EL PUEBLO DE CÁCERES QUE BUSCA SUS RAÍCES ENTRE CONVERSOS

Panoramic of the town of Hervás, in Caceres, Extremadura. Houses, church and Jewish quarter.

 

La capital del valle del Ambroz presume de patrimonio además de ser unos de los pasos más atractivos del Camino Natural de la Vía de la Plata.

LA JUDERÍA QUE NO LO ES

“En Hervás, judíos los más”, reza un dicho popular en referencia a que, a mediados del siglo XV, en esta localidad había más hebreos que cristianos. La mayoría habían llegado huyendo de los pogromos que se sucedieron en distintos rincones de España en 1391. Una vez asentados, desarrollaron una industria textil que luego sería el motor económico de la región durante los siglos venideros. Esta comunidad hebrea convivió en paz con la cristiana en una judería que, técnicamente, no lo era, pues en ella había espacio para todos los credos. Tras el decreto de expulsión de 1492, su huella se fue diluyendo, pero todavía aflora la de los judíos conversos… que finalmente no lo eran tanto.

 

 

Paseando la calle de la Amistad Judeo Cristiana no cabe duda de estar en un barrio perteneciente a la Red de Juderías de España, declarado Conjunto Histórico Artístico en 1969. Sus callejones retorcidos ofrecen un paseo irresistible, con construcciones tradicionales asentadas en piedra que se van elevando con materiales más livianos como la madera o el adobe. Parada obligatoria es la Casa de la Cofradía, una antigua cooperativa de vino judía que, tras la expulsión, se convirtió en la Cofradía de San Gervasio, aunque según cuenta el relato tradicional, tan solo fue una tapadera para que los falsos conversos pudiesen seguir practicando sus ritos y tradiciones.

 

A decir verdad, el legado hebreo apenas es tangible en Hervás. La mayoría de las construcciones más significativas de la judería datan de entre los siglos XVI y XVIII, y las referencias a esta comunidad son más legendarias que históricas. Para que no termine de borrarse del todo el poso hebrero, desde 1997, todos los años a comienzos del verano, la localidad celebra el festival Los Conversos. Durante los cuatro días que dura el evento, cada noche y en un escenario natural a orillas del Ambroz, se representa una obra de teatro que narra las consecuencias del decreto de expulsión, mientras que en paralelo se celebran conciertos, exposiciones y degustaciones que rescatan el legado sefardí de Hervás.

 

EL OTRO HERVÁS

Vigilando la judería desde las alturas, la iglesia de Santa María de Aguas Vivas podría albergar secretamente el origen de la ciudad. Dicen que se asienta sobre un antiguo castillo templario que fue la avanzadilla para la repoblación cristiana de estas tierras tras la Reconquista. Una repoblación que, sin embargo, no terminó de cuajar hasta la llegada de los judíos. No hay edificio en la localidad que pueda competir con su ubicación, aunque a nivel artístico le hace sombra la iglesia de San Juan Bautista, con una imponente fachada rosada inspirada en la de San Nicolás de Valladolid, y con un altar mayor de fantasía. Perteneció a un antiguo convento trinitario del siglo XVII que, como haciendo honor a los conversos, hoy se ha transformado en la genial Hospedería Valle del Ambroz.

 

El palacio barroco de los Dávila alberga el otro plato artístico fuerte de Hervás: el Museo Pérez Comendador-Leroux. Más allá de su colección, la institución nos permite descubrir esta elegante construcción del siglo XVIII con una clara impronta salmantina, cuyas líneas horizontales rompen con elegancia sus pilastras verticales y su frontón triangular. En su interior, se puede seguir el singular viaje artístico de un matrimonio hispano-francés: el del escultor Enrique Pérez Comendador, hijo predilecto de Hervás, y el de su esposa, la pintora parisina Magdalena Leroux.

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A las afueras, llama la atención un cortijo que evoca, no está claro, si a palacios modernistas o a templos japoneses. Es algo así como la fábrica de chocolates de Willy Wonka en versión extremeña, sobre todo si se tiene en cuenta su granja con cerdos vietnamitas o emus australianos. El complejo alberga el Museo de la Moto y el Coche Clásico, que presume de ser el mayor de Europa en su clase, ya que se dedica a la totalidad de los transportes rodados, con piezas tan singulares como bicicletas con sidecar, carritos de bebé o hasta el clásico autobús escolar amarillo de las carreteras norteamericanas. Su mirador al valle del Ambroz es ideal para imponer nuevos destinos.

View of the Ambroz River as it passes through the Jewish City of Hervás, Cáceres. Spain. Natural paradise of the Ambroz Valley

 

POR EL VALLE DEL AMBROZ

Las aguas límpidas del río Ambroz son un imprescindible en un viaje a Hervás. Su ribera roza los tintes pirenaicos, y prueba de ello es que recientemente se ha descubierto que el desmán ibérico sigue presente en su cuenca. Este animal, que se creía extinguido desde los años 80, es una especie de topillo con morro de trompeta que vive en ecosistemas fluviales de gran calidad, con aguas limpias y oxigenadas. El puente de la Fuente Chiquita, el monumento más antiguo de Hervás, puede ser un bonito punto de partida para conocer el valle. La excursión puede terminar río arriba, en la cascada de la Chorrera, río abajo, en las piscinas naturales de Abadía, o por bosques frondosos como el del Castañar Gallego de Hervás.

Extremadura

 

Presumen aquí, en la capital del valle del Ambroz, de que la luz eléctrica llegó aquí antes que a Cáceres. Lo hizo en paralelo a la llegada del ferrocarril que, con parada en Hervás, enlazaba Plasencia y Astorga. Hoy, la vieja estación de tren alberga el Centro de Interpretación del Ferrocarril de Extremadura, con una exposición que aborda la historia de este trazado, conocido con el nombre de Vía de la Plata, ya que discurre en paralelo a la célebre calzada romana que unía Mérida y Astorga. La vía es hoy una de las piezas más cotizadas de la red de Caminos Naturales, que ha conseguido que aflore una pequeña industria del alquiler de bicis eléctricas. Pedalear hasta el puente de hierro de 1917 es un imprescindible para conseguir unas vistas geniales del pueblo a un lado, y al otro del pico Pinajarro, que alumbra al río Ambroz.

Por Miguel Cuesta
Filólogo, autor de guías y periodista de viajes
Fuente: National Geographic |

 

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2 comments

  1. francisco garcia lavesa

    Muy interesante el artículo, me pregunto si en la provincia de Jaén habría algún pueblo parecido.

  2. De qué sirve todo esto, si en A.Latina se da lo mismo y nadie se preocupa en lo más mínimo!.

    Aquellos descendientes de toda esa gente que salió desde 1492, obligados,! tendrían que ser reparados, por el solo hecho de que sus antepasados sufrieron tanto!.

    Más bien se da paso a la doble moral, al doble rasero en absolutamente todo!.

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