eSefarad Noticias del Mundo Sefaradi
(Palacio de la Zarzuela, 29 de abril de 2015)
Texto (no oficial) del Discurso pronunciado por SM Felipe VI en su Audiencia a los participantes en la III Cumbre Erensya.
En primer lugar bienvenidos todos y gracias por las palabras del Presidente de la Federación de Comunidades judías en España. También agradezco la presencia del Secretario de Estado, del Embajador de Israel, de los distintos Alcaldes y del Director del Centro Sefarad.
Shalom!
Que este milenario saludo de paz, tan vinculado a la historia del pueblo judío, os reciba en Sefarad, la tierra que fue de vuestros antepasados, la tierra que ha sido cantada y añorada por vuestros dichos y cantigas, y la tierra que hoy os recibe con los brazos abiertos, porque nunca ha dejado vuestro hogar.
Habéis venido de muy diversas latitudes; tan lejos y tan cerca de nosotros pero siempre investidos de la misma identidad sefardí que crea en vosotros vínculos intensos y profundos. En las ciudades de España encontráis, además, señas de una tradición que nunca perdisteis porque la perseverancia y el ejemplo de vuestros padres os han mantenido fieles a tal identidad.
El Presidente de la Federación de Comunidades judías de España ha citado las palabras que mi padre, el Rey Juan Carlos, pronunció en el año 92 en la Sinagoga de Madrid. Ellas reflejan la admiración, la lealtad, y la gratitud de la Corona hacia los hijos de Sefarad e iluminan un camino de amistad con el pueblo judío que felizmente se renueva una vez más.
Quiero manifestar mi gratitud a todas las personas e instituciones que han hecho posible esta III Cumbre Global de la Plataforma de Erensya y expresar mi reconocimiento a Centro Sefarad-Israel, institución que en su todavía breve periodo de existencia, se ha erigido en el referente verdadero de las relaciones entre España y el mundo judío. También quiero resaltar el papel del Ayuntamiento de Ávila, que este año conmemora el V Centenario del nacimiento de Santa Teresa y que generosamente ha secundado esta iniciativa. También agradezco a la Federación Española de Comunidades Judías y a la Comunidad judía de Madrid por haberse sumado a este proyecto, así como a otras tantas instituciones. Todas son muestra del compromiso de los poderes públicos y de la sociedad civil española en la preservación del legado sefardí.
Siempre ha sido para mí, cuando era príncipe y a partir de junio pasado ya como Rey, un verdadero placer y un honor encontrarme en mis viajes con representantes de la comunidad judía y de la comunidad sefardí en el mundo. Toparme con vuestro acento dulce, con vuestra hospitalidad. Inolvidable también aquel momento del año 90, preludio del 92, cuando tuve el honor de entregar el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia a las comunidades sefardíes en Oviedo. Una tarde emotiva, memorable, en la que se escuchó el ladino en el Teatro Campoamor.
No merecéis, por mi parte sino palabras de agradecimiento y de admiración:
Un particular homenaje muy en especial a las mujeres que guardaron las palabras como un tesoro para que ahora podamos deleitarnos oyendo expresiones y acentos casi olvidados por nosotros pero que perduran en el judezmo y en la jaquetía.
Mi gratitud y mi homenaje a los que transmitieron las nanas, los romances, los dichos, las bendiciones, los guisos y los dulces, para que no los olvidaran, ni los vieyos ni los mancebos.
Mi gratitud y mi homenaje a los que hicieron prevalecer el amor sobre el odio, y enseñaron a sus hijos a amar a una patria que ni ellos mismos conocieron.
Queridos amigos, como Rey de España, os doy la bienvenida a la tierra de vuestros padres y os ruego que la consideréis, como siempre ha sido, vuestra tierra.
Os deseo, además, que en el camino de regreso a vuestros lugares, al final de esta semana, tengáis como se dice en vuestra tradición caminos de leche y miel.
