La historia de los criptojudíos

Aunque no todas las personas de linaje criptojudío son capaces en este momento de aceptar el reto de volver a vivir una vida plenamente judía, hay miles, quizás millones que tienen hambre de aprender y volver a conectarse con D-os como judíos.

Por Yvonne García

Los judíos se asentaron en la Península Ibérica (la región ahora conocida como España y Portugal), antes de la llegada de los fenicios alrededor del año 900 antes de Cristo (lo que correctamente se diría, el año 900 antes de era común). Los comerciantes judíos se establecieron en la costa de España durante la época del rey Salomón, cuando esta región fue llamada Tarso, o Tarsis. Iberia era conocida como Sefarad por sus habitantes judíos e Hispania por los romanos, del cual deriva más adelante el nombre «España». Más judíos emigraron después de la destrucción del Primer Templo en Jerusalén. Cuando el rey babilonio Nabucodonosor conquistó Jerusalén, ya había grandes y bien establecidos asentamientos judíos en toda Iberia.

La primera persecución de los judíos registrada en España comenzó en el año 489 antes de la era común, cuando a los judíos se les prohibió casarse con no-judíos u ocupar cargos públicos; los hijos ya nacidos de matrimonios mixtos fueron bautizados a la fuerza en la Iglesia Católica.

A partir de este momento, los judíos ibéricos fueron sometidos periódicamente a la persecución cada vez en forma peor hasta que finalmente desde el año 653 al 672 de la era común, los judíos fueron decapitados, quemados vivos o apedreados a muerte por el delito de reincidencia (luego de la conversión forzada al catolicismo) en la práctica del judaísmo. Fue durante el período del 489 al 711 de la era común, bajo el dominio de los francos y visigodos, cuando los criptojudíos (los judíos secretos, escondidos o encubiertos) aparecieron por primera vez como un grupo grande.

En el año 711 de la era común, los musulmanes del norte de África conquistaron la región y ello tuvo como resultado aproximadamente 300 años de lo que se conoce como la «Edad de Oro de la Tolerancia», cuando los gobernantes musulmanes convivieron con los cristianos y los judíos. A las personas NO musulmanas se les permitió una gran libertad, siempre y cuando pagaran un impuesto especial, que los judíos aceptaron gustosos. El arte judío, la música, la medicina, la educación religiosa florecieron, y la población judía aumentó considerablemente y prosperó, eran muchos los judíos fabulosamente ricos y famosos.

Durante la Edad de Oro, España se convirtió en el centro mundial de estudios talmúdicos, con algunas de las academias más famosas del mundo rabínico. Algunos de los más grandes eruditos judíos vivían en la España musulmana durante los años de transición justo después del final de este período de tiempo. El rabino Abraham Ben Meir Ibn Ezra nació en Tudela, España, en el 1089 de la era común. Era un poeta, matemático, gramático, astrónomo, comentarista de la Torá y filósofo. El Rabí Moshé Ben Maimón, conocido como «Rambam» o «Maimónides», nació en Córdoba, España, en 1135 de la era común, y se ganaba la vida como médico. Él es más famoso por su codificación de la ley judía, la Mishné Torá, y por su obra filosófica Guía de los Perplejos. El Rabí Moshé Ben Najman, conocido como «Ramban», nació en 1194 de la era común. Él, como Maimónides, fue un médico y erudito, el primero en incorporar la Cábala, o misticismo judío, en la enseñanza de la Torá, y un fuerte defensor de la toma de posesión de la tierra de Israel. Los judíos y los criptojudíos prosperaron en relativa paz y abundancia, disfrutando de la Edad de Oro y el libre intercambio de ideas, un nivel relativamente alto de educación para la época en el mundo, y los beneficios de vivir entre los estudiosos de la Torá y del Talmud. Las ciudades como Lucena, Granada y Tarragona fueron pobladas por judíos magníficamente ricos en bienes culturales y materiales.

Sin embargo, la llamada Edad de Oro en España también estuvo marcada por ocasionales levantamientos violentos y la inestabilidad política que afectó a los judíos y los criptojudíos, que estaban sujetos a los caprichos de los gobiernos que cambiaban con frecuencia. Por ejemplo, la violencia estalló en 1002 de la era común, cuando dos musulmanes políticamente poderosos y ricos lucharon para gobernar Granada; por desgracia, los judíos habían apoyado al perdedor y cargaron más tarde con la sospecha de los musulmanes. En 1066 de la era común, un ministro judío, jefe de Granada, fue crucificado, seguido por la masacre de más de 1500 familias judías. La original dinastía musulmana fue dominada por los almorávides, que eran fanáticos musulmanes en el año 1086 de la era común y que, a su vez, fueron dominados por los almohades que eran mucho más fanáticos y provinieron de Marruecos en el 1112 de la era común. En el año 1149 de la era común los almohades habían invadido toda la península que se había fragmentado en unos doce pequeños reinos. La falta de control centralizado provocó constantes luchas de poder entre los reinos vecinos, de tal manera que los almohades no habían podido tener una fuerte influencia en la península.

A pesar de que los judíos han convivido relativamente en paz con los musulmanes, los católicos deploraron amargamente la pérdida de control de la península cristiana desde el año 711 de la era común y habían perpetuado disturbios y revueltas; por el 1212 de la era común, se produjo una rebelión abierta. La «Reconquista» de toda la región, que duró siglos, se consideró una obligación sagrada. Por desgracia, los cristianos identificaron a los judíos con la muerte de su Cristo (Mesías) y con los gobernantes musulmanes bajo la influencia de los cuales los judíos habían disfrutado de privilegios y poder. También durante este período de tiempo, la peste negra hacía estragos en Europa, matando hasta una de cada cuatro personas, pero un número mucho menor de la población judía. Los judíos eran relativamente pocos y murieron por la plaga tal vez debido a la falta de una mejor higiene. Los judíos se lavaban las manos antes de comer pan, se bañaban cada semana antes del Shabbat y de las fiestas religiosas, lavaban su ropa con regularidad, para mantener los hogares higienizados (especialmente la limpieza de la cocina), ellos consumían sólo carne fresca y kosher (casher, desde el punto de vista sefaradí) de animales sanos que tenían que permanecer alejados de aguas residuales y cualquier clase de suciedad mientras se leía la Torá, y enterraban a sus muertos dentro de las veinticuatro horas. Todas estas prácticas, en combinación con la segregación de todos los barrios judíos, constituyeron siempre cierto grado de protección contra la peste, aunque no existía la inmunidad total. Los católicos no observaban un estilo de vida de higiene, y rara vez se lavaban o bañaban. Los católicos odiaban a los judíos por su aparente inmunidad a la peste, y se creyeron el bulo de que los judíos fueron la fuente de la «Muerte Negra» envenenando los pozos.

Los católicos estaban unidos en contra de los musulmanes ­–que estaban demasiado ocupados con sus luchas internas– y poco a poco se hicieron cargo de la mayoría de los pequeños reinos, uno por uno. Las normas católicas no fueron amables con los judíos. Los pogromos (actos de violencia, asalto a las juderías con matanza de sus habitantes) generalizados en el 1391 de la era común tuvieron como resultado la muerte de cincuenta mil judíos, de tal manera que, temiendo por sus vidas, decenas de miles de personas se convirtieron al catolicismo. Estas personas fueron llamadas «conversos» (convertidos, cristianizados), «cristianos nuevos» y «marranos» (un término despectivo que significa “cerdo, puerco”) En el 1412 de la era común, fueron promulgadas las Leyes de Catalina que excluían a los judíos de cualquier intercambio económico con los cristianos. Desde este momento hasta el Edicto de Expulsión de 1492, los judíos se limitaron estrictamente a vivir en los guetos (judería marginada dentro de una ciudad) y tuvieron que usar distintivos de identificación visibles en la parte exterior de su ropa. Las dificultades para sobrevivir de muchos judíos los obligó a convertirse al cristianismo a finales del siglo XV de la era común y es probable que la cantidad de judíos convertidos haya alcanzado la cifra de 600.000. Muchos de los cristianos nuevos eran en realidad criptojudíos, aparentando ser cristianos, pero con la tenacidad de practicar secretamente el judaísmo.

El Edicto de Expulsión del año 1492 de la era común declaró que todos los judíos debían abandonar el país. Los que se quedaron hicieron frente a la Inquisición. Un pequeño número huyó a Italia, a Ámsterdam y a las Américas, pero la mayoría se fue a la vecina Portugal. Cuando la Inquisición llegó a Portugal en 1496, los judíos fueron obligados a abandonar el país, a convertirse al cristianismo o a ser condenados a muerte. De los conversos que optaron por no emigrar, muchos, si no la mayoría, fueron asesinados por la «Santa» Inquisición. Para el año 1500 de la era común, las estimaciones eran que entre 40.000 o más de 200.000 judíos fueron obligados a abandonar la Península Ibérica. Las cifras exactas no están disponibles debido a que muchos de los apellidos de las familias criptojudías habían cambiado después de los pogromos desde el año 1300 de la era común como prevención de futuras persecuciones.

La Inquisición española y portuguesa continuó durante trescientos cincuenta años. Las cuentas exactas registradas de los apellidos, números, fechas y los castigos fueron guardados por los oficiales de la Inquisición, de tal manera que hoy en día cualquier persona puede informarse de los horrores en los documentos históricos. Acerca de los judíos y los criptojudíos que optaron por no abandonar, o que no podían darse el lujo de salir de la Península Ibérica, pasó mucho tiempo antes de que muchos lograsen comprar un pasaje en barcos de vela que los condujesen a destinos más seguros, preferentemente lo más lejos posible de la Inquisición.

Algunos lograron comprar la documentación “temporal” adecuada (que con frecuencia se convertiría en permanente) para los viajes de negocios a Italia o Alemania, mientras que los más pobres huyeron hacia el norte por las montañas y a Francia. Comunidades enteras de «cristianos portugueses» se han documentado en el sur de Francia, mientras que otros continuaron hacia el norte, a Ámsterdam, Inglaterra, Escandinavia y el este de las provincias alemanas, Austria, Hungría y Polonia. En la mayoría de estos destinos europeos, estos «cristianos portugueses» finalmente revelaron su verdadera identidad como judíos, y posteriormente se mezclaron con las poblaciones judías establecidas, por lo que no encontramos una larga historia de criptojudaísmo en toda Europa.

Los judíos y muchos criptojudíos emigraron al Nuevo Mundo, ahora conocido como las Américas. Sus opciones se limitaban a las colonias de España y de Portugal, de modo que cuando la Inquisición llegó a Perú en el 1570 de la era común, a México en 1571 de la era común, y a Cartagena en 1610 de la era común, estas mismas personas se vieron obligadas de nuevo a elegir entre convertirse o morir. La difusión de la Inquisición tuvo lugar a lo largo de lo que hoy es el sur de los Estados Unidos de América, México, América Central y del Sur, las islas del Caribe y Cuba. Los no-judíos o «conversos» estaban a salvo de sospechas, acusaciones y persecuciones, por lo tanto el número de criptojudíos creció hasta abarcar casi todas las personas de ascendencia judía. La experiencia de los criptojudíos en el hemisferio occidental era una sucesión de sufrimiento, miedo continuo, represión social, política, profesional y religiosa, hasta el asesinato. Todavía en la década de 1850 de la era común la Inquisición fue abolida oficialmente en México, y en otros lugares un poco antes, sin embargo, la discriminación manifestada y los incidentes al azar de linchamientos y asesinatos continuaron hasta bien entrada la década de 1950 de la era común en lo que hoy llamamos «América Latina».

El resultado final de alrededor de mil años de persecución y asesinatos de los judíos españoles y portugueses (menos los 300 años de la «Edad de Oro») fue que muchas familias emigraron al Nuevo Mundo para convertirse en criptojudíos, mientras vivían su vida pública como católicos. En las Américas, algunos de los criptojudíos volvieron a ser abiertamente judíos, sólo para descubrir unos años después que la Inquisición volvía a perseguirlos en sus nuevos hogares, de modo que se vieron obligados a volver a esconderse de nuevo. Todas estas personas, los «conversos» o «cristianos nuevos», se vieron obligados a convertirse al catolicismo, por lo que en hebreo se los conoce como los «anusim» o «los que fueron obligados a la conversión». Han pasado aproximadamente unos 1500 años desde la aparición de los criptojudíos en la Península Ibérica, y unos 500 años desde que los criptojudíos se trasladaron a las Américas.

Hoy nos encontramos con una gran presencia de criptojudíos en todo el hemisferio occidental. Nadie sabe a ciencia cierta cuántos son realmente, sin embargo, sólo en Brasil se estima que entre un 10 y un 25% de la población total son criptojudíos, lo que se traduce en 15 a 40 millones de personas.

Aunque no todas las personas de linaje criptojudío son capaces en este momento de aceptar el reto de volver a vivir una vida plenamente judía, hay miles, quizás millones que tienen hambre de aprender y volver a conectarse con D-os como judíos.

Referencias:

1. El Tanaj, Publicaciones Mesorah, Ltd., NY, 1996.

2. Malka, Edmond S., Judíos Sefardíes: un desfile historico de españoles y portugués y el judaísmo Oriental Entre la Cruz y la Media Luna, Edmond S. Malka, Trenton, NJ, 1979.

3. Netanyahu, B., Los Orígenes de la Inquisición en el siglo XV (15) España, Random House, Nueva York, 1995.

4. Pereira, Dione, «Los Contemporáneos B’nai Anusim en el noreste de Brasil «, Sociedad de Estudios Criptojudíos, Conferencia de Portland, Portland, Oregon, 2004.

5. Warshawsky, Mateo, Ph D., «El fin de los judíos en Sefarad, La Tierra de los Hebreos en la Edad de Oro » HaLapid, revista del verano de 2004.

Referencias en inglés:

1. The Tanach, Mesorah Publications, Ltd., N.Y., 1996.

2. Malka, Edmond S., Sephardi Jews: A Pageant of Spanish-Portuguese and Oriental Judaism Between the Cross and the Crescent, Edmond S. Malka, Trenton, NJ, 1979.

3. Netanyahu, B., The Origins of the Inquisition in Fifteenth Century Spain, Random House, New York, 1995.

4. Pereira, Dione, “Contemporary B’nai Anusim in the Northeast of Brazil”, Society for Crypto-Judaic Studies, PortlandConference, Portland, Oregon, 2004.

5. Warshawsky, Matthew, PhD., «The End of Jewry in Sephard, Land of the Hebrew Golden Age,» HaLapid, Summer 2004 issue.

Traducción del inglés al castellano realizada por Alex Santi Pereiro.

Fuente: http://cryptojew.org

Fuente; Israel en Positivo

 

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3 comments

  1. Fernando Guerrero Rosas

    Extraordinario relato, en todo centro america y el sur de estados unidos esta la prescencia cripto judia, algunos deciden vivir y encontrar su judaismo pero quedan muy lejos de los grupos judios reconocidos y estos hacen de ellos lo mismo que el mundo ha hecho de los judios, es un ciclo, el perseguido se vuelve perseguidor desgraciadamente, vendran tiempos de unidad y reconocimiento, esperamos en Di-s que asi sea, para ver am Israel todos como nuestra unica tierra.

  2. Muy interesante la historia de los criptojudíos. La verdad es que mi abuelito me comentaba que éramos de ascendencia Sefardi.

  3. Buen articulo. Supongo que tambien hubo alguna que otra familia criptojudia que decidio quedarse en España y sobrevivir a todo riesgo

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