
El Museo de Ciencias Naturales del instituto Cardenal López de Mendoza custodia dos esqueletos de la antigua necrópolis judía, situada en el entorno del Cerro de San Miguel, que fueron depositados allí por orden judicial en 1918.
El catedrático de Historia y académico de la Institución Fernán González, Ignacio Ruiz Vélez, se ha topado con este hallazgo buscando documentación para elaborar una publicación sobre la historia y los fondos científicos del siglo XIX del centro educativo.
Los restos pertenecen a un hombre y a una mujer, aunque solo los de la fémina se exponen en una vitrina del museo y están muy bien conservados. Los del varón se encuentran guardados. Ruiz Vélez ha encontrado una referencia a estos esqueletos en el artículo ‘El Castillo y la muralla de Burgos’ que el investigador Domingo de Hergueta publicó en el Boletín de la Comisión Provincial de Monumentos de Burgos en 1927. La publicación también se detiene en analizar las características del barrio judío, donde en la baja Edad Media (siglos XI al XV) se asentaba una de las comunidades judías más importantes de España.
Al parecer, los esqueletos salieron a la luz en 1918 tras quedarse atascado un carro cuando circulaba por el Castillo, a la altura en la que antaño se encontraba el cementerio judío, y al ir a sacarlo emergieron a la superficie los restos. Según el artículo de Hergueta, el juez del Juzgado de Primera Instancia de esa época, Luis Zapatero, ordenó que se depositaran en el instituto Cardenal López de Mendoza, constatando que eran del «siglo XIV», y que al menos uno de ellos pertenecía a una mujer de «raza judía», cita textualmente. «Los judíos construyeron su cementerio en covachas artificiales excavadas en las margas del Castillo y cada una de ellas era un enterramiento familiar. Según cuentan pasó un carro por allí y se hundió, llamaron al juez al ver que había una tumba y ordenó el levantamiento de los cadáveres», explicó el profesor.
Ruiz Vélez ha tratado de hacerse con el auto judicial para obtener más detalles sobre los cadáveres pero lógicamente es muy complicado acceder a los legajos de esa época aunque seguirá investigando para determinar las razones que llevaron a la autoridad competente de la época a depositar los restos en las dependencias del centro educativo. La hipótesis que cobra más fuerza es que fuera debido a que el Museo Provincial, que por aquel entonces se ubicaba en el Arco de Santa María, estuviera saturado de piezas y las autoridades de la época decidieran trasladarlos al López de Mendoza. Se da la circunstancia de que el centro educativo fue durante una época sede del Museo Provincial y que su director, Tomás Alonso de Armiño (que fue diputado, senador y presidente de la Diputación) y su vicedirector, el profesor de Literatura Eloy García de Quevedo, eran miembros de la Comisión Provincial de Monumentos, que se creó tras la desamortización de Mendizábal para custodiar los bienes patrimoniales.
El Museo de Ciencias Naturales del IESCardenal López de Mendoza nació en 1905 para albergar colecciones de fauna, flora, anatomía y materiales de laboratorio. Los esqueletos, previsiblemente sirvieron para impartir clases de anatomía. El expuesto es de mujer por la pelvis y su ajuar funerario tenía elementos judíos.
Fuente: Diario de Burgos –