
En el verano de 1933, una alegre compañía de mozos universitarios se apresto a realizar una operación entonces insólita. Se trataba, en la ocasión, de un crucero por el Mediterráneo, que, a iniciativa del Ministerio, que, entonces se llamaba de Instrucción Publica, iba a hacer posible el milagro económico y asociativo de llevar a unos centenares de profesores y alumnos de las Facultades de Filosofía y Letras y de las Escuelas de Arquitectura, a recorrer el Mediterráneo, con un programa que abarcaba el mundo pre-clásico (Egipto-Israel), clásico (Grecia, Asia Menor, Nápoles, Sicilia) y musulmán (Túnez, Turquía).
Experiencia gozosa, cuya poderosa y fructífera huella ha permanecido en el corazón de quienes tuvimos la fortuna de participar en tan extraordinaria aventura.
Algunos nombres podrían dar fe de ello, y bastaría citar los que, de algún modo, han dejado rastro escrito de aquel singular acontecimiento, en páginas dispersas de diversa intención literaria, suscritas por Antonio Tovar, Julián Marías, Luis Díaz del Corral, Salvador Espriu, Jaime Vicens Vivas, Rosello Porcel….
Llevábamos toda la emocionada expectación ante lo que, pródigamente, se nos ofrecía.
De aquellas felices andanzas conservo páginas tempranas de descripción, que fueron al libro y al periódico. Y algunas de pequeña investigación que corresponden a mis primeras curiosidades por el mundo sefardí, que venían, sin duda, de mis años adolescentes de Melilla, donde descubrí, maravillado, aquellas gentes extrañas que, de padres a hijos, transmitía la dulce inflexión del castellano medieval.
A la zaga de esta curiosidad pues, recogí en Esmirna, Salónica, Rodas y Estambul algunas docenas de romances y «CONSEJAS» que, en las juderías, resonaba en labios de las ancianas que, gentilmente, se prestaban a repetirlas, para que yo las recogiera en mis cuadernos.
Y, como ya he explicado otras veces, fue en la judería de Rodas donde halle el más dulce y cantarín romance castellano, las mas tiernas melodías y, para decirlo todo, la más gentil hospitalidad, como en una consonancia armónica con aquella maravilla arquitectónica y vegetal que hace de Rodas, uno de los paraísos del Mediterráneo.
Allí, en el pequeño «ghetto» escuchaba al atardecer, la voz de una dama, tal como recuerdo en aquellas paginas mías, aquella Mazaltov de Jacob Israel que tan dulcemente cantaba viejos romances (Tres palomas van volando por el palacio del Rey…) y me decía adiós con el dulce sabroso decir de los sefardíes: Altas venturas que tengaish, Buena compañera que topes!
De aquellos tempranos contactos, me viene la picazón de curiosidad que me ha llevado en ocasiones diversas, a conocer los rastros hispano-portugueses que se concentraron en la impresionante Sinagoga de Ámsterdam, o aquella orgullosa sección sefardí de la judería de Ferrara, tan bien descrita en «El jardín de los Finzi Contini» de Giorgio Basani, como parte de la estremecedora descripción de la furia anti-judía que azoto a Europa de la segunda guerra mundial. Guerra Mundial , que llenó de espanto y sangre a todos los «ghettos» de Europa.
Un día, también en las dulces calles de Rodas, se oyeron las botas claveteadas de los soldados del Raich: la increíble obsesión anti-judía de los nazis.
Cuando hace cuatro años volví a Rodas, en un crucero estival, acudí acongojado a la calle central de la vieja judería , que ahora tenía un nombre sobrecogedor: “Calle de los Mártires Judíos»
Entonces escribí en el cuaderno que publique bajo el titulo «Poemas en el Mar de Grecia» este recuerdo emocionado:
Este que ya no soy y soy yo mismo
(mil novecientos treinta y tres)
caminando la judería
de Rodas al atardecer
-¿Tú querés cantigas viejas?
Mazaltó de Jacob Israel
sabe consejos y romances
Mazaltó de Jacob Israel.
Como una dama de Castilla
Mazaltó de Jacob Israel
-Se pone negra mi memoria
(Mazaltó de Jacob Israel)
-Se borraron mis palabras,
pero mi canto cantaré.
Tres palomas van volando
para el palacio del Rey
vola la una, vola la otra,
ya volaron todas las tres.
Cae la tarde prodigiosa
con su cortina rosicler
Aposan en un castío
el castío de oro es.
Para el descanso de la hora
traen el agua y la miel.
-Cuando yo era mancebica
me enamoraba una vez
de un mancebico como tú
¡Buena doncella que topés!
-¡Altas venturas que tengás
Mazaltó de Jacob Israel!
Ahora he vuelto preguntando
¿Mazaltó de Jacob Israel?
La judería está desierta
hay acíbar donde hubo miel.
Vinieron bárbaros del norte
Mazaltó de Jacob Israel.
Los crematorios de Alemania
consumieron toda la grey.
Soy un fantasma de mí mismo
recordando un atardecer
en la judería de Rodas,
mil novecientos treinta y tres.
Las canciones se han apagado,
Mazaltó de Jacob Israel.
Se ha puesto negra mi memoria
de las lágrimas y la hiel.
Pero yo guardo tu recuerdo
Mazaltó de Jacob Israel. (2)
Deje mi emoción traducida a verso, como homenaje ante la estúpida crueldad de unos hombres. Pero he aquí que este poemilla halló una curiosa repercusión, para mi totalmente inesperada.
En la revista norteamericana “The American Sefardí» órgano de la JESHIVA UNIVERSITY y bajo el titulo de Rhodes revistid» aparecieron (otoño del 75) un estudio firmado por un prestigioso abogado de Nueva York, Thomas Ryan de Heredia, quien, conocedor de los textos recogidos por mí en el verano del ‘33 y, curiosamente, de mis poemas “Poemas en el mar de Grecia», con la elegía que dedique al terrible genocidio de la judería de Rodas, ofrece a los lectores, junto a una traducción del inglés del mismo, una versión anotada de uno de los romances que había recogido de los labios de Mazaltov de Jacob Israel.
Asimismo Ryan de Heredia (cuyo apellido sefardí es obvio) precisa que la ocupación de Rodas por los alemanes (julio de 1944) provoco la trágica expedición de los 1673 miembros de la judería, enviados con crueldad increíble a AUSCHWITZ de la que solo sobrevivieron un centenar y medio de sus miembros (1).
En una lista publicada por Hizquia Franco «Les Martyrs juifs de Rhodes y de Cos” (Elizabeth Ville 1952) no aparece entre los supervivientes Israel Mazaltov de Jacob, es decir la desventurada dama de mi poema de 1933.
Por otra parte, el autor del artículo me escribió una larga carta incluyéndome una vieja fotografía, rogándome le escribiera acerca de si figuraba en ella si podía reconocer a la mencionada Mazaltov

Y yo en efecto, creí asegurar, que la dama sentada en primer término, que en mis memorias figura descrita con la nobleza de una dama de Castilla, efectivamente era la interlocutora de mi poema
¿Qué leyenda, que misterio se esconde en esta dama?
Pero voy a contar otra sorprendente historia.
Un excelente amigo mío, el prestigioso economista de Madrid, Luis Giménez de la Cuadra, encontrándose en el aeropuerto de San Francisco de California, al entregar su pasaporte a un empleado de la Western Airlines, éste le manifestó que su sueño dorado seria conocer España, para conocer a un poeta, que en unos de sus libros había evocado a su bisabuela de Rodas, Mazaltov de Jacob Israel.
Excusado es describir el salto que dio aquel guapo mozo que se llama David Ricardo Israel al decirle mi amigo que el podía ser el instrumento de relación entre ambos
El mundo ¿es tan pequeño?
GUILLERMO DIAZ-PLAJA
(1) NdR: El original decía “con la trágica muerte de centenar y medio de sus miembros” que seguramente se trata de un error en la transcripción y/o traducción.
(2) NdR: El original contenía un fragmento del poema.
Biografía de Guillermo Diaz-Plaja.
Gracias a Raquel Avzaradel de Yohai, bisnieta de Mazaltov Israel, por acercarnos esta historia.