Siguiendo la explicación que el profesor Santiago Trancón Pérez da en su libro, Huellas Judías y Leonesas en El Quijote (1), que La Mancha no tan solo es un lugar geográfico, que basado en la semántica también puede significar “la mancha” que los no bautizados en la Iglesia Católica, llevaban dentro de ellos “un estigma.”
El excelente editor de Don Quijote del que me he valido para esta breve nota es Martin de Riquer (2) tiene una evaluación equivocada.
El episodio al que me refiero se encuentra en el Primer volumen capitulo XXX, pagina 304. Dorotea camina conversando con Don Quijote, Sancho, Cardenio, el barbero, el Cura. Dorotea dice así:
….yo he acertado en encomendarme al señor don Quijote, él por quien mi padre dijo, pues las señales del rostro vienen con las de la buena que este caballero tiene no solo en España, pero en toda la Mancha, pues apenas me hube desembarcado en Osuna, cuando oí decir tantas hazañas suyas….”
No son dos disparates. España estaba en “la mancha” simbólicamente. Es decir estaba poblada por “conversos” que nunca se convirtieron, letrados, profesores, literatos, universitarios, herreros, sastres, etc.
Martin de Riquer a pie de página nota 9 anota: “Dos graciosos disparates seguidos: considerar a España como una parte de la Mancha y desembarcar en Osuna.”
Benedetto Croce parecería confirmar que España tenía un “pecadillo” que era no creer en una trinidad divina. Por lo tanto “el pecadillo” de los españoles era no creer en una divinidad trinitaria, como afirma la Iglesia Católica. Por lo tanto los hebreos españoles estaban “manchados.”
Benedetto Croce citando a Ariosto dice lo siguiente:
«Si assomò anche circa quel tempo la capitale accusa o sospetto intorno alla relgiosita spagnuola nel motto del ‘peccadiglio di Spagna,’ che l’Arisoto ricorda nelle satire, spiegandolo col non credere degli spagnuoli ‘in unita di Spirito il Padre e il Figlio,’ cioè con l’ascosa e profonda miscredenza degli ebrei ed arabi malconvertiti nel domma della Trinita.»(3)
Aunque la apreciación de Ariosto parecería exagerada, España era ciertamente un pueblo de conversos.
La conversación continúa y Don Quijote corrige a Dorotea explicando que Osuna no es un puerto, pero queda en silencio lo de la Mancha.
A mi parecer, Cervantes afirmó su fe mosaica y la de sus conciudadanos, que no sabemos cuántos la mantendrían en secreto y según su comentario, tal vez más de los que se sabe. En El Quijote, Cervantes defiende la fe mosaica y la de su pueblo de la mejor manera en que pudo hacerlo: a través del lenguaje conjetural. Las palabras de Sigmund Freud ayudan a esta interpretación:
«A writer must beware of….censorship, and on its account he must soften and sort his opinion. …The stricter the censorship, the more far-reaching will be the disguise and the more ingenious the means employed for putting the reader on the scent of the true meaning.»(4)
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1) Santiago Trancón Pérez, Huellas Judías y Leonesas en El Quijote ( Sevilla, España: Ed..Punto Rojos Libros, 2014), p. 36).
2) Martín de Riquer, Don Quijote de la Mancha, 2 vols. (Barcelona: Editorial Juventud, 1955).1: 30.
3) Benedetto Croce, La Spagna nella vita italiana (Bari: Gius, Laterza & Figli, 1949), 224.
4) Sigmund Freud, The Interpretation of Dreams (New York, 1961), 142; citado por Joseph Silverman, «The Spanish Jews: Early References and Later Effects,» Américo Castro and the Meaning of Spanish Civilization, eds. José Rubia Barcia, et al. (Berkeley: University of California Press, 1976), 161.
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