En la catedral de Jaén existe un friso gótico, y la lectura de su compleja iconografía nos desvela la narración
visual de un mensaje de la Iglesia del año 1500: los judíos son un pueblo maldito, la Inquisición es el instrumento para combatir a los judíos y la fe católica permite la salvación de las almas y del mundo.
El muro este de la catedral de Jaén, que corresponde al testero o cabecero, está recorrido por un largo friso conformado por múltiples figuras zoomorfas y antropomorfas exponentes del gótico flamígero, el canto del cisne de un pensamiento medieval que, en la España de 1500 gobernada por los Reyes Católicos, llegaba a su fin tanto en los órdenes mentales como artísticos, pues la irrupción del arte renacentista, vehiculizado fundamentalmente a través de Italia, sería como una vuelta al mundo clásico pero, eso sí, repensándolo, confiriéndole nuevos significados al legado del mundo grecolatino.
Publicado en
ELUCIDARIO. Nº 8 (Septiembre 2009). págs. 21 a 43
Seminario Bio-bibliográfico Manuel Caballero Venzalá
Fuente: dialnet.unirioja.es