por Luisa Hazan (Buly)

Como la mayoría de las ciudades de la diáspora, Concordia tenía su barrio Judío, con sus características peculiares.
Me crié en el barrio Las Heras en Concordia, Entre Ríos, donde los judíos éramos un número importante entre los años 50 a70.
En la calle Las Heras vivían varias familias judías ashkenasim: Gumpel, Hendlin, Grimberg, Kovalsky, Bilkis, Kahane, Ulfohn, Kupervaser, y también sefaradim: Hazan, León, Beressi, Hakim, Nahmías, Kohan y otros.
Era un barrio muy comercial, activo, con muchas tiendas de ropas, colchonería, farmacia, fabrica de muebles, además de la ferretería y bazar “El gaucho” y hasta funcionó durante unos años la Cooperativa de Créditos, en la esquina de Brown y Las Heras, con mucha actividad con el comercio del barrio.
También estaba el Tostadero y Molino de Café “Bermejo”, que en las mañanas soleadas de invierno exhalaba aroma a café delicioso, y la fábrica de Aceite de don Jesús Royo, español.

La verdulera, doña Ana Sklark (ashkenasi), venía en un sulki de un solo caballo hasta la puerta de las casas, traía todo tipo de vegetales, conversaba con las clientas y mantenía sus cuatro hijas, de ese modo.
Cisco, el panadero italiano también venía a la puerta, así como el lechero, cuyo nombre se me pierde y en verano, el vendedor de barras de hielo.
Convivíamos con familias de origen árabe con las que había mucha amistad y respeto: Kueyder, Alí, Alalí, Heloeni, Gosn.
Todos los vecinos tenían chicos con edades similares y en esas épocas en que ni se imaginaba la televisión, la diversión en las noches cálidas del verano era jugar en la vereda con los vecinos: rondas, mancha, estatuita, policías y ladrones; ni se nos ocurría pensar en los diferentes orígenes. Todos éramos amigos y compartíamos los juegos.
Los tíos y primos vivían cerca y todo parecía una gran familia, que compartíamos diariamente.
La propaganda la hacía “Propalación Cóndor” de los hermanos Cabrera, que recorría el barrio en una furgoneta de los años ´30 con un altavoz, difundiendo las promociones del comercio.
Otra manera de promoción eran los boletines con ofertas y se contrataban chicos para entregarlos en cada casa del barrio.

También este barrio contó con una Comisión vecinal “La República Las Heras”, que se destacó por instalar un alumbrado acorde a los nuevos tiempos cuando todavía lo único que había era un farol cada media cuadra de la calle empedrada.
En Navidad, la Agencia de Lotería Ojeda paseaba un figurón que a los chicos nos parecía gigante, un gordo pelado, muy alto, panzón con pantalón y zapatos blancos, saco negro y un habano en la boca, que bailaba delante del vehículo. Todo el barrio salía a verlo y era una fiesta.
Para las altas fiestas judías, la mayoría cerraba los negocios y los que no lo hacían no podrían pasar a leer la Torah. Para Yom Kipur volvíamos en grupo del Templo, caminando las quince cuadras y contando cuentos para que los más chicos resistieran la larga caminata y el hambre. Por supuesto, que habíamos comido los boyos y la tortilla que mamá había llevado a la sinagoga y que nos apuraban con el pensamiento a “cortar el Tanit”
En días comunes, si alguien necesitaba un minyam para decir un Kádish por un familiar, podía reunirlo con gente del barrio.
Recuerdo que don Kahane, le pedía a mi padre que no deje de invitarlo, para cumplir con esta mitsvah.
Como la calle Las Heras era la vía de entrada a Concordia, sus clientes eran en gran mayoría campesinos de pueblos vecinos, pero al cambiar el sentido del tráfico, años mas tarde, pasó a ser la salida, con lo que poco a poco fue disminuyendo su actividad comercial, además del cambio de sus habitantes que al crecer los chicos, en gran parte se trasladaron a ciudades más grandescon mas oferta educativa.
Estos son los hermosos recuerdos de nuestra niñez, donde la palabra “vecino” cumplía con su verdadero significado, todos nos ayudábamos, apoyábamos y formábamos una gran familia.
Exclusivo para eSefarad
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excelente bulita sos lo mas
Vivi esa epoca, y trajistes a mis recuerdos todas esas vivencias. Un hermoso relato, que forma parte de la Memoria Colectiva. Recordar el pasado, vivir el presente y proyectarnos en un futuro.
Gracias Buly, por tu aporte. Susana Leon
Que brutal y agradable viaje al «Tunel del Tiempo» de mi tiempo de nuestro tiempo que tambien lo comparti en mi querida Concordia… cuando estabamos todos no???
Un gran abrazo Buly y felicitaciones por tan lindos recuerdos tan bien evocados
Con todo cariño Liliana Tijman
Muchas gracias, Susy.
Hermoso relato de un tiempo entrañable, que el recuerdo agiganta mas aún …
Muchas gracias a todos por sus comentarios. Quise compartír estos recuerdos tan lindos para que no se esfumen.
Que hermoso es leer este articulo que al leerlo me trae tantos recuerdos y memorias con mis abuelos, tios y amigos de la infancias. Gracias.
Que Belo articulo!
Jorge
Enviado el 22/03/2013 a las 00:29
Yo vívia en la calle Hipólito Irigoyen y Asunción,mi padre tenía el almacén tipo ramos generales, y se llamaba Gregorio Kersffeld, mi mamá se llamaba Consuelo Fainschtein(Nejome) y vendía artículos de mercería, y yo tocaba el acordeón a piano en la orquesta Copacabana.Recién me reenvió este artículo mi hijo, me emocionó al recordar mi ciudad. Saludos
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eduardo (Yedit) Hazan
Enviado el 25/11/2012 a las 11:58
lindos recuerdos , felicitaciones a todos los que comparten este tipo de patrimonio cultural que terminan siendo tesoros para las generaciones mas jovenes
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mario viera san martín
Enviado el 22/11/2012 a las 23:06
“La verdulera, doña Ana Sklark (ashkenasi), venía en un sulki de un solo caballo hasta la puerta de las casas, traía todo tipo de vegetales, conversaba con las clientas y mantenía sus cuatro hijas, de ese modo.”
MUY HERMOSOS RELATOS !!!
Eran tiempos de esfuerzo constante, y esto se vivió en innumerables pueblos, donde además no faltaba el “mercachifle” ni el “Moshes Don Marcos”» que nos vendia muebles y telas a domicilio!!!
(lo viví siendo niño en mi pueblo, luego los judios “se fueron llendo” algunos a la luz del cielo otros a la luz de las grandes ciudades…
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buly hazan
Enviado el 25/07/2012 a las 07:21
hola Arturo:
Es la primera vez que leo esa denominaciòn, pero averiguaré y te lo hago saber.saludos
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arturo
Enviado el 24/07/2012 a las 21:02
hola, quisiera saber si alguien conoció o recuerda algo de una “casa Coll y Varda” en Concordia
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mariela Sanabria
Enviado el 29/06/2011 a las 10:26
Hola:
Estoy trabajando con un suplemento en el diario El Heraldo, tiene como tematicas central rescatar historias del patrimo de la ciudad y las costumbres de sus habitantes. No interesaría publicar su nota, claro que con su firma al pie de la misma.
Quedo a la espera de su repuesta.
Saludos cordiales.
Mariela
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Jose Joaquin
Enviado el 12/08/2010 a las 22:51
Buly, con Alba otra rusa que estaba “lejos” (ya q para llamarla por teléfono habia que pedirle a maracchini en la telefonica: 69 “viña”) a solo 6 o 7 cuadras!! del barrio bien llamado judio, te decia, con ella estamos asombrados de tu memoria y alegres de juntarnos virtualmente todos los primos. Porque ahora sacamos tantas fotos ?? y de ese entonces solo se rescatan un par de la tienda del tio hazan…?? como se extraña…Sabés que me quedo clavado en la retina ??? y seguro vos lo tendrás mas vívido, los coches fabulosos de Casa Dri, esos enormes caballos negros que dejaban otras fabulosas defecadas rumbo al cementerio, paso obligatorio, calle Las Heras y que en alguna ocasión se nos mandó a juntar (el estiercol) para utilizarlo como abono para las plantas. Como signo de duelo todo el mundo bajaba las pesadisimas persianas y las volvían a subir al pasar el cortejo. te pasaste con los detalles, los apellidos y nuevamente tu memoria, casi te diria que como me fui a los 17/18 años recien caigo en lo fantastico que era nuestro barrio FELICITACIONES
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lilib
Enviado el 28/07/2010 a las 15:05 | En respuesta a Silvia.
Estimada Silvia, ya te hemos incorporado a nuestro mailing. A partir del próximo viernes recibiras nuestro boletín.
Saludos cordiales
eSefarad
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Silvia
Enviado el 27/07/2010 a las 23:48
Me encantaría recibir sus artículos. Conozco Buenos Aires…y quisiera comprender la historia de los judíos en sus artículos. Un saludo y grazias. Silvia R
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Alberto Zimerman
Enviado el 25/07/2010 a las 12:32
Buenísimo Buly tu artículo.
Aunque no vivía en el barrio, recuerdo con cariño el mismo. Nunca pude entender porque había tantos judíos juntos, hasta que con tu relato, pude juntar esos elementos. Un abrazo y gracias. Alberto Zimerman
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Cuando recién llegué a Concordia, como comúnmente se dice: con una mano atrás y la otra adelante, paraba en calle Laprida casi Las Heras, Conocí uno por uno los locales comerciales y a sus dueños con sus empleados. Mi itinerario habitual para ir al trabajo, era a lo largo de esa calle, eran tiempos en que el dueño del local acostumbraba pararse a la puerta de su negocio y saludaba amistosamente a todos los vecinos y de paso ofrecía las novedades. Los desconocidos al segundo o tercer cumplido ya entrabamos en confianza y salíamos como viejos amigos. Así fue que me hice cliente habitual por largos años del peluquero que estaba al lado del Templo Bautista. Yo trabajaba en Calle Asunción casi La Rioja. Mi parada obligada para surtirme era el Almacén «de todo un poco» ubicado en la esquina de Asunción e H. Yrigoyen.
El dueño del almacén que les nombro era don Gregorio Kersffeld a quien secundaba su esposa Consuelo Fainschtein en la atención de los rubros afines al mundo femenino. No me alcanzarían los elogios para hablar de ellos y de como lo fueron conmigo, este «tapecito» recién llegado «de pa’jurea». Eran personas muy humanas y altruistas, condescendiente pero conocedores de quien se lo merecía. No se negaban venderme al fiado algo de pan y algún fiambre cuando andaba «cortado», solamente confiando en las promesas de pago sin plazo ni condiciones.
En ese entonces, por haber volado muy pichón de la casa de mis padres, comencé a experimentar con ellos lo que parecía un sutil respaldo y contención. Estas nuevas vivencias entre extraños me infundieron confianza y firmeza en mis propósitos y así fui encausando mi futuro. Con el frecuente trato se fue creando un vínculo de mayor confianza y amistad con ellos y su familia. Conocía como de vistas a su hijo Jorge, que por que su intensa actividad estudiantil y su profesión de músico lo veía muy poco, pero podía observar que era una persona con mucho talento y actitud superadora. También conocí a su hermanita Marta en su edad de estudiante y también conocí la abuelita Fainschtein que venía a visitarlos.
Co el correr del tiempo tambien conocí en San Luis y Balcarce al Al Sr León y su esposa y su simpática hija, todos ellos gente muy formal y de valía.
A quienes me recuerden les envío mis sinceros saludos.
Muy lindos tus recuerdos Carlos. Isaac Leon que tenìa una tienda en calle San Luis era mi tio y su hija Alicia vive cerca de allì, por la calle San luis. Es abogada.
Saludos
Al hielero si no me equivoco le decían Tunez Said. Gracias por tantos recuerdos.
Hola soy hijo de Rosa Cáceres vivimos al lado de la casa de su padre Don Isaac Hazan y Doña Perla Matarazo y nos da mucha alegría traer esos recuerdos a nuestro presente! Gracias