El director general de la Autoridad Nacional del Ladino, Moshé Shaul, pide la ayuda de España para convencer al Gobierno de Israel de retirar un proyecto de ley que hará desaparecer a esa institución tras 15 años de actividad.
Shaul pidió ayuda a las autoridades, organismos públicos, investigadores y comunidades judías de España para convencer a la ministra de Cultura, Limor Livnat, de que revierta su decisión.
«Hasta ahora no queríamos involucrar a personas u organismos fuera de Israel, pero después de nuestro último encuentro con la ministra la semana pasada sí lo vamos a hacer», dijo Shaul, histórico ex locutor del servicio de noticias en ladino de la «Voz de Israel», la emisora pública.
«Vamos a empezar a pedir a todos los que aprecian la cultura del ladino y que tienen hacia ella una actitud positiva -como Sefarad-Israel, la Red de Juderías y los investigadores- que envíen cartas en las que den fe de que el ladino es también una cultura importante para España», agregó.
La llamada «Autoridad Nasionala del Ladino», el idioma que han conservado los descendientes de los judíos expulsados de España hace cinco siglos, fue creada en 1997 por una ley parlamentaria que buscaba preservar un legado cultural en vías de extinción y un idioma que cada vez hablan menos personas.
Hoy, el número de ladinohablantes en el mundo se estima en alrededor de un cuarto de millón de personas, repartidas sobre todo en Turquía e Israel y algunos focos de menor cuantía en España, Francia, Italia, Bosnia e incluso Estados Unidos.
El proyecto de Livnat -iniciado en 2010 y que se encuentra ahora en un avanzado estado de legislación- establece la disolución de la Autoridad del Ladino y de otras como ella, para crear un organismo que reunirá a todas las comunidades judías que se fundieron en Israel a partir de 1948 en lo que su fundador, David Ben Gurión, denominó el «crisol de diásporas».
«Hay muchos intereses políticos (..) en torno al legado de las distintas comunidades en Israel, por lo que pensé que sería mejor concentrar toda esta actividad bajo una única dirección general», explicó recientemente la ministra en una sesión conjunta de varias comisiones parlamentarias ante las que presentó su proyecto.
En la sesión también participaron Shaul y el presidente de la Autoridad del Ladino, el ex jefe del Estado israelí Itzhak Navón (foto), quienes argumentaron que el legado sefardí no es como cualquier otro ya que dispone de una riquísima herencia literaria y cultural que tiende sus puentes a lo largo y ancho del Mediterráneo.
«La Unesco lo ha hecho patrimonio de la humanidad y le ha dado dimensión internacional», subrayó Navón el pasado agosto.
En su última reunión con Livnat ambos volvieron a defender la independencia de la Autoridad que dirigen y que cuenta con un presupuesto anual de poco más de un millón de shekels, unos 200.000 euros.
Este dinero es empleado en la conservación de documentos antiguos, material impreso y periódicos, y en celebrar encuentros culturales con los que alentar el uso del ladino en nuevas generaciones que se han desvinculado de la «kultura djudeoespañola», como se escribe en ese idioma.
Director de la revista Aki Yerushalayim, la única que aún sale a la luz en el español de Cervantes (como le llaman ellos), Shaul destacó «la importante labor» que han hecho en los últimos quince años «para conseguir que el ladino no desaparezca de la faz de la tierra».
«Después de muchos años de trabajo estamos ahora en pleno renacimiento», aseguró tras pasar revista a las decenas de festivales, talleres y conferencias que han celebrado.
El despertar de esta cultura se ha dejado sentir también en la música judía más reciente.
Las principales universidades israelíes han abierto departamentos para el estudio e investigación del judeoespañol, con la consiguiente proliferación de títulos que abordan la temática en todos sus aspectos.
«No se debe cambiar el estatuto actual de la Autoridad del Ladino, todo lo contrario, hay que expandirlo», opinó el ex periodista.
Frente a las presiones de la Autoridad, la ministra le ha ofrecido un período de transición de dos años hasta su completa incorporación en la «Dirección General para el Legado de las Comunidades de Israel», propuesta que Shaul considera insuficiente.
«Ya no podremos actuar más como lo hacemos ahora y dependeremos de otras instancias. Ser un mero departamento dentro de una autoridad general no garantizará que nuestros proyectos tengan la prioridad necesaria», advirtió.
Fuente: EFE/Aurora
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