purificación Sandra Alonso

 

Wanda Teplitsky bajó al yacimiento y salió impresionada. «Fue muy impactante. Yo había visto fotos de las catas arqueológicas y el arco no era el típico que sostiene un sótano. Podía ser una mikvé, un aljibe o podía ser otra cosa, no lo sabía. Una mikvé no puede tener 20 metros de profundidad pero tampoco 20 centímetros. Verla excavada fue lo impactante. Está intacta. No existe en la Península ibérica una tan completa. En otras se conserva la piscina (en Gerona, Besalú, Córdoba, Sagunto), pero no las paredes o la cubierta. Aquí está entera y con una calidad constructiva sobresaliente», afirma la especialista, que encuentra «similitudes morfológicas» con el baño hebreo de la localidad francesa de Montpellier.

Con las debidas reservas hacia una estructura que supera los 500 años de antigüedad, Teplitsky sustenta la atribución de la mikvé por dos motivos cardinales: cumple los preceptos que la ley judía establece para estos espacios en los que se realiza el rito de limpieza espiritual y, en segundo lugar, porque no puede ser otra cosa. «Ha de tener suficiente agua para que, estando de pie e inclinándose hacia delante, llegue a cubrir la cabeza. Cuando se vació el escombro que cubría la piscina empezó a brotar agua, agua limpia y clara (tiene que ser de manantial) y así se mantiene, en un nivel estable, de 1,60 o 1,70 metros. Nunca se llena hasta arriba, no se desborda. Estos indicios apuntan a una mikvé», detalla.

La ausencia de alternativa refuerza esta conclusión. «Un baño comunitario no puede ser, es pequeño. Para un pozo tiene poca profundidad. Tampoco puede ser un depósito, porque las escaleras llegan al fondo y nadie que quisiera almacenar agua desperdiciaría ese volumen ocupado por las escaleras. Lo he enseñado a arqueólogos y especialistas en patrimonio de Israel y Europa como parte de mi investigación, y acabo de volver de un seminario en Ámsterdam, en el que también comentamos el caso. Sorprende mucho, por su calidad y su estado de conservación. Todos dicen lo mismo: «¿Acaso puede ser otra cosa?»», expone Wanda Teplitsky.

El «excelente ejemplo de la mikvé» coloca el legado judío coruñés en el circuito español, al lado de Toledo y Córdoba, «con un patrimonio físico y material sobresaliente que va a dar una visibilidad muy importante a esta comunidad periférica, pequeña en número [menos de cien familias] pero sobresaliente solo con mirar la Biblia Kennicott. La casa donde apareció es en sí misma un sitio arqueológico. Hay trabajo», avanza la investigadora, y anima a perseverar en el estudio en busca de indicios. «La mikvé no implica una sinagoga, también hay en viviendas particulares. Una sinagoga tiene espacio educativo y de oración. Habrá que ver si da pistas», concluye.

Fuente: La Voz de Galicia | 17.9.2023

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