Anun Barriuso y José Manuel Laureiro, estudiosos de la cultura judía en España, son Presidente y Vicepresidenta de Tarbut Sefarad Madrid. Escribirán en esta sección desde Sefarad especialmente para eSefarad.
Ambos investigan desde hace años los vestigios y orígenes judíos de lugares de Palencia, Cantabria y Burgos, principalmente, y son autores del libro El Norte de Sefarad y de otros importantes estudios e investigaciones sobre los b´nei anusim, judeoconversos, que fueron obligados a la conversión, pero que siguieron conservando su judaísmo hasta nuestros días.
2° Parte
3.- NOMBRES PROPIOS Y OFICIOS HABITUALES QUE HAN PERVIVIDO ENTRE LOS JUDÍOS.
Gregorio Ruiz nos cuenta que en Aguilar de Campoo, siempre ha habido la costumbre de imponer nombres llamados “judíos” con más asiduidad que en otros lugares, así es habitual escuchar nombres como Abraham, Sara, Ismael, Isaac, Moisés, Samuel, Ester, Elías, entre otros.
¿Puede ser casualidad?, ¿puede que su sonoridad cuadre bien con ese castellano del norte?. En fin, nosotros creemos que no debe de ser esa la única explicación… Además no podemos olvidar la costumbre castellana de nombrar a los hijos con los nombres de los abuelos, lo que crearía unas sagas que tal vez nos remontaran a los tiempos de la presencia judía en la ciudad.
Es curioso también que los barrios en los que localizamos presencia judía, el del Pozo y el de la Tobalina, recibieran como patronos al Espíritu Santo y a la Trinidad, respectivamente.
Los barrios judíos después del desalojo o conversión de sus anteriores moradores, pasaron a denominarse con grandes misterios cristianos; así el barrio de Santa Cruz en Sevilla o la calle de Santa Fe en el propio Palencia. Curiosamente se multaba con tres reales al que siguiera llamándoles Judería.
Dentro de este apartado también pueden aportarnos algún dato los oficios desempeñados.
Para entender los trabajos que la población judía ejercía, hay que recordar que desde antiguo les estaba vedada la posesión de la tierra, aunque muchas familias utilizaban a cristianos como intermediarios en la tenencia de sus propiedades.
Pero en Castilla, en donde el judío no había sido molestado en exceso, (relativamente, pues las matanzas y abusos eran moneda común), en enero de 1412, se aprueba el llamado Ordenamiento de doña Catalina sobre el encerramiento de judíos, inspirado por san Vicente Ferrer y redactado por Pablo de Santa María, obispo de Burgos, teniendo por objetivo la anulación legal del pueblo judío y en cuanto a las profesiones, indica el ordenamiento (que consta de veinticuatro artículos), que los judíos no podían ser especieros, boticarios, cirujanos ni físicos ni vendieran pan, vino, harina, aceite, manteca ni otras viandas, ya en público, ya en secreto. Tampoco podían tener trabajadores ni en sus casas ni en sus haciendas de “la ley católica”
En otro artículo se prohibía el ejercicio de arrendador, procurador, almojarife, mayordomo, “así respecto de las rentas reales como las de otro señor o señora, cristiano o cristiana…” .Se prohibía también que fuesen “corredores, ni cambiadores, ni trajesen armas en las ciudades…”
Pero si toda esta normativa se cumplía, ¿de qué iban a vivir los judíos?
Por si ello no era suficiente, en 1413, el papa Benedicto XIII hace pública una Bula que pretende la eliminación del pueblo judío.
La cuestión es que todo este cuerpo legal deja de aplicarse en 1415 y los judíos, que en muchos lugares ni siquiera habían sufrido en sus carnes estas medidas, ven con alivio como toda esa presión desaparece y vuelven a ocuparse de los oficios que de antiguo venían desempeñando.
En Aguilar la costumbre se impone a la normativa legal y los judíos se ocupan de sus quehaceres seculares.
Una muestra de ello es la existencia de un llamado “puente de las Tenerías” o “puente de la Tobalina”. Esto de las tenerías fue un oficio muy extendido entre los judíos, y concretamente entre los judíos palentinos. Así consta en documentos fechados hacia 1750, en el reinado de Fernando VI, cuando se ordenó registrar por primera vez en la historia de España todo el suelo y las propiedades de la nación.
Según éste, había cuatro tenerías contiguas, “cercadas de parez a cal y canto, fuera y arrimadas a los muros desta villa al sitio que llaman la tobalina, con cuatro oyos que llaman pelambres para encalar cueros”.
También es casualidad que la pretendida sinagoga se sitúe en el Portazgo (o Portago), lugar adecuado para el comercio y el cobro de impuestos, actividades las dos que se encuentran documentadas como desempeñadas por judíos de la villa.
Esta es la única documentación que tenemos de la época. El anteriormente citado Catastro del Marqués de la Ensenada (siglo XVIII) nos habla del aspecto sanitario: había un médico, dos boticarios, uno de ellos Tomás de Miguel asentado en uno de los supuestos barrios judíos (el del Pozo), un cirujano, dos barberos y dos sangradores.
Según este Catastro, podemos calificar a Aguilar como “una villa clerical”, pues su centro era la Colegiata en la que se encontraban un abad, un chantre primero, un maestrescuela, un arcipreste, 18 canónigos, cuatro capellanes y un sacristán, que unido a la docena de frailes de Santa María la Real y otra docena de monjas que habría en el convento de Santa Clara, dan una elevada cifra de clérigos en relación con la población.
De otros oficios se relata que había 19 labradores, 17 jornaleros, nueve pastores, seis hortelanos, 18 cardadores (oficio que solían desempeñan judíos) y siete pescadores. También se menciona a 27 tejedores (actividad en la que los judíos ejercían su maestría), seis oficiales zapateros, cinco molineros, dos panaderos…Todos ellos oficios que requerían tanto de una maestría propia como de una tradición familiar.
Por último, no podemos dejar de destacar, por muy tópico que sea, la importancia del sector comercial en donde constan 12 mercaderes y 11 arrieros.
Aunque los datos con los que podamos especular sean posteriores al Decreto de Expulsión, permiten hacer una idea de la distribución de las actividades económicas en Aguilar, ya que en épocas anteriores, el oficio era una tradición familiar y que el cambio del mismo no era un uso habitual.
4.- LOCALIZACIÓN DE UN MONUMENTO O LUGAR CONSTATABLE COMO JUDÍO.
Si uno consulta cualquier guía, encontrará que en Aguilar de Campoo, conservan uno de los vestigios emblemáticos de la presencia judía en España, es la denominada Puerta de Reinosa y para poder entender la importancia de la misma, vamos a hacer una descripción de la muralla de la villa, de la que esta puerta formaba parte.
Según nos dice Gregorio Ruiz, el recinto amurallado formaba una figura entre pentágono y triángulo, con base en el río y vértice en el castillo, con lo que la muralla consistía en el nexo de unión entre los dos baluartes defensivos de la villa (río y castillo).
La muralla contó con al menos seis puertas o portones de las que se conservan todo tipo de testimonios:
• Puerta del Convento o del Monasterio, que se conserva y fue restaurada por los años 80.
• Puerta del Puente o de Herrera, situada junto al molino.
• Puerta de la Cascajera, parece que fue más bien un servicio de foso o de intendencia y no una salida directa del monasterio de las Clarisas, próxima a la misma.
• Puerta de los Cotos o de Villallano, que unía la ciudad con el barrio del mismo nombre y con el molino de la Aceña.
• Puerta de las Tenerías, que sería donde se agruparían las casas de los judíos que no tenían dinero para pagar el derecho de residencia en la villa.
• Puerta de Reinosa o de Burgos que tenía una importancia capital para el tráfico de mercancías, pues debía ser atravesada por los que por Pozazal venían con sus productos desde La Montaña (actual Cantabria) hacia Tierra de Campos (Castilla).
Centrándonos en esta última, podemos decir que no es un “descubrimiento” tan reciente, ni mucho menos, pues ya en el Catastro del Marqués de la Ensenada de 1750, al que nos hemos referido en reiteradas ocasiones, se menciona como obra de mucho valor. Su escasa relevancia e incluso su desconocimiento por parte de los actuales habitantes de la ciudad, ha sido la “cotidianeidad”, es decir, la poca importancia que se le ha dado por ser algo que siempre estaba ahí y que no se le ha valorado en su representación histórica.
Más modernamente, en 1942, hay estudios sobre ella debidos a Francisco Cantera (ya citado anteriormente), que era en aquel momento catedrático de Hebreo de la Universidad Complutense de Madrid y que publicó un artículo en la revista Sefarad y un libro en el que se incluía un trabajo sobre esta puerta titulado: “Inscripciones hebreas en España”. Ya había realizado un intento de estudio muchos años antes, cuando siendo catedrático en Salamanca, coincidió con Miguel de Unamuno, que también en la misma universidad era catedrático de griego
Pero su conocimiento generalizado se debe a los esfuerzos de Gregorio Ruiz, que a los trabajos anteriores añade publicaciones propias.
La puerta de Reinosa, está formada por un arco apuntado y sobre la clave del mismo, se encuentra una lápida de piedra granítica empotrada en la muralla. Sus dimensiones son de 1,38 X 0,62, y sobre la misma hay un águila explayada, que es el blasón de Aguilar; su importancia radica en que sin duda la mejor inscripción trilingüe que se encuentra en España.
La lápida tiene dos partes: La superior, un poco más corta, tiene tres líneas en castellano y está muy deteriorada. La parte inferior esta dividida en cinco partes o columnas.
La columna central tiene unos relieves de dos figuras humanas bajo unos arcos (¿tal vez el matrimonio donante?), las dos interiores tienen en la parte superior dos escudos cuartelados de águilas y castillos, y en la inferior, un texto de Isaías (10, 35 y 5, 11) en hebreo; las dos exteriores contienen un texto en hebreo aljamiado (grafía hebrea pero las palabras son castellanas traducidas letra a letra). El conjunto queda de esta manera:
La trascripción en caracteres latinos del texto aljamiado es la siguiente, aunque para poder seguirla con más facilidad hay que recordar que el hebreo se escribe de derecha a izquierda, no sólo cada palabra, sino todo el texto y, por tanto, hay que comenzar también por la columna exterior derecha y seguir en la exterior izquierda:
Aportamos una serie de explicaciones: Así cuando aparece “DON SAK ZM´K”, debemos entender, Don Isaac Zamelek.
La inscripción “S T”, la traduciremos por “que tenga buena suerte”. “BEN SALMON ZM´K”, sería hijo de don Salomón Zamelek.
“N C”, se traduciría por “que en paz descanse”.
Y por último, una aclaración cronológica, a la fecha a que se refiere la inscripción, 1 de junio de 1419, hay que quitarle treinta y ocho años de la era hispánica, pues a partir del siglo XV no se empezarán a contar los años según la era cristiana. Se usaba como punto de partida la pacificación de España por el emperador Augusto, el año 38 ante de la era cristiana, por lo que en realidad la fecha de la lápida es de 1381 en la que en Castilla reina Enrique II de Trastamara, que sucedió a Pedro I el Cruel y que a pesar de su apelativo, favoreció a los judíos, cosa que de ninguna manera hizo su sucesor.
Entre las dos columnas anteriores, hay una breve inscripción hebrea tomada de Isaías:
SSON WSMJH YSGU UNSU YGOR WANJH AMN
Cuya traducción sería: “Regocijo y alegría alcancen y huyan de ellos la aflicción y el llanto. Amén”.
Existe en el archivo municipal de Paredes un documento de época cercana, en él se ordena a los judíos rehacer a su costa el “portiello e torre” de la ciudad.
Por lo que parece era una práctica habitual que además de cobrarles unos impuestos más altos que a los demás habitantes, de vez en cuando tuvieran que “contribuir al bien común” ejecutando a su cargo obras de infraestructura o de beneficencia que repercutieran en el resto de la comunidad del lugar, no solamente en la comunidad judía.
Y éste parece ser el caso de la Puerta de Reinosa, que debió ser edificada por el más rico de la comunidad Isaac Zamelek. De esta inscripción se deduce que al ser una “obra obligada”, el “patrocinador” se toma su pequeña venganza, al incluir en la lápida el texto de Isaías en hebreo, lengua a todas luces desconocida por el pueblo llano.
Por último, y aunque de menos importancia comparado con lo anteriormente estudiado, encontramos dos espléndidos y bellísimos rosetones en la colegiata de San Miguel en los que se encuentra una formidable estrella de David.
Anun Barriuso y José Manuel Laureiro
MUY ILUSTRATIVO Y ADEMAS INTERESANTE LOS DATOS HISTORICOS DEL ARTICULO