Emma Lazarus, considerada como una de las poetisas de origen judío más prominentes de la literatura americana, nació el 22 de julio de 1849, en la ciudad de Nueva York. Su obra alcanzó gran importancia en los círculos literarios de Estados Unidos e incluso su legado está plasmado en uno de los monumentos más reconocidos a nivel mundial. Hoy, en el marco del Día Internacional de la Mujer, te contamos más sobre ella.
Desde temprana edad, Lazarus mostró su afinidad y talento para la poesía. De hecho, entre los 14 y los 17 años de edad incursionó en el mundo de las letras, cuyo resultado fue Poemas y traducciones, su primera obra que fue publicada en 1867, la cual estaba integrada por una colección de versos en la que es notoria la influencia que ejerció sobre ella la Guerra Civil de Estados Unidos.
Sin embargo, esta publicación sería tan solo el inicio de una prolífica carrera literaria. En 1871 vio la luz su segunda obra, titulada Admetus y otros poemas, cuyo trabajo dedicó al poeta y filósofo estadounidense Ralph Waldo Emerson (1803-1882), amigo cercano suyo. Más adelante publicó algunos poemas en distintas revistas como Lippincott’s Magazine y Scribner’s Monthly.
Sin embargo, su trabajo literario no se limitó a la poesía. En 1874 publicó Alide: un episodio de la vida de Goethe, trabajo en prosa que fue seguido de The Spagnoletto, una obra dramática de 1876. Asimismo, destaca su labor como traductora, destacando obras como Poemas y baladas de Heinrich Heine, una selección del trabajo poético de este escritor alemán que, en su momento, fue considera como una de las mejores versiones en inglés de la obra de Heine.
La identidad judía de Emma Lazarus
La ascendencia de la poetisa estadounidense era de origen sefaradí portugués, aunque su familia no era observante de las festividades del calendario hebreo ni solía tener contacto con la comunidad judía en Nueva York. Sin embargo, ella sí se consideraba como judía e incluso, amigos y conocidos la reconocían como tal.
En 1882 publicó un artículo titulado ¿Era el conde de Beaconsfield un judío representativo?, trabajo en el que se percibe por primera vez su interés al bagaje cultural judío y a su pasado.
Asimismo, un aspecto que hizo más fuerte su vínculo con el judaísmo fue la inmigración de judíos rusos a los Estados Unidos, situación ocasionada por los progroms que tuvieron lugar en la Rusia Zarista y otras regiones de Europa en el siglo XIX. Ante esta situación, Emma Lazarus se interesó por estudiar la Biblia y la cultura judía; también se sabe que fue pionera en el movimiento sionista en Estados Unidos, ya que desde finales del siglo hablaba acerca de la creación de una patria judía.
Desde luego, también es posible ver en sus poemas la influencia que tuvo su identidad judía, como en “El canto del gallo rojo”, “El estandarte judío”, “La elección” o “El nuevo Ezequiel”, por nombrar algunos.
Por siempre en la historia de Nueva York
Un dato poco conocido y muy interesante es que a Emma Lazarus se le atribuye la autoría del poema “El Nuevo Coloso”, de 1883 y que está inscrito en una placa de bronce colocada en el pedestal de la Estatua de la Libertad, símbolo universal de la justicia y la libertad de los desamparados.
Una hipótesis sugiere que la poetisa fue insipirada para escribir este poema al ver la situación en la que llegaban los inmigrantes judíos rusos: hombres, ancianos, mujeres y niños paupérrimos y hambrientos que llegaron al país norteamericano en busca de una mejor calidad de vida.
Un libro de Emma Lazarus en nuestros acervos
En la Biblioteca “Abud y Mery Attie” del CDIJUM resguarda un ejemplar de Songs of a Semite: The Dance to Death and another poems de Emma Lazarus, publicado en 1882 en inglés por “The American Hebrew”. Esta edición fue dedicada por la autora in memoriam de George Eliot, seudónimo de Mary Ann Evans (1819-1880), amiga cercana de Lazarus.
Este ejemplar tiene su encuardernación original y cuenta con 80 páginas. Se trata de una tragedia dividida en cuatro actos en la que es notorio el arraigo de la cultura judía en la autora, que a grandes rasgos narra la persecución de judíos en la Alemania medieval.; además, incluye traducciones de poemas de escritores judeo-españoles de la Edad Media, como Ibn Gabirol.
Resulta importante mencionar que este libro perteneció a la Biblioteca de la Comunidad Judía de Frankfurt del Meno, en Alemania, información que conocemos gracias a un sello de propiedad que contiene; también tiene escrita una inscripción manuscrita, posiblemente de su primer o último propietario.
Este ejemplar llegó a nuestro país en un lote de casi 800 libros en 1950, esto como parte del Proyecto de Reconstrucción de la Cultura Judía, luego de que miles de libros fueran encontrados, al término de la Segunda Guerra Mundial, por el Ejército Aliado en distintas zonas de Offenbach, donde fueron almacenados por los nazis. Para conocer más sobre estos libros te invitamos a leer sobre los libros que sobrevivieron a los nazis.
Emma Lazarus murió el 19 de noviembre de 1887, a la edad de 38 años, debido a una grave enfermedad con la que regresó de un viaje de Europa.
A continuación te compartimos su poema plasmado en la Estatua de la Libertad:
El Nuevo Coloso
No como el mítico gigante griego de bronce,
De miembros conquistadores a horcajadas de tierra a tierra;
Aquí en nuestras puertas del ocaso bañadas por el mar se yerguerá.
Una poderosa mujer con una antorcha cuya llama
Es el relámpago aprisionado, y su nombre.
Madre de los Desterrados. Desde el faro de su mano
Brilla la bienvenida para todo el mundo; sus templados ojos dominan
Las ciudades gemelas que enmarcan el puerto de aéreos puentes
“¡Guardaos, tierras antiguas, vuestra pompa legendaria!” grita ella.
“¡Dadme a vuestros rendidos, a vuestros pobres
Vuestras masas hacinadas anhelando respirar en libertad
El desamparado desecho de vuestras rebosantes playas
Enviadme a estos, los desamparados, sacudidos por las tempestades a mí
¡Yo elevo mi faro detrás de la puerta dorada!”
(Emma Lazarus, 1883).
Por José Carlos Guerrero García.
Fuente: cdijum