VESTIGIOS JUDÍOS EN FEZ (MARRUECOS)
Anun Barriuso y José Manuel Laureiro
Una reciente visita a Fez en Marruecos nos ha hecho descubrir aspectos de esta increíble ciudad, que normalmente no reflejan las guías turísticas.
En la actualidad la presencia judía aquí casi ha desaparecido y solamente algunas familias siguen viviendo en Fez, con el recuerdo siempre de una rica y populosa comunidad.
En este artículo, con permiso de Esther Benmaman y sus “Pinceladas marroquíes”, vamos a intentar realizar un paseo por uno de los barrios judíos que todavía puede ser contemplado, aunque por el abandono en el que se encuentra, está llamado a desparecer en pocos años si no se actúa de manera urgente en su rehabilitación
La ciudad de Fez surge a partir de dos ciudades, una fundada por Idriss I en el 789, que denominó Madinat Fas y otra fundada por su hijo Idriss II, llamada El –Ayla .
En el 818 las dos ciudades reciben familias expulsadas de Córdoba y se cree que entre ellas ya había algunas familias judías. En el siglo XI, los almorávides unieron ambas ciudades construyendo una muralla a su alrededor.
Durante este periodo hasta el Edicto de Expulsión de los judíos de Castilla, existen múltiples contactos de tipo familiar y comercial entre los judíos de ambos lados del estrecho de Gibraltar.
Con la expulsión, un número indeterminado de judíos busca refugio en esta ciudad, aunque no son todo lo bien recibidos que ellos hubieran deseado.
A partir del siglo XVI, el asentamiento judío en esta ciudad, elevada a la categoría de imperial por los benimerines en 1250, comienza a ser importante, de tal manera que hay oficios en los que va a existir un auténtico monopolio judío.
A partir de 1666, Fez pierde importancia al trasladar Mulay Ismail la corte a la ciudad de Meknès.
En la actualidad todavía podemos admirar la grandiosidad de su arquitectura, así como la riqueza histórica que encierra.
Pese de toda la belleza que al visitarla se presenta ante nuestros ojos, nos centraremos en los vestigios judíos que esta ciudad muestra a un viajero curioso.
El barrio judío de Fez es llamado “El Mellah”, palabra que seguramente procede de la voz árabe para designar a la sal. En principio el barrio estaba localizado en otra zona, pero a comienzos del siglo XIII los gobernantes benimerines lo trasladaron a las proximidades de su palacio y ocuparon una antigua kasba, que había sido el emplazamiento de los arqueros sirios del sultán.
Pero esta hospitalidad no fue nada gratuita, la comunidad judía tenía que pagar por esta protección con un impuesto anual.
El Mellah, se distingue de los barrios musulmanes vecinos ya que arquitectónicamente es un mundo aparte. Sus edificios son altos y estrechos y con espacios angostos entre ellos.
Los límites actuales del barrio se establecieron a finales del siglo XVIII, durante el gobierno del sultán Mulay Yazid, con un espacio muy reducido para la densidad de población existente en el momento, por lo que se vieron obligados a construir casas de dos alturas en torno a patios muy pequeños. Los desplazamientos eran y siguen siendo muy dificultosos.
El Mellah está dividido en dos partes por un eje rectilíneo central en el que se sitúa toda la actividad comercial. Los gremios se agrupaban en zonas en las que había pequeños zocos donde vendían sus mercancías.
Un aspecto destacable de su arquitectura es la construcción de balcones en el piso superior de las viviendas, pues ya decíamos anteriormente que las casas solían tener dos alturas.
En su recorrido encontramos dos lugares que por su interés y su importancia destacan entre la riqueza judía de Fez, el cementerio y la sinagoga.
El cementerio causa una gran impresión al visitante; sus túmulos blancos se alinean en una gran extensión que no puede abarcar la mirada del viajero curioso, y tanto su emplazamiento como su disposición no dejan indiferente a quien lo contempla.
El otro lugar indispensable es la sinagoga Danan. Fue edificada en el siglo XVII y está encajada entre dos casas de El Mellah.
A ella se accede desde unas callejuelas angostas que desembocan en una pequeña plaza que dirige a la entrada del edificio. La portada es sencilla y no hace suponer la maravilla que encierran sus paredes.
Esta sinagoga, después del abandono del barrio por la mayoría de las familias, entró en un estado de abandono del que fue salvada en el año 1998 por una asociación de la que forman parte relevantes familias judías e incluso, el anterior rey de Marruecos.
Como decíamos la entrada es muy sencilla, situándose sobre la puerta un letrero que indica el lugar.
La planta del edificio está dividida en cuatro naves, en las cuáles la riqueza ornamental de las sinagogas sefardíes se pone de manifiesto.
Sobre una de las naves se sitúa la azara o galería de mujeres que nos permite una vista de toda la planta.
En la nave derecha se encuentra una escalera que desciende hasta la mikve.
Este baño se encuentra perfectamente conservado.
Pero Fez todavía nos reserva un último secreto, y es la casa que habitó Maimónides, que se conserva en esta zona.
Atribuido al propio Maimónides, en la Medina de Fez se encuentra un tipo de reloj muy curioso, que en su origen estaba formado por una esfera metálica y que por efecto del calor del sol se iba moviendo por distintos compartimentos de la fachada del edificio, marcando así las horas.
Antes de despedirnos de esta asombrosa ciudad y saliendo de la Medina, volvemos nuestros pasos en busca del Museo Batha, que encierra en sus vitrinas muchos objetos de arte judíos.
En el interior del Museo Batha podemos admirar piezas que recuerdan esa presencia judía en la ciudad y el esplendor de una comunidad y sus tradiciones.
En este viaje, no podemos olvidar todas las vivencias y fantásticas experiencias compartidas con Amaya y Jose y es nuestro deseo haber despertado en los lectores el interés por esta ciudad marroquí, además de aportar brevemente un poco de esa cultura judía que se desarrolló en el norte africano.
Anun Barriuso y José Manuel Laureiro, estudiosos de la cultura judía en España, son Presidente y Vicepresidenta de Tarbut Sefarad Madrid. Escribirán en esta sección desde Sefarad especialmente para eSefarad.
Ambos investigan desde hace años los vestigios y orígenes judíos de lugares de Palencia, Cantabria y Burgos, principalmente, y son autores del libro El Norte de Sefarad y de otros importantes estudios e investigaciones sobre los b´nei anusim, judeoconversos, que fueron obligados a la conversión, pero que siguieron conservando su judaísmo hasta nuestros días.
Hola,
Me encanto a leer vuestro articulo con detalles tan interesante. Muchas gracias.
Saludos, Alicia
Me gustó mucho el reportage, vivi muchos años en Fes, y conoci a algunas familias judias, sobre todo los Chocrom, tb conocia el cementerio, y alguna Sinagoga de la ciudad nueva.
Muy interesante y agradable. Les pido que en alguna oportunidad hablen de los linajes. Gtacias