Raúl Afonso, dramaturgo cubano, recala en la capital para seguir investigando el teatro judío y preparar un espectáculo y lecturas dramatizadas para el Centro Isaac Campantón
Este licenciado en Artes Escénicas por el Instituto Superior de Arte de La Habana, en la especialidad de Teatrología y Dramaturgia, ha llegado a Zamora de la mano del Centro Isaac Campantón (rabino ilustre de la ciudad de Zamora que vivió entre los siglos XIV y XV). Está acogido a una residencia artística e investigativa de carácter no lucrativo por parte de esa organización internacional sin ánimo de lucro que estudia la huella sefardita en Zamora y la provincia.
Representación con la que Afonso fue Premio de Crítica Cubana al mejor espectáculo. | Ernst Rudin
La residencia artística le permite, además, colaborar con personas y grupos que estudian la historia y cultura judías, con la investigación acerca del teatro judío, “tanto el antiguo como el contemporáneo, a partir de la obra de varios autores de diferentes épocas y latitudes, Leónidas Andreief, Jacobo Kaufmann, Maikel Rodríguez de la Cruz, entre otros”, expone.
Y mientras trabaja en las composiciones, se aproxima a los zamoranos, unas “personas amables y solidarias”, asegura haber conocido gente entrañable y muy talentosa. Y si tuviera que lanzar un mensaje sería “pongan en valor lo que tienen y no permitan que la abulia, la desidia y la vulgaridad les ganen la batalla por la subsistencia y la belleza”. Sostiene que, aunque es difícil en los tiempos que corren, existe un deber, “una responsabilidad con la ciudad, su historia y sus mayores, aquellos que, desde su diversidad, construyeron lo que tenemos hoy”.
Raúl Afonso ensalza las cualidades de “un enclave ideal para el estudio, la escritura, la creación artística e intelectual, la meditación y el deambular, cosa que hago casi a diario”. Convencido de que Zamora es un lugar mágico, de que “en sus rincones pueden escucharse, si uno se concentra y lo permite, voces de tiempos idos que nos iluminan y también nos confunden”. Ante la mirada extrañada de la periodista afirma que “sí, pasa, esto es lo que sucede cuando se vive a medio camino entre la luz y la sombra”, donde los vestigios de la historia, de pueblos y épocas anteriores, se han ido superponiendo para dar lugar a la ciudad es hoy.
El gran arraigo del teatro amateur en Zamora ha sido todo un descubrimiento. En “las jornadas de teatro aficionado en La Alhóndiga a finales del 2021”, descubrió, “varios grupos con buen número de integrantes, que merecen una oportunidad”. Y “pese a las limitaciones estéticas de algunas de las propuestas”, destaca a actores como Aldán Pino o Verónica Calvo “que bien pueden asumir retos mayores”. También ha contactado con algunos profesionales de teatro de larga trayectoria y rompe una lanza en favor de este arte, mientras advierte que “la ciudad no debe desaprovechar este potencial, merecen apoyo y visibilidad. El teatro y su gente se imponen al funcionario indiferente, a la censura, a la estupidez cotidiana y al déspota que los desprecia”.
Raúl Afonso tiene una larga trayectoria como actor, asesor y director de escena; como profesor de Interpretación y Voz y dicción en la Escuela Nacional de Teatro de La Habana; en el Instituto Superior de Arte de esa misma ciudad; en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños; y en diversas academias, círculos de magos y universidades de México y de España. Ha dirigido y escrito numerosas obras de teatro, algunas publicadas en revistas y antologías- El Grito, El pie de Nijinski, El dudoso cuento de la princesa Sonia-, premiadas y representadas en Cuba y en México, Colombia, EE UU y España. Ha realizado de manera independiente varios cortometrajes en La Habana, México y Madrid: Off vampiro, Naturaleza Muerta o 66 palabras.