La herencia sefardí en Miami

  • A nivel local hay una comunidad de 450 familias sefardíes
  • España aprobó la nacionalidad a quienes puedan probar que son sefardíes
  • Nuevo movimiento mundial centrado en Jerusalén, para hacer un censo de los descendientes sefardíes provenientes de España y Portugal


Genie Milgrom en su casa en Pinecrest, envuelta en los documentos del árbol genealógico familiar. Pudo rastrear su ascendencia judía (en un pueblo fronterizo entre España y Portugal) hasta 1405. EMILY MICHOT MIAMI HERALD

En la voz de su abuelita, Rachel Maya, escuchó el destacado tenor, cantante de ópera y aficionado historiador cubano sefardí Isaac Salinas Algazi sus primeros romances. Muchos de estos integran su disco The Sephardic Heritage.

“Hay unas 450 familias sefaradíes [forma del vocablo que prefieren algunos] mayormente cubanas, y de origen hispanoamericano, que asisten hoy día al templo Torat Moshe, en 1200 Normandy Drive, Miami Beach, donde se observa la tradición ortodoxa”, dijo Salinas Algazi, que pudo conservar esos romances cantados por la abuela gracias a la transcripción que hizo su mamá, Regina Algazi de Salinas.

Los sefardíes, sefarditas o sefaradíes son un grupo de judíos españoles que fueron expulsados en 1492 por los Reyes Católicos de Castilla y Aragón, a la que los judíos llamaban Sefarad desde tiempos bíblicos.

Fueron también despojados de todos sus bienes. Compartieron esta suerte con los moros musulmanes, que vivían mayormente en Andalucía, al perder estos la posesión de sus tierras en España.

Los sefardíes, más de 100,000, se desterraron por todo el Mediterráneo, en una diáspora por el Imperio Otomano, Marruecos, y hasta los países del norte de Europa. Algunos de sus descendientes emigrarían luego a otras tierras. Turcos, sirios, egipcios, marroquíes judeoespañoles se irían especialmente a las repúblicas latinoamericanas, por el idioma, que nunca olvidaron, el español, o ladino, el latino, el castellano hablado en el siglo XV.

Salinas Algazi, que vivió en México después de salir de Cuba, y desde hace 14 años reside en Miami, nos contó la larga historia de los sufrimientos de los judíos en España después del Concilio de Elvira. Este se celebró cerca de Granada, aproximadamente en el año 305 o 314 después de Cristo, cuando aún reinaban los godos. Allí se decidió que tenían que vivir separadas las dos religiones, la católica y la judía, y que ya no podrían casarse sus miembros entre sí. De ahí en adelante fue bastante difícil para ellos, pero al llegar los moros en 711 hubo mayor tolerancia.

El tenor ha sido organizador de grupos de sefardíes en toda Latinoamérica. “Creamos en 1972 – 73 la Federación Sefaradí Latinoamericana, FeSeLa. Aquí en Miami la directora es Verónica Maya, pero hay directores en todos los países, en México, en Chile, en Argentina…”, dijo.

Salinas también colaboró con la parte musical y coordinó todo el libro El legado sefaradí, romances y relatos judeo-españoles, de William Samelson, con versión al español de Rosa Salinas Samelson, hermana de Isaac. Es de este libro que él contó la historia de cómo el pueblo judío llegó a la península ibérica, probablemente en el año 63 antes de Cristo, por la invasión de las tierras de Israel por el general romano Pompeyo. Desde entonces el pueblo judío no llegaría a ser independiente hasta la creación del estado de Israel, en 1948.

Siendo músico, opina que “el ay del lamento del cante jondo es sefaradí, y moro a la vez, y por eso la tradición andaluza [el flamenco] se acerca a la sefaradí. Pero no solo en eso se ve, sino que cuando la cantante establecida en Miami, de familia sefardí de origen turco, Susana Béhar canta Adio kerido, uno recuerda Addio del passato, el aria del último acto de la ópera La Traviata, de Verdi, que indudablemente conocía esta romanza”.

Los romances, o romanzas, sefardíes son los mismos que se llevaron con ellos de España, 500 años atrás. Y se gestaron al tiempo que los cantos de los moros. Ambos han sido una forma de preservar su cultura y su linaje. El ensayista mexicano Carlos Monsiváis escribió en el prólogo de El legado sefaradí que “hay comunidades que renuevan y consolidan su identidad al preservar su doble tradición religiosa y artística”.

ACERCAMIENTO DE SEFARDÍES Y FLAMENCOS

Esto se comprueba en Miami Beach por tercer año consecutivo con el concierto Flamenco Sephardit III, Leyendas y Romances, en el Templo Enmanu-El (1701 Washington Ave., Miami Beach, (305) 538-2503), este domingo 24 de enero. Traen a una cantante de ópera, y tienen cantor judío, bailarines de flamenco y músicos, todo bajo la dirección y producción musical de Jeffrey Eckstein.

Aquí se combinan elementos culturales de los sefardíes y de los andaluces, que son descendientes de los moros que se quedaron después de 1492, y trataron de sobrevivir. Porque a los que pretendían convertirse al catolicismo, pero a escondidas seguían practicando sus costumbres y su religión, los martirizaba la Inquisición Española. Ese es el origen de un cante lleno de tristeza, principalmente en Andalucía, que era donde convivieron las tres religiones monoteístas de los hijos de Abraham: moros, cristianos y judíos.

A las colonias sefardíes del mundo las unen la religión, la lengua y la música. Y a los flamencos en España lo mismo, el cante, el baile y la religión cristiana, pero a veces también siguen tradiciones gitanas, como lo ha expresado el bailaor flamenco Joaquín Cortés, que en noviembre del 2006 fue nombrado embajador del pueblo romaní –los gitanos– ante el Parlamento Europeo.

NACIONALIDAD ESPAÑOLA PARA LOS SEFARDÍES

Ahora hay ramificaciones políticas y sociológicas que se desprenden de la decisión legal de admitir la nacionalidad española para los sefardíes, una vez que prueben que son descendientes de los expulsados en 1492. El 11 de junio de 2015 el Congreso de los Diputados en Madrid aprobó esta ley. No necesitan residencia en el país, ni que renuncien a su presente nacionalidad. Se hizo para reparar una injusticia de hace 500 años, dijeron Rafael Catalá, ministro de Justicia, y José Manuel García-Margallo, ministro de Exteriores. En ese entonces el Instituto Cervantes previó que unos 35,000 sefardíes se someterían a las pruebas necesarias sobre su autenticidad.

El rabino Marc Philippe, de Temple Emanu-El, cuyo apellido legal es De Roca, de origen judeo – español por parte de padre, interpreta como cantor algunos romances ladinos en el concierto de su sinagoga, Flamenco Sephardit III. “Estoy extremamente emocionado con esta idea”, afirmó Philippe, “porque crecí con la música judeo española y con el flamenco, y más allá de la música aspiro a traer a las dos religiones diferentes, pero dentro de la misma tradición, y unirlas bajo el mismo techo”.

“Hay dos aspectos en este concierto, el religioso y el artístico. Están combinados, porque nuestro cantor está fascinado con la cultura sefardita, y realmente interesado en el aspecto latino, y las nuevas leyes aceptan la ciudadanía española para los que puedan probar que son sefardíes”, comentó Eckstein.

“En este caso, las influencias son también de estilo morisco, porque vienen de muchos siglos atrás, cuando todos vivían juntos, y lloraron juntos su pasión”, subrayó el productor, “pero el objetivo principal al presentar todo esto es recordar que cuando vino la Inquisición esta gente tuvo que dejar todas sus propiedades y posesiones, porque fueron expulsados y ahora pueden unirse otra vez, viviendo en armonía”.

Otra opinión es la de la mezzo soprano Audrey Babcock, que ha interpretado el rol de la andaluza Carmen en la ópera del mismo nombre más de 100 veces, aunque no es sefardí, sino descendiente de judíos de Europa del Este, está muy interesada en el mundo hispano. “Fueron los temas sefardíes los que me llamaron más, y el idioma ladino”, confesó. “Le habla a mi alma cuando lo canto. Aquí interpretaré, entre otras, Una pastora y Morenita a mí me llaman”.

Es también originalmente judía norteamericana, pero esquenazi, la reconocida Celia Fonta, bailarina de flamenco que codirige Siempre Flamenco en Miami con su esposo el guitarrista español Paco Fonta. Su compañía contribuye con el arte andaluz, y con la producción de este esfuerzo colaborativo, por las subvenciones que da la ciudad de Miami y la de Miami Beach.

‘RECONECTAR’ A TODOS LOS SEFARDÍES DEL MUNDO

Aparte de estos esfuerzos de acercamientos entre andaluces y sefardíes y de las organizaciones latinoamericanas sefardíes, hay un nuevo movimiento mundial centrado en Jerusalén, que preside Ashley Perry (Pérez), a quien encontramos en esa ciudad en junio del 2015. El trata de hacer un censo de todos los descendientes sefardíes provenientes de España y Portugal, para ponerlos en contacto.

“Hemos progresado mucho desde que hablamos la última vez. Tuvimos una reunión inaugural en el Caucus del Knesset de la Reconexión con los Descendientes de Comunidades de Españoles y Portugueses Judíos. Esperábamos unas 60 personas, como es lo usual, pero tuvimos un exceso de 350”, contó Perry por correo electrónico. “Unos 100 volaron desde sitios de todo el mundo para una reunión de solo dos horas. Dijeron que querían estar allí para este evento histórico”.

Ahora ya es parte de una agenda global, con el apoyo del presidente Reuven Rivlin, el ex presidente Shimon Peres, de obvia descendencia sefardí por el apellido, y de muchos otros políticos. (www.Reconectar.co)

Los más alejados de todo esto son los descendientes de los que llamaron marranos, y ahora han adoptado el nombre de criptojudíos, para evitar el calificativo peyorativo. Son emigrantes españoles que se consideran judíos, pero no califican para la ciudadanía española, pero quizás sí para la israelí.

Quien ha probado acerca de su pasado como criptojudía con sus estudios genealógicos en Miami es la cubana Genie Milgrom, que se convirtió al judaísmo antes de saber que descendía de judía, y ahora es la presidenta de la Association for Crypto-Jewish Studies. Ver www.geniemilgrom.com

“De niña estudié en todos los colegios católicos, pero quise rastrear mis propios ancestros, y me convertí al judaísmo ortodoxo antes de saber que ya lo era”, dijo Milgrom. “Llegué a 1405, rastreando 22 abuelas seguidas, porque uno es judío por linaje materno”.

El resultado lo publicó en el libro Mis 15 abuelas, que ha recibido un premio y promete ser llevado a película en Hollywood. Milgrom fue a Israel hace dos meses y dio un discurso en el Parlamento para ayudar a muchos que sienten lo que ella sintió.

“No sé si es la genealogía, o la sangre, o el alma, pero como yo hay muchos más”, confesó.

Pero Israel no permite que entren los criptojudíos, o hijos de los llamados “forzados”, sin que se conviertan. Ella se convirtió, y no era necesario, pues probó que era descendiente directa de tatarabuelas judías.

OLGA CONNOR olconnor@bellsouth.net

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