Juan Carlos, hijo de Ángel Sanz Briz, inaugura la exposición ‘Más allá del deber’, que llevá a Israel la historia del diplomático español que salvó la vida a 5.000 judíos durante el Holocausto.
Juan Carlos Sanz Briz en Jerusalén. EL MUNDO
Si el orgullo por un hijo se midiese en euros, Juan Carlos Sanz Briz sería un multimillonario en su primera visita a Jerusalén. Pero el orgullo no tiene precio. Como tampoco lo tiene la frase de este hijo del diplomático español conocido también como el Ángel de Budapest: «Hoy se calcula que unas 50.000 personas vivieron o han vivido gracias a Ángel Sanz Briz».
«Mi padre se jugó la vida en Budapest salvando a más de 5.000 judíos. No puedo estar más orgulloso», comenta en una entrevista a EL MUNDO antes de la inauguración de la exposición Más allá del deber en la Universidad Hebrea de Jerusalén, que homenajea a 18 diplomáticos y miembros del servicio Exterior español por salvar la vida de miles de judíos en el Holocausto.
«Estar aquí es un sensación impresionante, ya que es una ciudad simbólica y aún más para temas relacionados con el Holocausto», apunta recordando que en 1966 el Museo Yad Vashem nombró a su padre «Justo entre Naciones».
A los 32 años, su padre fue destinado a Budapest como primer secretario de la embajada. Ante la invasión nazi en 1944, el régimen de Franco retiró al embajador dejando al joven aragonés al frente de la legación en un momento de ingente turbulencia. «Mi padre presenció las atrocidades e injusticias a las cuales sometía Hitler a la comunidad judía en Budapest e inmediatamente informó a Madrid pidiendo instrucciones de cómo proceder», recuerda. La respuesta -indica- fue no responder. Que también es un tipo de respuesta.
«Entonces decidió con mucha valentía hacer los máximos esfuerzos para salvar el máximo posible de judíos», añade, aludiendo a la petición de expedir 200 pasaportes a sefardíes húngaros en base a una ley española que ya estaba derogada. Finalmente, la inmensa mayoría que salvó eran ashkenazíes. «Sin permiso de España pero en su nombre, alquiló 11 edificios para darles refugio. Al ser anexo a la embajada, los nazis no podían entrar».
Documento oficial de Ángel Sanz Briz fechado en 1944.SAL EMERGUI
El hijo revela que Budapest no fue un tema recurrente en su infancia. «Solo lo comentaba cuando alguien le preguntaba. No hablaba mucho porque no quería presumir de haber salvado a tantas vidas inocentes y porque debió pasarlo muy mal tanto por las muchas atrocidades que vio como por los riesgos que tomó», señala.
La cifra de supervivientes adquiere otra dimensión si va acompañada por nombres y apellidos. Como Jaime Vándor, que fue salvado junto su madre y hermano gracias a Sanz Briz y su sucesor, Giorgio Perlasca. Con gran parte de su familia asesinada por los nazis, Vándor sufrió persecuciones hasta lograr llegar a Barcelona, donde hace cinco años falleció sin sed de venganza y con hambre de vida, recordando eternamente a quienes se la dieron en Budapest.
¿Su padre actuó por iniciativa propia o siguió alguna orden de Madrid?, preguntamos sobre una cuestión que aún provoca polémica. «No soy un historiador, pero los que lo son llegaron a la conclusión que los diplomáticos españoles que salvaron a judíos lo hicieron por cuenta propia y sin seguir órdenes del Estado», contesta.
El comisario, José Antonio Lisbona, enfatiza que «cada uno de los 18 diplomáticos enviados por España a Francia, Italia, Hungría, Alemania, Bulgaria, Grecia y Rumania tiene sus motivos sin olvidar el factor sefardí pero todos ellos se guían sobre todo por los grandes valores».
«La exposición ha estado en varios países europeos y ahora por primera vez llega a Israel«, indica el embajador español, Manuel Gómez-Acebo. Preguntado sobre cómo habría actuado en esa época, responde:»Está claro que mirando hacia atrás, hay que hacer eso. Pero hay la duda personal de cómo comportarse en el dilema entre cumplir una obligación meramente administrativa y una moral. Que esto no sirva sólo como referencia histórica, sino como pauta a seguir para funcionarios y para quienes les dan órdenes».
La exposición -inaugurada bajo el paraguas del XX Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas que se celebra por primera vez en Jerusalén- cuenta con el apoyo del Centro Sefarad Israel. Su director general, Miguel de Lucas, destaca que «en la Alianza internacional para la memoria del Holocausto, España está valorada muy favorablemente». «Somos el país que mejor ha evolucionado en los últimos diez años. Por ejemplo, hemos colaborado con Yad Vashem de Jerusalén para que más de 500 profesores de la educación pública hayan pasado ya por aquí en los cursos que se realizan sobre la Shoa. Ahora mismo hay 24 profesores españoles».
Fuente: elmundo.es