- La presencia judeosefardí en La Rioja está documentada desde la Edad Media en numerosas localidades como Calahorra, Nájera, Haro, Briones, Alfaro, Cervera y otros pequeños municipios

Calahorra es hoy la única población riojana integrada en la Red de Juderías española. Y, sin embargo, el ámbito judeosefardí se extendió por distintos municipios riojanos como Nájera, Haro, Briones, Logroño y multitud de pequeños municipios. Hoy quedan barrios y calles en varias localidades con las características propias de aquella herencia, apellidos diversos y repartidos por medio mundo con orígenes singulares (Nájera y Calahorra, por poner dos ejemplos). Mucho más allá de todos los tópicos, encuentros, desencuentros, ideologías y hasta antisemitismo ramplón, queda el testimonio histórico en La Rioja que no se va a borrar ni a construir con goma ni a toro pasado.
La presencia judía en La Rioja está reconocida en un edicto de Caracalla del año 212 d. de C. y está perfectamente documentada desde mediados del siglo XI. Comunidades relevantes fueron las de Nájera y Haro, a las que se otorgaron fueros propios para protegerlas. Hay constancia fehaciente de la cesión de algunos castillos y fortalezas de La Rioja a la población judía, como sucedió en Nájera, Cellorigo, Arnedo o Haro.
El desarrollo del Camino de Santiago atrajo a numerosos judíos que huyeron de la intransigencia de los almorávides y almohades para asentarse en La Rioja Alta. La presencia en La Rioja Baja estuvo centrada en núcleos urbanos como Calahorra, Arnedo, y Cervera del Río Alhama.
La comunidad sefardí sufrió distintos avatares a partir de 1360-1369 y 1391. Numerosas juderías fueron asaltadas y saqueadas. Ello provocó una dispersión de las comunidades, que huyeron hacia localidades más pequeñas en las que se sentían más protegidos por la proximidad. Así, según las crónicas, la presencia judía se extendió por más de cuarenta pequeñas localidades de toda La Rioja.
Calahorra mantiene parte del legado sefardí en La Rioja, principalmente en los archivos de la Diócesis, donde se conserva abundante documentación sobre contratos de compra-venta, pleitos, un texto juramental y una Torá sinagogal, entre otras referencias. La judería calagurritana estuvo asentada en lo que es el Rasillo de San Francisco, zona delimitada por las calles Sastres, Morcillón, Murallas y Cuestas de la Catedral. En 1492 constituían la aljama más importante de La Rioja.
La documentación escrita sobre la judería de Nájera y el callejero la ubican en las faldas del monte de Malpica, en el barrio de San Miguel, donde todavía hoy se conservan la calle de la Judería, plaza de la Estrella, travesía y arrabal de la Estrella. El museo najerino conserva parte de algunas piezas de la ‘janucá’. Malpica fue el castillo de los judíos asignado por Alfonso VI para su defensa. La comunidad estaba protegida en el Fuero de Nájera pero fue asaltada y arrasada tras la primera batalla de Nájera en 1360.
Los judíos de Haro se instalaron en el barrio de La Mota. Apenas queda nada; una cuesta de la Judería. La población fue numerosa. El vino ‘judiego’ de Haro debió ser tan importante que el concejo prohibió a los cristianos abastecerse en la judería allá por 1490. Pero años atrás clérigos de la iglesia de Santo Tomás y el rabino local mantuvieron pleitos cuando la comunidad fue obligada a entregar una carga de uva y una fanega de vino por cada 60 que recolectaban en sus tierras.
Alfaro tuvo una pequeña judería que llegó a tener 400 personas en años próximos a la expulsión. Los estudiosos localizan la judería en las faldas de Tambarría.
Arnedo albergó su pequeña judería pero los datos sobre su localización son muy imprecisos. Y en la misma población hay datos concretos sobre impuestos y actividades de los judíos que habitaron en Brione, Cervera del Río Alhama, Préjano, Herce, Navarrete, Bañares, San Millán de la Cogolla, Cornago…
La historia de los judíos en La Rioja no acabó con la expulsión. Han quedado testimonios sobre judíos conversos al cristianismo en distintos expedientes de limpieza de sangre. Uno de los casos más notorios es el de Alonso de Ercilla y Zúñiga, autor de la Araucana, cuyo expediente removió a casi todo el valle del Najerilla.
LOGROÑO
La pequeña judería de la capital
La existencia de una judería en Logroño, en pleno Camino de Santiago, ha llegado a ser cuestionada por algunos autores dada la escasa documentación existente. Sin embargo, hay algunos datos a considerar como el propio asalto a la judería del que se da cuenta en la Crónica del Rey Enrique III, en la Sebet Yehudad, crónica hispanohebrea del siglo XVI y en algunas kinot hebreas anónimas. Basta recordar el pleito de los zapateros, oficio que debió ocupar a muchos judíos de la aljama logroñesa. Además, coincidiendo con las Cortes de Toledo de 1480 en las que se decretaba el apartamiento de los judíos en barrios aislados, se delimitaba el de Logroño en 1490 en el barrio de Avellaneda, entre las actuales Rodríguez Paterna y la Avenida de Navarra, zona en la que el Ayuntamiento tiene un plan de recuperación.
Fuente: larioja.com