Gibraltar, Ceuta y Melilla: Las tres micro-perlas sefardíes por David Benhamú Jiménez*

imag01Benhamu, Benguigui, Benarroch, Benchimol, Azancot, Amselem… son algunos de los apellidos que conservan los judíos sefaradíes. Algunos muy populares en Israel, y otros apenas, siguen siendo los predominantes en las comunidades judías de España, en especial desde Madrid hasta el sur. En Israel a veces piensan que todos los judíos salieron de España durante la reconquista de Isabel y Fernando y que nunca más volvieron a España.

Afortunadamente, y aunque se traten en la actualidad de apenas unos 40.000, que forman parte de los 47 millones de habitantes del país, las comunidades judías españolas se encuentran muy cohesionadas, y es raro que algunos de sus miembros no se conozcan entre ellos, sobre todos los que viven en la misma ciudad. Llama la atención que las tres micro-comunidades de Ceuta, Melilla, y Gibraltar, todas de origen sefardí, y donde a pesar de no contar entre las tres con más de 3.500 miembros, sus reducidas dimensiones hacen que la densidad de judíos por metro cuadrado sea elevada. Disponen de todos los servicios, de un colegio de primaria en el caso de Melilla y Gibraltar, y de un amor incondicional hacia la religión y las costumbres por parte de casi todos sus miembros. Su entorno multicultural las hace únicas y dignas de conocer, ya que además de sol y playa, fiesta, cultura, y buen acceso, nos permiten observar cómo viven otras comunidades judías en el mundo y apreciar qué es un auténtico sefardí.imag02La mayoría de los israelíes siguen eligiendo a Barcelona como primera destinación turística en España, otros completan su viaje con una visita relámpago a Toledo, y los más aventureros o aquellos que contratan un paquete especial del antiguo reino de Al-Andalus se someten a los encantos de Córdoba, Granada y Sevilla, de su historia y de su presente. La alternativa en esta región son las playas de Tarifa y Caños de Meca, y el lujo despampanante y los casinos de Puerto Banús en Marbella.

Solo a una hora de Marbella, se encuentra Gibraltar, un enclave británico en la península ibérica. Un lugar donde el primer idioma es el inglés y la moneda oficial la libra inglesa, pero donde no tendremos problemas para desenvolvernos en español o utilizar euros. Es habitual -como no lo es en España- ver por la calle a hebreos, como se denominan a sí mismos los judíos sefardíes. Las kippot y las pelucas los delatan, al ser una comunidad prominentemente religiosa. Una parte importante de la comunidad provino en su mayoría del norte de Marruecos en diferentes etapas, en especial durante la década de la independencia del país africano en los años 50.

Las comunidades
Además del llanito, una mezcla del español e inglés incomprensible para los forasteros, hablan restos de la haketía, el judeo-español occidental de los judíos expulsados de España, el español y RP English, es decir el inglés estándar. Además, cuentan con un alto nivel de hebreo, sin una razón clara, más alto que el de las comunidades españolas. Además de los monos, sí los monos, que están sueltos por la ciudad, si contactamos con gente de la comunidad con determinada antelación, podremos tratar de organizar un tour para aprender más sobre su interesante historia y la de su comunidad judía.

A solo 15 minutos de Gibraltar se encuentra el puerto de Algeciras, Al-Jazira en árabe, puerta entre África y Europa, y desde donde salen de manera frecuente embarcaciones a la ciudad española en el norte de África, Ceuta. La travesía es de unos 45 minutos, ya que se tratan de unos 14,5 kms. Nada más llegar notaremos al igual que en Melilla, el Art Decó, el modernismo, el exotismo, la multiculturalidad, el militarismo, el olor del mar y como en Gibraltar, una concentración considerable de judíos en la zona en comparación al resto de España. En ambas ciudades, se puede caminar para llegar a cualquier lugar, rezar shajrit, minja o arbit al puro estilo sefardí. A menos de una hora de Ceuta se encuentran Tetuán y Tánger, ciudades en Marruecos que albergaron a comunidades judías de más de 15.000 miembros en la época de esplendor y de las que tan sólo quedan 4 ancianos en Tetuán y 36 en Tánger. Aun así, el patrimonio judío es abismal, el mellaj, los mikve, cementerios, casinos, sinagogas donde todavía es posible rezar si conseguimos reunir al minian y contactamos con la comunidad. Todos aquellos israelíes que dispongan de una segunda nacionalidad, pasarán desapercibidos sin necesidad de visa a través de la frontera peatonal de Ceuta, el resto tendrá que pedir

un visado y tomar ciertas precauciones. Antes de seguir el viaje a Melilla, podrán hospedarse en el complejo lujoso Marina Smir en la afueras de Tetuán, donde se rodó parte de la famosa y reciente serie española de espionaje en la España de Franco contra los nazis ambientada en la zona y basada en el libro de María Dueñas, «El tiempo entre costuras».

Desde Tetuán a Melilla podrán desplazarse en taxi, por un precio asequible en unas 4 horas, y hacer una parada a mitad de camino en las maravillosas playas de El Jebha, no lejos de Al-Houcema. Para aquellos que quieran llegar a Melilla sin pasar por Marruecos, pueden hacerlo desde Málaga, Madrid y Valencia directamente en avión o en barco desde Málaga, Almería y Granada.

Melilla es sin duda la ciudad española más africana, ya que son al menos 8 horas en barco o 40 minutos en avión lo que la separa de la península, casi 230 kms. Hermana gemela de Ceuta, pero con un encanto diferente, y la primera ciudad española en cuanto a patrimonio judío sefaradí y unas características ejemplares. Solo con visitar la parte vieja de la ciudad merece la pena realizar un paseo, y si además coordinan su llegada con la Asociación Mem Guimel o el ayuntamiento, podrán descubrir todos los encantos e historia de la comunidad hebrea de la ciudad. Les revelarán cada historia y curiosidad sobre la llegada a Melilla de los judíos, su legado y su cultura.

Muchas de estas comunidades se están viendo reducidas por diferentes causas, como la crisis, el miedo a ataques xenófobos, sobre todo en las dos ciudades africanas, la falta a veces de oportunidades laborales o económicas… Sin embargo, sus encantos, singularidades, precios asequibles e importante patrimonio sefardí hacen de ellas tres ciudades de obligado paso, que además nos permitirán conocer no sólo la belleza sino también a las comunidades hebreas descritas que prosiguen muy activas en su día a día y que os recibirán con los brazos abiertos.

Una de las tradiciones gastronómicas más especiales de los judíos sefardíes es la adafina, «ada, costumbre», así que costumbre fina, pero que comúnmente llamamos dafina. En Israel, hablan de hamim, pero créanme, que el que prueba una dafina no la olvida en su vida. Muchas de las costumbres sefardíes se están perdiendo, quizás se debería decir que muchas costumbres en las religiones o civilizaciones se están perdiendo, algunos piensan que es por el uso excesivo de las nuevas tecnologías.

Sin embargo, el judío sefardí, sí que está realmente en periodo de extinción, en especial si tomamos como sefardí al denominado estrictamente como judío del norte de Marruecos o de este origen, repartidos principalmente en la actualidad en las ciudades mencionadas además de entre otras como Málaga, Madrid, Barcelona, Lisboa, Caracas, zonas de Brasil y por supuesto Israel. Sin embargo, en Israel se toma un concepto amplio de sefardí, quizás por la confusión que engloba la denominación de «Sfarad» a toda España y «sefaradí» a todo lo que suene a español, no necesariamente judío español, incluyendo a los países sudamericanos.

Cultura sefardí en Israel
En relación a los judíos sefardíes que hicieron aliah, el número de los mismos es relativamente reducido, aunque se pueden encontrar comunidades importantes en Ashdod, Beer Sheva, Natania, Beit Shean, y por supuesto Gush Dan y Jerusalén, donde debido a principalmente a la reciente crisis española han llegado en los últimos 5 años casi 2.000 olim jadashim de todas las edades, aumentando la tasa de aliah con respecto al lustro anterior en un 280%.

A diferencia de los sefardíes que llegaron a Israel durante su fundación que debían apoyar la creación de un nuevo estado y el uso de una lengua única, el hebreo, los olim sefardíes actuales, llegan a un país consolidado, con un idioma definido y que además premia y se enriquece de la cultura que los judíos traen de otros países. Son muchas las universidades e instituciones israelíes que ponen especial atención a la cultura judía en otras regiones del mundo y cómo dichas diferencias culturales evolucionan al llegar a Israel. Es común por ejemplo ver cómo en Israel, en numerosas bodas se sigue la costumbre de lucir el traje de berberisca y la hena, la mimona, las galletitas sosas, etc.

Dicen que el conocimiento de otras culturas nos hace más inteligentes, nos ayuda a valorar nuestra propia cultura, y nos permite vivir en otros mundos. Por ello, invito a todos aquellos que leen este artículo a que planeen su próximo viaje al sur de España, pero al sur, sur…

* Para comentarios, preguntas o sugerencias escribir a David Benhamú Jiménez a:dbenhamujimenez@outlook.com – También en Facebook: David Benhamú Jiménez

Fuente: aurora-israel.co.il

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3 comments

  1. soy de monterrey mexico..amo a Israel..y me gusta conocer de todos los lugares del mundo..felicidades

  2. soy luis gonzalez de monterrey mexico..me gusta mucho Israel..y saber de otras partes del mundo

  3. Fantástico el acercamiento que ha hecho , en este artículo, a las comunidades sefarditas del sur de España. Los españoles deberiamos acercarnos a esta realidad, que es la nuestra, para conocerla, respetarla y apreciarla más . Un tesoro a conservar .
    Muchas gracias

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