Entre las ceremonias tradicionales más originales, pintorescas y antiguas de los judíos de Marruecos se encuentra, sin duda, la “noche de Berberisca” o “noche de paños”, como también se la conoce. Ceremonia que precede en unos días a la boda, y en la cual la futura novia se viste con el hermoso “traje de Berberisca“.
El traje de paños de la berberisca no está relacionado con la ceremonia nupcial en sí, sino con una ceremonia previa, particular de los judíos del norte de Marruecos (Tánger, Larache, Alcazarquivir, Tetuán), en la que la familia del novio y de la novia, acompañados de sus familiares y amigos, se reúnen para cantar y ensalzar a la novia.
Es una ceremonia que se festeja unos días antes de la boda en un ambiente lleno de emoción y alegría, con <yuyus>, trajes tradicionales, música con antiguas canciones sefardíes y ricos manjares.
No se puede determinar con certeza el origen exacto de esta ceremonia y hay diferentes teorías, aunque la más plausible es la que considera que su origen estuvo en España y que fueron los judíos sefarditas quienes la llevaron consigo al ser expulsados en 1492.
La presencia de trajes de ceremonia relativamente similares en algunos de los países en los que se establecieron los judíos expulsados en el siglo XV es una coincidencia que inevitablemente conduce a España. De las referencias de autores que se han detenido en las comparaciones (“es semejante al de la mujer salmantina”; su falda recuerda “al mantelo de nuestras provincias del noroeste”; el vestido evoca “la pompa de la España opulenta del Renacimiento”) se podría “deducir provisionalmente que el vestido de terciopelo y oro debe mucho a algunas de las provincias españolas de las que procedemos”, sugiere Sarah Leibovici en su trabajo Nuestras bodas sefarditas.
El momento más esperado de esta ceremonia es cuando la novia hace su entrada, vestida con hermosos atavíos y joyas, esmeradamente maquillada, con los ojos realzados por el khol, las mejillas arreboladas de carmín, luciendo el rico traje de Berberisca de terciopelo rojo, verde o purpúreo oscuro, bordado de oro, adornado con perlas y piedras brillantes.
Confeccionado en terciopelo y lujosamente ornamentado con bordados en hilo de oro, recibe en Marruecos el nombre de keswa el k-bira (traje grande).
Con equivalentes similares en las comunidades judías de Turquía, Grecia, Argelia y Bulgaria -así los sugieren textos y testimonios- este traje de ceremonia tenía un uso que se extendía mucho más allá de la estrictamente nupcial.
La novia recibía el vestido como regalo de su padre y, antiguamente, ya casada, lo seguía luciendo en las apariciones públicas de importancia. Este traje, de un gran valor pecuniario, se ha transmitido de la madre a la hija mayor a lo largo de cientos de años. Hay crónicas que atestiguan su uso el sábado de saftarray, el día del baño ritual (establecido en un precepto religioso), la noche de berberisca y el día de la ceremonia religiosa que, según la ley judía, debía celebrarse el miércoles (“una virgen se casa el cuarto día; una viuda, el quinto“).
También hay constancia de mujeres vestidas de Berberisca el día de la circuncisión y en las principales festividades del calendario judío.
El traje, como ya se ha descrito, se confeccionaba y se confecciona en terciopelo, lujosamente ornamentado con bordados en hilo de oro, y se compone de una serie de piezas que imprimen al conjunto una riqueza visual incomparable: por un lado, la Punta o peto, Kasó o chaqueta, generalmente confeccionado en terciopelo y profusamente bordado con hilo de oro. Por lo general tiene mangas muy cortas para que la novia pueda lucir sobre los brazos gasa fina con hilillos de oro. A continuación, la Chialdeta, zeltita o faldeta, una falda muy amplia, abierta por completo, adornada en la parte inferior con ricos galones de oro, generalmente en forma de franjas circulares, que se repliega de derecha a izquierda.
El largo de la base puede alcanzar los tres metros. Entre los complementos están las mangas, Kmam, de encaje o seda, puestas debajo de las mangas de la chaquetilla. El cinturón, hzam, que es una lujosa faja de terciopelo y seda, bordada de oro. Y el pañuelo, a veces llamado fechtul, de seda con flequillos. Se anuda a la altura de la nuca y se deja caer libremente, en ocasiones, hasta el suelo.
Corona el conjunto una corona o gemar, una diadema cuajada en perlas antiguas y piedras preciosas. Según la señora Ana Bensadon, que ha vestido de berberisca a varias generaciones de novias en España, el número de perlas del Gemar es de 613, como mizvots –deberes rituales– que hay que cumplir.

En el traje de berberisca se encuentran lo general y lo particular. Lo general en forma de símbolos –número de piedras del gemar, de adornos circulares de la falda– que son comunes en todo el mundo sefardí. Y al mismo tiempo, las particularidades de lo marroquí se manifiestan en los colores.
En efecto, el verde y el azul indican las ciudades del interior; el rojo y el granate, las ciudades de la costa y el sur; y el morado y negro son particulares de la ciudad de Tetuán.
Actualmente algunos trajes de Berberisca se encuentran en diferentes museos del mundo, en Toledo se pueden ver dos.
Carlos Amselem, abril 2012
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Las fotos que aparecen de Teresa, mujer de Carlos Amselem, se hicieron usando los trajes que le cedió para la ocasión la señora Sonia Cohen, de Tánger, que como hemos indicado posee una bellísima colección de trajes de Berberisca.
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Fuente: Sergio Barce, blog personal
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Agradecemos a Gabriel Benhabib, de Israel, por enviarnos este artículo.
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4 generaciones vestimos este traje!
Hola, ¿cómo estás, este caftán todavía está a la venta. ¿Estoy interesado en eso?