Elías Levy Benarroch: Historias de un periodista sefaradí

Por Adriana Cooper
Entrevista publicada en PL72 – Mayo/Junio 2015

Elías Levy Benarroch es uno de los periodistas que más conoce Israel y el conflicto de Oriente Medio. De mente abierta y sincero, ha estudiado el tema con seriedad, lo ha visto de frente y lo ha enseñado a decenas de colegas y alumnos provenientes de diversas partes del mundo que lo escuchan en cursos o conferencias. Aquí cuenta cómo llegó a Israel, cómo ve el periodismo actual y por qué su alma también es israelí.

Su conocimiento de Israel no lo ha logrado sólo con libros o entrevistas. Ha recorrido los lugares, hablado con muchas personas y ha visto las situaciones por sí mismo. Foto: Daniela Brik
Su conocimiento de Israel no lo ha logrado sólo con libros o entrevistas. Ha recorrido los lugares, hablado con muchas personas y ha visto las situaciones por sí mismo. Foto: Daniela Brik

Con él se puede hablar de cualquier tema. No se escandaliza, escucha bien, tal vez cuente una anécdota, haga una broma o dé un consejo pedido. Aunque está en sus cuarenta y conserva la vitalidad y el buen humor intactos, ya muestra la sabiduría de quien ha recorrido bastante el mundo. Ha visto varias veces de frente cómo sucede la historia y sobretodo: se ha interesado por la esencia de las personas. Elías Levy Benarroch es el jefe adjunto de Efe en Jerusalem, la agencia de noticias más grande del mundo hispanohablante. A ella ingresó en el verano del 2000, justo antes del comienzo de la Segunda Intifada. Antes de eso ya había trabajado para el diario israelí en español Aurora y para otras publicaciones latinoamericanas y españolas especializadas en temas políticos y militares. Hizo aliá en el año 1994 proveniente de Melilla, España. Creció en una familia judía sefardí y sionista.

Al llegar a Jerusalem se matriculó en la Universidad Hebrea de Jerusalem para estudiar Relaciones Internacionales.  Se marchó del país judío tan solo unos años para estudiar en el Reino Unido el tema de las relaciones diplomáticas entre España e Israel. Desde que empezó su trabajo como periodista, ha presenciado sucesos trascendentales en el devenir de Israel y de Oriente Medio. Uno de ellos fue la muerte de Itzjak Rabin. Elías Levy Benarroch cuenta que este hecho lo dejó marcado por tener que narrar “el colapso de un sueño”, un sueño que no era la paz precisamente sino el ideal de democracia como única forma para congeniar las diferencias dentro de Israel. “Esa noche perdimos todos la inocencia, descubrimos nuestras vergüenzas y debilidades y amanecimos en una realidad que me sigue produciendo miedos: la insalvable diferencia entre el israelí secular de Tel Aviv que en muchos casos está desconectado de la realidad que prefiere no ver y el religioso nacionalista de Kiriat Arba o Itamar que no tiene frenos a la hora de conseguir su objetivo divino. Esa noche alguien cometió un asalto y robó el sionismo, hoy desfigurado ante todo el planeta por quienes dicen hablar en nombre de dios”. Y agrega: “la mezcla de la política con la religión ha probado en el pasado tener consecuencias explosivas para el pueblo elegido”.

Con Shimon Peres. En sus años de carrera como periodista en Israel, Elías ha entrevistado a decenas de líderes y personalidades de la región. Foto: Andrés Lacko
Con Shimon Peres. En sus años de carrera como periodista en Israel, Elías ha entrevistado a decenas de líderes y personalidades de la región. Foto: Andrés Lacko

EUROPEO E ISRAELÍ

Leal y colaborador con sus amigos, buen conversador y experto en asumir de forma buena la presión de la actualidad noticiosa, este periodista tiene una mezcla de Europa e Israel en el cuerpo. Cuando se le pregunta qué le queda de España, el país donde nació, dice tener la identidad española grabada en el ADN al igual que la judía. Y cuenta que incluso a veces sus hijos le recriminan modismos o comportamientos europeos. “Desde que tengo uso de razón, vivo en la multiculturalidad y ninguna identidad ha ido a cuenta de otra”. Una muestra de eso es su cocina donde es posible encontrar desde paella, tortilla y el azafrán usado en varias recetas españolas hasta falafel, shawarma o “shocolad shajor”.

Pero más que preparaciones gastronómicas o elementos de una región u otra, su integración a la sociedad israelí está determinada por el modo de ser. Habla sin rodeos, reclama lo suyo cuando debe y se lanza sin miedo a ciertas situaciones. Y ha adoptado algo que considera muy israelí: no darle mucha importancia a las apariencias externas. “Lo realmente importante es lo que uno lleva por dentro. Hace muchos años que me deja de impresionar un ‘enchaquetado’ a la europea. Me infunde mayor confianza un ‘kibutznik’ con ‘sandalim’ y pantalones cortos”.

Respecto al hecho de vivir en Israel, dice que aunque hay lugares donde puede vivir felizmente y otros donde le cuesta salir a la calle y ver la realidad, cree que este país es su hogar por libre elección. “Contiene las raíces históricas de mi fuerte identidad judía, es el lugar donde vive ese pueblo del que siempre me he sentido parte y que permite concretar mi identidad y trasladar ese legado de identidad a mis hijos. Es el único país del mundo en el que un judío laico tiene garantizada la continuidad”.

Cuando se le pregunta por la sociedad israelí no esconde  su admiración. “A pesar de sus defectos, no creo que exista una sociedad en ningún otro lugar en el mundo capaz de haber hecho el recorrido de la israelí desde 1948. Reunir comunidades enteras de la diáspora bajo un mismo techo y ponerlas a funcionar bajo un sentimiento de destino común es algo que suele tardar siglos, no décadas. Aquí, pese a las dificultades, se ha ido tejiendo una sociedad israelí en la que cada vez se aceptan más las diferencias culturales en contra de lo que muchos puedan creer. Esas diferencias han servido para catapultar todo el potencial cultural, deportivo, económico y científico del país”.  Agrega que es importante no caer en la vanidad y resolver temas preocupantes como la “discriminación externa” hacia lo que no es judío. “La sociedad israelí no está amenazada como para justificar el rechazo por lo que es distinto”.

Volviendo al tema de Europa y específicamente al antisemitismo que se siente en algunos países, dice que le preocupa particularmente “el que viene alentado desde la izquierda europea”. Dice que después del efecto de contención que había creado la vergüenza del Holocausto, parece que esos muros de contención se han desplomado y que hoy mucha gente – sobre todo en una izquierda legítimamente crítica pero que tiende a simplificar el conflicto israelí-palestino-, se permite demasiados lujos al hacer pronunciamientos sin medir consecuencias. “En algunos casos se trata de pronunciamientos claramente antisemitas, en otros casos no. En otros casos no llegan a serlo pero desde luego provocan antisemitismo o lo acaban legitimando”.

Junto a Oscar Arias, quien fue Presidente de Costa Rica y Recibió el Premio Nobel de la Paz en 1987. Foto: Ana Cardenes
Junto a Oscar Arias, quien fue Presidente de Costa Rica y Recibió el Premio Nobel de la Paz en 1987. Foto: Ana Cardenes

“EL PRIVILEGIO DE VER POR UNO MISMO”. 

Ver las cosas sin necesidad de mediadores es uno de los elementos que más le apasionan del periodismo. Desde pequeño ha sido un apasionado de la historia, y pensó que tal vez sería un diplomático de carrera. Hoy da gracias que eso no sucedió porque es incapaz de asumir poses que no son las suyas y agrega que los secretos le gustan cada vez menos.

Este periodista innato que admira a las personas honestas y a quienes afrontan la vida con honestidad y optimismo, ha visto cómo ha cambiado el periodismo en los últimos años. Prueba de ello fue la Segunda Guerra del Líbano. Cuenta que en aquel entonces tuvo que correr durante 20 minutos por el Monte Carmelo cargando más de 15 kilos en el cuerpo y en dirección al primer edificio que había sido blanco en Haifa de un cohete de Hizbolá. “Al llegar allí, aun suspirando como si hubiera corrido una maratón, llamé a mi oficina para informar lo ocurrido y me dijeron que ya tenían todo gracias a un vecino del edificio de enfrente que había colgado las fotos en Internet.  Cualquier persona con un teléfono inteligente es un ‘comunicador’ o ‘informador’, no un periodista.  Aún debemos redefinir cuál es la función del periodista en la era del Internet y pasarán años hasta que tengamos una imagen clara. A pesar de los cambios y debates sobre el oficio, tiene la objetividad como aspiración. “A nivel teórico el periodismo sigue siendo el mismo de siempre: el traslado con responsabilidad de información y descripción de hechos de forma más o menos independiente y con la mayor distancia posible”. Afirma que este ejercicio de responsabilidad informativa es el gran reto del periodista y es consciente que actualmente es difícil circular por los inmensos océanos de información por los que navegamos hoy y que en muchos casos nos hacen perder el norte como informadores.

La entrevista con Mario Vargas Llosa es una de las que más recuerda. Foto: Andrés Lacko
La entrevista con Mario Vargas Llosa es una de las que más recuerda. Foto: Andrés Lacko

DÍAS FUTUROS

Este periodista al que le gusta leer las llamadas novelas picarescas y admira a personajes como el Lazarillo de Tormes, vive los días con la intensidad propia de Israel y de quienes comparten su oficio. Esto no es impedimento para que pase tiempo con sus hijos o con su esposa Daniela Brik quien también es periodista. Le encantan los niños y esto se le nota cuando está con ellos. “Los hijos son el verdadero tesoro de esta vida independientemente de lo que nos hacen sufrir cada tanto”. Por eso sueña con verlos crecer, llegar a viejo y tener nietos.  Como judío que quiere a Israel y como periodista que ha visto de cerca los estragos de la violencia, también dice que le gustaría que en Israel hubiera paz algún día. “No digo que sea un objetivo fácilmente alcanzable pero desde luego no es ni mucho menos imposible. Hay que quererla de verdad y demostrárselo a la otra parte. Y sin pecar de inocente estoy convencido de que la paz resolvería muchos de los problemas que aquejan a nuestra sociedad”.

Aunque ha sido testigo de momentos históricos y lleva en el cuerpo cantidad de momentos vividos, aún conserva la misma curiosidad de los niños, no deja de sorprenderse con los sucesos de cada día y cada vez que puede hace bromas porque como él mismo dice: “el humor es parte de nuestra existencia como judíos, tal vez ha sido uno de los mejores antídotos contra la adversidad”.

Aunque se caracteriza por su cultura general, conoce bien los temas de estrategia política y militar. Foto: Daniela Brik
Aunque se caracteriza por su cultura general, conoce bien los temas de estrategia política y militar. Foto: Daniela Brik

Fuente: piedralibre.co.il

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