- Recuerdos de su historia. Un imaginario que persiste en el tiempo.
La celebración del 750 aniversario de la incorporación de Jerez a la corona de Castilla, que se desarrolló en el 2014, no dedicó, curiosamente, ninguna atención a la presencia judía en la ciudad. Las actas del Congreso tampoco recogieron ningún trabajo que tratara este asunto.
El Ayuntamiento tampoco atendió la petición que le hizo la asociación Tarbut Sefarad Jerez para que una placa recordara la que durante siglos se denominó calle Molino del judío, y que en la actualidad es Eguiluz.
Desde 1589 hay constancia de esta calle, que perduró en el nomenclator hasta mediados del siglo XIX, según puede observarse en un plano de la ciudad de 1852.
Al día de hoy, tan sólo un vial público, con el nombre de Judería, es lo poco que queda como recordatorio de la antigua aljama jerezana.
No pretendemos, ni mucho menos, rivalizar con los especialistas en la materia, como Hipólito Sancho, Juan Abellán o Fidel Fita, entre otros, pero si dejar constancia que esa vinculación entre lo judío y Jerez pervive en nuestro entorno en pequeños detalles que pueden pasar desapercibidos.
Tarbut Sefarad Jerez
En el año 2012 se creó en nuestra ciudad la asociación cultural Tarbut Sefarad Jerez, promovida por un grupo de personas interesadas en la historia y la cultura de aquellos judíos que durante siglos vivieron en nuestra ciudad.
Esta entidad mantiene la sección de Jerez de la web Tarbut Sefarad, que puede consultarse en internet, y que intenta recopilar todo lo referente con esta comunidad durante el periodo que estuvieron por estos lares.
Tarbut Sefarad está presidida por Marcelo Langer, judío argentino residente en Jerez desde hace unos años.
En este tiempo se han llevado diversas actividades culturales como conferencias, concierto de música sefardí, así como tres ciclos de judío en colaboración con la embajada de Israel.
El logo de la asociación es una creación del artista jerezano Rafael Jiménez, licenciado en Bellas Artes.
Cementerio judío
A finales del 2002 se llevó a cabo una intervención arqueológica en el solar que ocupaba un almacén de la Compañía Sevillana de Electricidad, lo que actualmente es la plaza Alfonso Sánchez, y donde antiguamente se ubicaba el cementerio judío. Una actuación dirigida por la arqueóloga María Luisa Lavado y clasificada con el código UE 1-44 Caracuel, expediente A-194/02.
Los restos humanos que allí se encontraron, bien cabe suponer, pertenecieran a miembros de la comunidad sefardí jerezana, fueron depositados, junto a otros elementos, en el Museo Arqueológico Municipal.
No deja de sorprender, sin embargo, el escueto informe que se hizo sobre esta excavación. Al parecer no existe documentación gráfica del proceso de exhumación, así como de las tumbas y los huesos hallados en las mismas.
Periodista
El periodista jerezano Manuel Luis Ortega Pichardo (1888-1943), fue el autor del libroLos hebreos en Marruecos (1919). Un personaje clave en aquel periodo para el caso que nos ocupa, y que además fue director de varios periódicos editados en la zona del Protectorado español de Marruecos.
Relevante fue la fundación, en 1924, de una importante iniciativa editorial la Compañía Iberoamericana de Publicaciones (CIAP), contando como socio capitalista al destacado judío, Ignacio Bauer Landauer.
Monumentos y viajeros
En el Archivo Municipal, en los fondos documentales referentes al proceso de erección del monumento a Miguel Primo de Rivera, se puede encontrar una curiosa relación de los judíos, residentes en el norte de Marruecos, que hicieron sus aportaron económica al mismo.
Consideremos que el Directorio Militar de Miguel Primo de Rivera publicó en 1924 un decreto «sobre concesión de nacionalidad española por carta de naturaleza a protegidos de origen español» en el que se daba un plazo de seis años improrrogables -hasta el 31 de diciembre de 1930- para que los sefardíes -aunque en el decreto no aparecía este nombre ni el de judío o hebreo- que tuvieran el estatuto de protegidos pudieran obtener la nacionalidad española, simplemente solicitándolo de forma individual en un consulado.
Antes de esto dos destacados judíos sefardies pasaron por Jerez, dejando memoria de su visita en sendos libros de viaje, el diplomático americano Mordecai Manuel Noah, en 1814, y el médico Max Nordau, en 1914.
Vinos, viñas y flamenco
Antes que González Byass pusiera en el mercado su Tío Pepe kosher, hemos podido encontrar las etiquetas de un vino y un brandy con esta distinción. Estos productos, el brandy Afable y jerez Alfansi (en homenaje al rabino andalusí), eran embotellados por la Compañía Vinícola.
Otra curiosidad es la imagen de un judío en la etiqueta del anís del hebreo, de las bodegas jerezanas Antonio Rey. Sin olvidar, que personajes del Antiguo Testamento fueron representados en el etiquetado de diversas bodegas: Noé Matusalem, el rey David o Moísés.
En el plano parcelario de Jerez, de 1904, y en documentos de 1907, aparecen los topónimos de ‘Viña Los Judíos’ y ‘Rancho El Judío’.
Incluso en alguna que otra letra flamenca los recuerda, como la bulería por soleá Eres como los judíos, que en los años 30 alcanzó el éxito en la interpretación de Isabel Ramos Moreno (1895-1942), conocida con el nombre artístico de Isabelita de Jerez.
Parte de la letra es como sigue: «…Como los judíos tú eres / tú ; / aunque te quemen la ropa / puesta en el cuerpo, / no reniegas de lo que has sío; / aunque la ropa te quemen / puesta en el cuerpo / no reniegas de lo que has sío».
JOSÉ LUIS JIMÉNEZ GARCÍA
Fuente: diariodejerez.es