Juan Domínguez Fontenla, precursor de la investigación sobre los judíos de Tudan y descubridor del grabado de la Menorá

Versión original en gallego AQUI.

La historia de Arica tudense, herencia de una vida común durante más de dos milenios, ofrece a los investigadores una amplia gama de elementos de interés que son progresivamente abordados y consecuentemente difundidos por los historiadores que investigan este rico legado.

La historia, como disciplina de las ciencias sociales, reconstruye el conocimiento del pasado a partir de documentos y evidencias (materiales e inmateriales) sometidas a un análisis crítico para comprender y explicar las dinámicas sociales del pasado, respondiendo a las interrogantes que surgen del presente y sus necesidades y preocupaciones. Por tanto, “la historiografía -que es historia escrita desde la indagación y reflexión del pasado- narra, describe y explica el pasado a la luz del presente”, en consecuencia la historia es una ciencia dinámica y en constante evolución.

Estas reflexiones preceden al relato de un trabajo de investigación histórica que rescatamos en este post. Se trata de un artículo publicado, en tres fascículos, en el diario «Faro de Vigo» en 1938, concretamente los días 30 de enero y 5 y 6 de febrero, firmado por el canónigo Juan Domínguez Fontenla. El título enormemente sugerente “Los judíos en Tuy: página histórica”.

Juan Dominguez Fontenla, no Museo de Ourense, 1923
Juan Dominguez Fontenla, no Museo de Ourense, 1923

Juan Domínguez Fontenla está hoy injustamente olvidado a pesar de ser un notable investigador del pasado de Tui, de nuestra región y de Galicia, durante varias décadas con una extensa bibliografía. Nacido en la localidad de A Guarda (1869), tras estudiar en el Colegio de Passage dos PP. Los jesuitas ingresaron al Seminario de Tui en 1882, siendo ordenados sacerdotes en 1892 (sin cumplir la edad requerida). Realizó labor pastoral en A Guarda y tras obtener el grado de Doctor en Teología en Santiago fue profesor en el Seminario Tudense entre 1895 y 1910. A partir de 1900 estuvo destinado en O Rosal, en 1910 asumió la nueva parroquia de San Francisco de Vigo (donde entre otras actividades fue director del periódico «Noticiero de Vigo» entre 1913 y 1917) regresa a su ciudad natal como párroco en 1920. En 1922 consigue ser nombrado canónigo de la Catedral de Burgos pero dos meses después, gracias a un intercambio, se incorporó al Cabido como cantor de la catedral de Ourense, donde desde el año anterior era obispo Florencio Cerviño Cerviño de Tud, con quien colaborará intensamente.

Un nuevo intercambio le permitió asumir el cargo de deán de la Catedral de Tui en 1936, donde ocuparía la dignidad de «Arcipreste». Murió en un hospital de Santiago en 1942 y fue enterrado en el cementerio familiar de Vigo.

Pero más allá de su labor pastoral, Domínguez Fontenla destaca por su condición de arqueólogo e historiador con una amplia aportación de investigación repartida en numerosos trabajos en revistas y periódicos, aunque carece de libros publicados. Destaca su labor como arqueólogo en el fuerte de Santa Tegra y su papel en la creación del Museo de este yacimiento. En Ourense participa muy activamente en la Comisión Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos, formando parte de la redacción de su Boletín o como conservador del Museo y la Biblioteca. Fue miembro de la Real Academia Gallega o de la Real Academia de la Historia.

Un artículo documentado de Xoán Martínez Tamuxe en el volumen VIII de la revista “Tui. Museo y Archivo Histórico Diocesano[i] su bibliografía y trayectoria nos eximen de una aportación más detallada. Enfatice solo los eventos que vale la pena recordar. Por un lado, su papel en 1908 cuando, tras numerosas búsquedas, descubrió en la Santa Iglesia Catedral de Tui gran parte de la colección diplomática del Archivo Capitular escondida en una sucursal de la misma sala de dicho archivo desde tiempos de la invasión francesa de 1809 Conjunto formado, según el propio Fontenla, por 15 carpetas y múltiples libros manuscritos [ii]

En decembro de 1927 un incendio destruíu en Ourense gran parte del edificio de Instrucción Pública en el que estaba instalado el Instituto Nacional y el Museo Arqueológico. Fontenla, sin reparar en el peligro que le amanezaba, penetró en los salones de este, salvando toda la Biblioteca de la Comisión de Monumentos y la mayor parte de los objetos del Museo Arqueológico, hecho que fue elogiado por toda la prensa gallega y diferentes organismos [iii]

Cuando Domínguez Fontenla regresó a Tui en 1936, continuó realizando sus investigaciones sobre la ciudad de Tui y su entorno, que nunca abandonó por completo a pesar de su dedicación a la provincia de Ourense durante su estancia en dicha ciudad.

En el libro de las fiestas de San Telmo de este año 2023 se recupera un artículo suyo publicado en el diario «Faro de Vigo» el 26 de julio de 1937 titulado «Un gallego ilustre: Francisco Sánchez nació en Tui». Se trata posiblemente de una de las primeras publicaciones informativas sobre la condición tudense del filósofo escéptico publicada en la prensa gallega, tras el breve estudio con el que Xan Aznar introduce su traducción parcial al gallego de la obra principal de Sánchez: «Quod nihil scitur» publicado en la revista «Nosotros» en 1922 de la que ya nos hemos ocupado en Tudensia (http://tudensia.blogspot.com/2020/05/francisco-sanchez-traducido-ao-galego.html ).

Sin embargo, en este artículo, Juan Domínguez Fontenla omite cualquier referencia a la condición de conversación o a la ascendencia judía de Francisco Sánchez, que recogió Aznar en su estudio. Aunque la insistencia al final del artículo “en que probaron y confirmaron que el insigne filósofo y médico era cristiano católico, sus cenizas fueron cubiertas en la tierra sagrada de un templo de los hijos de San Francisco de Asís [iv] parece desmentir cualquier duda sobre las creencias del filósofo tudanés y su condición de “cristián novo”.

Continuando con su labor de divulgación de la historia de Tui, Fontenla publicó en tres entregas, en los meses de enero y febrero de 1938, una obra titulada «Los judíos en Tui: página histórica» ​​que es el primer acercamiento a la presencia de judíos y , por extensión, de cristianos nuevos, en la historia de nuestra ciudad. Esta referencia bibliográfica fue recogida tanto por Darío Álvarez Blázquez en su tesis sobre Francisco Sánchez, como por Ernesto Iglesias Almeida en su obra Doble la comunidad judía de Tudense publicada en la revista «Sefarad» en 1987. Pero ambos recogen sólo la primera de las entregas. , la correspondiente al 30 de enero de 1938, omitiendo la mención de las aportaciones del 5 y 6 de febrero del mismo año.

Con anterioridad a estos autores, sólo Francisco Ávila y Lacueva en su monumental obra «Historia civil y eclesiástica de la ciudad de Tuy y su bispado» recoge diversas noticias sobre la presencia de judíos en nuestra ciudad y el establecimiento del estatuto de limpieza de sangre en el Cabido. da Catedral Tudense. Actualmente, los trabajos de María Gloria de Antonio Rubio y Suso Vila han enriquecido sustancialmente nuestro conocimiento sobre la comunidad judía y criptojudía en Tudano o, en el caso concreto de los Sambenitos, no podemos olvidar el libro de Jesús Casás.

Un aviso para nuestros lectores. El lenguaje utilizado en algunos párrafos de este artículo por Domínguez Fontenla, con declaraciones antisemitas o despectivas para el judío, hay que enmarcarlo en ese momento histórico, en plena guerra civil contra los supuestos enemigos de España encarnados en la ideología marxista. y conspiraciones judeo-masónicas. Declaraciones y expresiones ofensivas, incluso racistas, totalmente injustificables. Pero lo que estimamos no debe omitirse por el rigor necesario en el estudio de nuestro pasado. Domínguez Fontela, en esta línea, recoge una referencia a la obra del Abatte Bouis sobre cartas de los judíos de Arles a la comunidad de Constantinopla, texto que ha ocupado un lugar destacado en la tradición antijudía europea. De hecho, son cartas con origen en España, recogidas en un manuscrito publicado por primera vez por Julián de Medrano, en «La silva curiosa» que se imprimió en París en 1583. A mediados del siglo XVII, las cartas tuvieron fortuna – por lo que se refiere a su posterior difusión y supervivencia – apareciendo en la obra del abate Bouis, «La royalle couronne des roys d’Arles», donde también sufrieron una importante transformación. La primera de las cartas, la supuestamente dirigida a los judíos de Constantinopla por los de España, se llamó «Carta de los judíos de Arles a los de Constantinopla»; y de estar escrito en castellano, pasó a ser en provenzal. La segunda de las cartas, en consecuencia, se convirtió en la «Carta de los judíos de Constantinopla a los judíos de Arles», aunque continuó siendo escrita en español.[v] Estas cartas fueron publicadas en diversas revistas francesas a fines del siglo XIX. siglo, lo que permitió su uso y popularización por parte de grupos antisemitas a lo largo del siglo XX. La investigación sobre estas cartas debate entre un origen de falsificación de las mismas en apoyo de los «Estatutos de Purificación de Sangre», especialmente en Toledo, o como ejemplo de literatura satírica luego utilizada con otro fin, como elemento de propaganda antijudía en el contexto de controversias sociales sobre el papel de los jóvenes cristianos.

El recurso a este texto de Domínguez Fontela se enmarca, como ya hemos señalado, en un momento histórico en Europa donde se intensificó la propaganda antisemita, especialmente en los sectores próximos al nacionalsocialismo alemán, como fue el caso en los primeros momentos del el franquismo.

Pero más allá de estos aspectos, este trabajo periodístico de Domínguez Fontenla se convierte en el primer estudio sobre la presencia judía en nuestra ciudad, centrándose especialmente en la problemática de los nuevos cristianos, o judaizantes, que habitan Tui y sus alrededores en el siglo XVI y principios del XVII. . El conocimiento de la documentación capitular y la obra manuscrita de Ávila y Lacueva creo que son las fuentes documentales de las que se nutre el historiador guardia.

Esta nueva información, de hace más de ochenta años, ya atestiguaba la presencia de una comunidad judía en nuestra ciudad, estableciendo claramente las dos épocas de la misma, antes de la expulsión de 1492 y en los años siguientes con la creciente presencia de familias cristianas jóvenes. que ocupan puestos sociales relevantes.

Pero esta obra de Domínguez Fontenla incluye otras dos novedades relevantes. Podemos decir que es el descubridor del grabado de la menorá, o candelabro de siete brazos, en el claustro de la Catedral de Tui: Como recuerdo de la intromisión de los judíos en la Catedral, dejaron en el claustro de la misma un testimonio epigráfico que da a conocer la audacia de aquellos y que hemos hallado buscando signos lapidarios de obreros. Es una representación esculpida groseramente como hecha de prisa y a escondidas, del candelabro de siete brazos de la Sinagoga. Está en el ángulo del basamento de la arcada del claustro debajo del machón-pilastra fronteriza a la puerta del cuarto de música, al lado de la puerta que del templo va al Claustro. Publique un dibujo de este grabado judío y la inscripción que lo acompaña. Habrá que esperar hasta 1977 cuando Ernesto Iglesias vuelva a publicar este grabado que, a su juicio, parece aludir a canteros judíos [vi]

Este grabado de la menorá, descubierto por Juan Domínguez Fontenla, es actualmente uno de los símbolos más famosos de la presencia de los judíos en Tui e incluso en Galicia, pues, frente a las numerosas pruebas documentales, los bienes materiales que podemos ver en nuestra tierra son muy escasos como testimonio de la presencia de estas comunidades judías y el grabado de la menorá de la catedral de Tui es una pieza inigualable.

Pero el artículo apunta a otro elemento significativo de esta herencia judía de Tuden: Dentro de la catedral de Tuy existían antiguamente unos grandes lienzos apaisados, encuadrados o montados sobre sendos marcos de madera, en que constaban pintados al óleo los nombres de muchas de las personas pertenecientes a las referidas familias de judíos que fueron reconciliados por la Iglesia o castigados en el año 1614 y especialmente en el 1617. Conservábanse allí hasta hace pocos años al público, como testimonio perenne de su judaísmo y para los efectos del “Estatuto de limpieza de sangre”. Habla de la presencia de los «Sambenitos» -sin mencionarlos por su nombre- en los muros de la catedral de Tui. Estamos ante las primeras noticias sobre estos lienzos con los condenados por la Inquisición, perdidos tanto en su memoria como en su ubicación, hasta su «redescubrimiento» en 1986. Parece que Domínguez Fontenla sabía de su existencia pero no de su ubicación. Con el paso de los años hasta esta referencia de Domínguez Fontenla fue perdida y desconocida por los investigadores de estos sambenitos.

En este contexto, la noticia aportada por Domínguez Fontenla sobre la inscripción conservada, hasta el día de hoy, en la iglesia parroquial de Torroso (Mos) data de 1617 cuando se reconstruyó este templo. Esta inscripción indica: “Esta iglesia se hizo año de 1617 en que la iglesia de Tui fue libre de judíos y publicó el Estatuto de Roma por Paulo V. Obispo Don Juan Garcia Valdemora”. Aunque queda pendiente una visita a esta iglesia para la revisión de este documento epigráfico, su contenido es de gran interés ya que señala cómo se desarrollan los procesos inquisitoriales llevados a cabo en la segunda década del siglo XVII en la ciudad de Tui y en la diócesis. parte de un proceso de unificación religiosa, de represión de las prácticas heterodoxas de los bautizados que centra su atención en las familias de los jóvenes cristianos. La implementación del «Estatuto de limpieza de sangre» para el Cabido de la Catedral es, por lo tanto, la expresión de un proceso más amplio a nivel social en el territorio de la diócesis de Tuden. Este registro abre nuevas líneas de trabajo e investigación no contempladas hasta ahora.

Imaxe tomada de www.patrimoniogalego.net
Imaxe tomada de www.patrimoniogalego.net

Se trata pues de una interesante aportación a lo que nos ofrece Domínguez Fontenla, convirtiéndose así en el primer historiador que se dirige a la comunidad judía y criptojudía de Tudense, dando noticias pioneras de los dos elementos materiales (el grabado de la menorá y los sambenitos) que atestiguan a la presencia de judíos en nuestra ciudad

Reproducimos sucesivamente las tres entregas de esta obra de Juan Domínguez Fontenla.

I

LOS JUDIOS EN TUY: PÁGINA HISTÓRICA

Las circunstancias por las que actualmente atraviesa nuestra patria, víctima del marxismo judaico, ponen de nuevo sobre el tapete la cuestión histórica de los judíos muy justamente expulsados de España en 1492 por los Reyes Católicos y posteriormente a finales del siglo XVI y principios del XVII.

No hubo tranquilidad en España hasta que se cumplieron definitivamente las disposiciones legales que los alejaban de nuestro suelo, mal que pese a ciertos escritores que, haciéndose olvidadizos de los males que nos acarrearon los pérfidos hijos de la Sinagoga, tratan de defenderlos, y aún hacerlos volver a España.

No voy a relatar los crímenes internacionales que muchos escritores, como L. Rupert en “La Iglesia y la Sinagoga” y otros innumerables autores les atribuyen, ni su actuación actual plenamente demostrada en la masonería universal y en la organización y gobierno de la Rusia soviética, ni a recordar las revueltas y conspiraciones antiespañolas por ellos impulsadas y que todo lector puede comprobar leyendo a Modesto Lafuente, Padre Mariana, Vicente Lafuente, Menéndez Pelayo y en otros muchos historiadores de irrebatible autoridad.

Solo quiero presentar unas notas relativas a la existencia de judíos en Tuy en los años anteriores y posteriores a 1600, que demuestran la audacia de estos y la pérfida habilidad con que esquivaban las leyes más sagradas y burlaban las sabias disposiciones que los alejaban de España y Portugal.

Situada la ciudad de Tuy en el confín de Galicia y en la raya de Portugal acudieron a refugiarse en esta ciudad, así como a otras poblaciones de Galicia, muchas familias de cristianos nuevos de raza hebrea expulsados de Portugal en 1595, y para no llamar la atención se distribuyeron por las villas de Ribadavia, Salvatierra, La Guardia, Bayona, Redondela, Vigo, etc, domiciliándose otras en aldeas como Padrenda, Parada de Miñor y otros puntos.

En Tuy vivían casi todas estas familias en el barrio de la Saravia, el cual, por estar situado en la antigua estrada que va a Bayona, les facilitaba la comunicación con sus correligionarios de aquella villa y el paso a su puerto. Otros, los más pudientes, se establecieron en calles céntricas de la ciudad donde se dedicaban al comercio y negocios de banca.

Todas estas familias perseguidas por las autoridades portuguesas, y especialmente por la Inquisición de Coimbra, se habían hecho cristianas y bautizaban a sus hijos, pero pronto se sospechó fundadamente que eran ficticias sus conversiones, pues continuaban sus relaciones religiosas con otras familias hebreas que habían quedado emboscadas en Portugal, y se comunicaban también con los judíos de Francia, Salónica, Corfú, Roma y otras partes, y lo que es peor se dedicaban a practicar el proselitismo y a “judaizar”, como se decía entonces, aludiendo y repitiendo estas palabras del Apóstol San Pablo a los Gálatas.

Tuvieron la audacia algunos miembros de estas familias, de hacer estudios eclesiásticos llegando a recibir el Sagrado Orden Sacerdotal, obteniendo algunos como Domingo Coronel, Tomás Coronel y Francisco Coronel sendas Canonjías en la Catedral de Tuy, merced a nombramientos directos de la Santa Sede. El Tomás Coronel la obtuvo por vacante de su pariente Domingo Coronel, y el Francisco Coronel por defunción de Juan Rodríguez.

Estos nombramientos ocasionaron en Tuy una gran efervescencia, pero sobre todo por los rumores públicos y constantes acerca de las reuniones clandestinas que estas familias celebraban para “judaizar”, por lo cual comenzaron a hacerse protestas públicas y ruidosas, viéndose la autoridad eclesiástica a hacer informaciones jurídicas en Tuy y otros pueblos de la diócesis para depurar los hechos. Es de notar que, por la preponderancia que estas familias habían alcanzado por sus riquezas y negocios, personas muy significadas por su posición social, se negaron a acudir a declarar, por lo cual hubo necesidad de conminarlas con severas penas canónicas para compelirlas a hacerlo.

Resultó de esta información que eran ciertas las reuniones secretas con fines “judaizantes” y sus relaciones con los cristianos nuevos de Portugal y con los judíos de la misma nación, y los de La Rochela, Salónica, Corfú, etcétera. Uno de los cristianos nuevos, Rodrigo Álvarez, que había sido Notario en Salvatierra, después de haber “judaizado” aquí, huyó a Ginebra donde se hizo Rabino, usando en sus funciones un sombrero o mitra de la cual pendían tres fajas o bandas, y vistiendo además en las solemnidades una capa magna, cuya orla sostenían doce israelitas en nombre de las doce tribus hebreas. Cuando vivía en Salvatierra en su profesión de Notario, acudía frecuentemente a las referidas reuniones con sus parientes San Juan Coronel, Marcial Tomás, Antonia Gómez, mujer de Diego Falcón, médica en Vigo, Enrique Gómez, Sebastián Rodríguez, Beatriz Álvarez, Catalina Coronel, Margarita Vázquez, viuda de Miguel Coronel, hermano del canónigo Tomé Coronel, con su esposa Antonia Saravia, hijos de Enrique Méndez, Antonia Enríquez, madre de Andrés Coronel, el Bachiller en Derecho Paz y otros, no faltando a las reuniones los canónigos hermanos Francisco y Tomás Coronel.

De Antonio Pereira, primo de Antonia Saravia, se supo que había ido a la ciudad de Pisa a recibir solemnemente la circuncisión y que al huir había llevado consigo cenizas de judíos quemados en Santiago en un auto de fe, que ellos consideraban como mártires.

Probados estos hechos, y sabiendo los judíos que de estas informaciones y procesos que se tramitaban no había de resultarles nada agradable, resolvieron huir para el extranjero, lo cual efectuaron hacia el año 1608.

En este año apareció un día en Bayona un navío que pretextaba traer mercancías, las cuales por lo exiguo de su cantidad hicieron sospechar que no era este el objeto de su viaje. Los tripulantes temerosos de alguna visita desagradable y para evitar requisas inconvenientes, levaron anclas y anduvieron con su nave unas veces frente a Bayona, otras delante de Monteferro, y otras detrás de las Cíes, pero siempre sin alejarse de la costa.

Sebastián Rodríguez, Beatriz Álvarez y otros fueron poco a poco vendiendo sus haciendas, entre ellas la segunda una casa con hacienda de campo que poseía en Parada de Miñor, vendiendo también los otros sus muebles, ropas, animales, etc. y una noche el misterioso navío se acercó a la playa de Sanxurxo al lado de Monteferro, y toda aquella gente se embarcó silenciosamente dirigiéndose a lugares extranjeros donde tendrían libertad para practicar su religión, o vivir al menos sin ser molestados por sus antecedentes. Muchas de las caballerías en que habían venido aquella noche desde Tuy, Redondela, Vigo y otros puntos, la dejaron abandonas en la misma playa.

Faro de Vigo, domingo 30 de enero de 1938.

II

No todos los “judaizantes” de Tuy y su diócesis huyeron. Algunos se quedaron haciendo hipócritas y más ostensibles manifestaciones de cristianismo, pero no debieron ser estas muy sinceras ni convincentes cuando en un auto de fe celebrado en 1614 en Santiago, fue penitenciada por la Inquisición de Santiago, Catalina Coronel, vecina de Tuy, con otras doce o trece mujeres, entre ellas, Margarita Vázquez, viuda de Miguel Coronel, también de Tuy, hermano de los canónigos Coronel y de Antonio Coronel, y unas hijas de Enrique Méndez.

Esta familia Coronel, avecindada en Tuy, era muy adinerada merced a su profesión de mercaderes.

Cuando huyó Antonia Saravia llevó consigo unos 60.000 ducados en moneda. Catalina de León tenía unos 2.500 ducados. Tomás Coronel poseía unos 233.000 reales y Marcial Pereira Saravia dejó en créditos a su favor por valor de 363 mil reales, cantidades todas muy respetables, dado el numerario que circulaba en aquella época.

Dentro de la catedral de Tuy existían antiguamente unos grandes lienzos apaisados, encuadrados o montados sobre sendos marcos de madera, en que constaban pintados al óleo los nombres de muchas de las personas arriba nombradas pertenecientes a las referidas familias de judíos que fueron reconciliados por la Iglesia o castigados en el año 1614 y especialmente en el 1617. Conservábanse allí hasta hace pocos años al público, como testimonio perenne de su judaísmo y para los efectos del “Estatuto de limpieza de sangre” en que nos ocuparemos a continuación.

De los citados canónigos no tenemos más noticias, ni sabemos el rumbo que habrán tomado después de la aprobación del “Estatuto” en agosto de 1617.

Hacia el año 1595 habían comenzado a acudir a Tuy, huyendo de Portugal, varias familias judías que se decían convertidas al cristianismo, las cuales estaban amenazadas por el Tribunal de la Inquisición que funcionaba en Coimbra. En Tuy se sospechó pronto que había sido ficticia su conversión, merced a su conducta ambigua que parecía obedecer al siguiente hecho histórico:

Cuando en Francia tuvo lugar la expulsión de los judíos durante la minoría de Carlos VI, los que residían en Arlés, angustiados por la persecución de que eran objeto, se dirigieron al Gran Exilarca de aquel entonces residente en Constantinopla, al que expusieron su situación. Y aquel magnate les contestó lo que puntualmente traducimos:

“Decís que el Rey de Francia quiere que seáis cristianos. Haceos cristianos ya que otra cosa no podéis, pero guardad la Ley de Moisés en vuestro corazón.”

“Decís que van a quitaros vuestros bienes. Haced a vuestros hijos comerciantes y por medio del tráfico apoderaos poco a poco de los bienes de ellos.”

“Os quejáis que se atenta contra vuestra vida. Haced a vuestro hijos médicos y boticarios, que les quiten a ellos la vida impunemente.”

“En cuanto a los que decís que destruyen vuestras Sinagogas, haced a vuestros hijos canónigos y curas que destruyan sus iglesias.”

“Respecto a las grandes vejaciones que sufrís, haced a vuestros hijos abogados y notarios, personajes de los que ordinariamente influyen en los negocios públicos y así dominaréis a los cristianos, ganaréis sus tierras y os vengaréis de ellos.”

“No os apartéis un punto de este camino que os trazamos y veréis por experiencia que tanto más lograréis encumbraros cuanto más os abatáis”.

“V.S.V.S.F.F. Príncipe de los Judíos de Constantinopla a XXI de diciembre de 1496.”

Este importante documento está tomado del libro del Abate Bouis “Le Royale Touronne del Bous d’Arlés”, Avignon, 1641, tomo I, pág 474-479.

Documento es este que parece fue la norma de los judíos en España y particularmente en Galicia. Por de pronto nos consta que en los días que estamos estudiando existían pudientes mercaderes en Tuy, una médica en Vigo, un notario en Salvatierra y tres canónigos en la catedral de Tuy. Prescindo de los judíos que vivían en Ribadavia, próximos a los de Orense.

En vista de las sospechas que recaían sobre la conducta religiosa de estas familias, comenzaron los miembros más destacados del Cabildo Catedral a tratar de impedir que se infiltrasen en estado eclesiásticos y, especialmente, en el Cuerpo Catedralicio. Después de varios proyectos, en 12 de enero de 1601, en una reunión capitular, se aprobaron unas constituciones, muy sabiamente meditadas, en virtud de las cuales debían hacer informaciones públicas y juradas no solo acerca de los antecedentes personales sino también de los ascendientes director y colaterales hasta la cuarta generación de cuantos aspirasen a los cargos de Dignidades, Canónigos, Racioneros, Capellanes, Sacristanes y demás clero, a fin de impedir que pudiesen obtenerlos quienes no estuviesen limpios y exentos de manchas familiares de judíos, herejes o penitenciados por la Inquisición.

Tropezó este “Estatuto” con grandes dificultades durante varios años para impedir que tuviese carácter legal obligatorio, merced a influencias desplegadas contra él, por lo cual el Cabildo tuvo necesidad de enviar a Roma, en enero de 1615, al Canónigo Penitenciario, Dr. Martín Padilla, con cartas de recomendación del Obispo D. Juan de Valdemora y el Rey Felipe III para su embajador en Roma y para varios Cardenales, a fin de obtener la aprobación pontificia del “Estatuto”. También en Roma se hallaron tropiezos en un principio para esta aprobación, pero al fin en 22 de marzo de 1617 otorgó Su Santidad Paulo V la Bula de su aprobación para la Catedral y toda la Diócesis de Tuy, la cual se conserva en el Archivo Capitular.

Faro de Vigo, sábado 5 de febrero de 1938.

III
Al regresar a esta ciudad a principios de agosto del mismo año el Dr. Padilla, trayendo la referida Bula, fue recibido con gran regocijo, haciéndose manifestaciones públicas de entusiasmo y alegría, la cuales alcanzaron gran apogeo el día 15 del mismo mes con motivo de ser aquella promulgada y jurado solemnemente el Estatuto.

En este día, después de la Misa Coral de la Asunción de la Santísima Virgen se celebró otra solemnidad. El Obispo con todo el Cabildo y demás clero catedralicio se dirigió al Archivo Capitular donde el Deán recogió el documento pontificio y se organizó una procesión acompañada con la música de la Catedral y las chirimías por las naves. Cantose al llegar al Altar un solemne Te Deum e inmediatamente otra Misa conventual. Al llegar al Evangelio acercose el Prelado al altar y tomando la Bula pontificia, la puso sobre su cabeza y puesto de rodillas juró sobre los Santos Evangelios por sí y en nombre de todos sus sucesores observar y hacer observar dicho “Estatuto”. Hicieron después lo mismo individualmente todas las dignidades, canónigos, racioneros y demás clero. Seguidamente subió al púlpito en P. F. Juan Galindo, predicador del convento de Santo Domingo, y habló acerca del acto que se celebraba, continuando después la Misa.

Durante tres días consecutivos se celebraron fiestas y regocijos populares con fuego artificiales, máscaras, paseos públicos, iluminaciones en todas las casas, etc.

Tanta importancia se dio a este acto en toda la diócesis a la aprobación del Estatuto que se consideró su fecha como signo de una nueva era en la vida diocesana.

Tenemos testimonio de ello en la lápida de granito que se esculpió en la antigua iglesia de san Nicolás de Torroso en el partido de Mos-Porriño, con motivo de la construcción de la antigua iglesia de Cerdedelo, hoy agregada a la actual de San Mamed de Torroso.

En la pared exterior del templo se grabó la inscripción siguiente, escrita con varios nexos, abreviaturas y letras mayúsculas y minúsculas, muy irregulares que nosotros regularizamos para mayor claridad. Dice así:

ESTA IGLESIA SE HIZO AÑO DE 1617 EN QUE LA
IGLESIA DE TUY FUE LIBRE DE JUDIOS Y PUBLICO EL
ESTATUTO DE ROMA POR PAULO V: OBISPO DON JUAN
GARCIA DE VALDEMORA: LUIS PEREIRA ABAD QUE HIZO A
SU COSTA CON LICENCIA DE D. GABRIELQUIROS SOTOMAYOR

Como recuerdo de la intromisión de los judíos en la Catedral, dejaron en el claustro de la misma un testimonio epigráfico que da a conocer la audacia de aquellos y que hemos hallado buscando signos lapidarios de obreros. Es una representación esculpida groseramente como hecha de prisa y a escondidas, del candelabro se siete brazos de la Sinagoga. Está en el ángulo del basamento de la arcada del claustro debajo del machón-pilastra fronteriza a la puerta del cuarto de música, al lado de la puerta que del templo va al Claustro. Hela aquí:

Al reproducirla en FARO DE VIGO como curiosidad histórica, publicamos también las letras inmediatas situadas a los lados del candelabro, las cuales no acertamos a interpretar. Solo aparece clara la palabra ARIE, pero nada nos dicen los demás signos epigráficos que la acompañan. El signo anterior a esta palabra es la letra hebrea Dhaleth equivalente fonéticamente a Dh, que significa “puerta”, e ideológicamente “seguridad” y “justicia”. Son dignos de estudio los signos que acompañan a estas letras. ¿Qué objeto se propuso el grabador de este candelabro sinagógico? Es algo simbólico y misterioso.

Terminaré este ya largo artículo con una anécdota histórica acaecida recientemente.

Visitando hace pocos años un ingeniero judío que vivía en Lisboa, una aldea del Norte de Portugal, y hallándose en su cementerio estudiando una lápida sepulcral con caracteres hebreos se le acercó un labrador y preguntándole que hacía, le contestó que copiaba aquellas palabras para recoger notas de familias antiguamente expulsadas de Portugal, que eran judías. El labrador oyendo que era judío el caballero aquel pronunció una palabra convencional en hebreo y levantándose aquel le contestó con otra palabra también hebrea y se abrazaron como correligionarios. El paisano manifestó entonces que era judía toda su familia emboscada en el país desde siglos pasados, que en su casa todos los varones estaban circuncidados y que practicaban todos los ritos judaicos, sin perjuicio de bautizarse todos y asistir a los actos de culto cristiano por temor a los padres (sacerdotes) y a sus convecinos.

Esta noticia publicada en un trabajo en el Tomo I de la revista de Lisboa “Arqueología e Historia”, nos da a conocer la habilidad y perfidia judaicas en los pueblos donde viven encubiertos o conocidos. Esta misma era la conducta de los que vivían en Tuy y de las personas que actualmente militan en las sociedades secretas, especialmente en la Masonería, que hija directa del judaísmo. Conviven hipócritamente con los buenos españoles y con los católicos de pura cepa y hasta toman parte en los actos de patriotismo y de religión, mientras que secretamente asisten a las LOGIAS y asociaciones de las TRAS LOGIAS cooperando con su labor e influencia en la guerra contra la Religión y la Madre Patria.

Juan Domínguez Fontenla

De la Real Academia Española de Historia

Faro de Vigo, domingo 6 de febrero de 1938

[i] Martínez Tamuxe, Juan: “Don Juan Domínguez Fontenla, notable historiador e ilustre guardés” en Tui. Museo y Archivo Histórico Diocesano VIII (1998), pp. 47-87.

[ii] Martínez Tamuxe, Juan: Op. Cit. Pp. 53-54.

[iii] Martínez Tamuxe, Juan: Op. Cit. P. 58.

[iv] Domínguez Fontenla, Juan: “Un gallego ilustre: Francisco Sánchez era natural de Tuy” en Faro de Vigo de 26 de xullo de 1937. Reproducido en Festas San Telmo 2023 – Ano Francisco Sánchez”, Tui, 2023

[v] Bravo López, Fernando: “La historiografía ante la correspondencia apócrifa entre los judíos de España y los de Constantinopla: una revisión crítica” en Studia histórica, Historia Moderna, 38, n. 2. Universidad de Salamanca (2016), pp. 467-502

[vi] Iglesias Almeida., Ernesto: “Los signos lapidarios de la Catedral de Tuy en los siglos XII y XII” en Tuy. Museo y Archivo Histórico Diocesano, vol II (1977), p. 145.

Agradecemos a Rafael Sánchez por acercarnos este artículo

 

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