La Janucá alumbra el Fontán

Celebración de la Janucá en la plaza del Fontán. juan plaza
Celebración de la Janucá en la plaza del Fontán. juan plaza

La comunidad judía asturiana celebró públicamente la fiesta de las Luminarias por primera vez en más de quinientos años.

«Por fin podemos decir que somos judíos sin sentir miedo». Aída Oceransky, presidenta de la Comunidad Israelita del Principado, comenzó así su discurso durante la celebración de la Janucá, una fiesta tradicional judía, ayer a las seis de la tarde en la plaza del Fontán.

Conocida también como la festividad de las Luminarias, la Janucá conmemora la victoria judía (de los macabeos) sobre los griegos en el siglo II a. C. y la posterior liberación del templo de Jerusalén. Por aquel entonces los judíos sacaron la estatua de Júpiter del lugar para instalar y encender una «menorah» o candelabro de aceite que se mantuvo encendido ocho días consecutivos sin apenas combustible. Desde ese momento consideraron el hecho como un milagro y lo celebraron ideando un candelabro o «januquía» de nueve brazos: uno por cada día que las llamas estuvieron encendidas más otro auxiliar que sirve para prender el resto.

La comunidad israelita de la región, que cuenta con 130 personas de las que algo más de 90 viven en Oviedo, prendió simbólicamente una «januquía» en el Fontán, bajo la atenta mirada de numeroso público. «Esto debe de ser algo relacionado con la Navidad, ¿no?», preguntó uno de los curiosos que se acercaron al lugar, frente a la casina sinagoga que la comunidad judía posee en la plaza.

Junto a la gran «januquía» central, los miembros de la comunidad judía repartieron dulces típicos de la festividad de las Luminarias: dulces sefardíes, buñuelos y repostería de canela. «En Janucá todo lo que comemos debe ser frito para hacer honor al milagro del aceite», explicó Juan Loiseau, uno de los componentes de la comunidad.

La fiesta de las Luminarias no se celebraba en Asturias desde hace más de 500 años, es decir, desde que los Reyes Católicos ordenaron la expulsión de los judíos de España, en 1492, y Oviedo fue el lugar elegido para retomar la tradición. Según Loiseau, «es motivo de alegría y sirve para mostrar nuestras costumbres e invitar a todo el que quiera a disfrutar de la fiesta».

«Yo no soy judía, soy católica, pero respeto mucho su cultura. Vine al acto porque me llama la atención y porque creo que utilizamos peyorativamente la palabra judío», comentó otra de las asistentes a la fiesta, Elena Fernández, junto a un grupo de amigas. «Yo esto lo vi en la tele, salía Obama encendiendo el candelabru ési», dijo un curioso en clara referencia a la celebración de la Janucá en la Casa Blanca.

E: Vélez

Fuente:LNE

 

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