Diez propuestas audaces para el año nuevo

005-01MELITÓN CARDONA* El año 2008 no ha sido nada satisfactorio, de manera que para 2009 habrá que proponerse adoptar medidas drásticas; por ejemplo, que todo español, por el mero hecho de serlo, tenga derecho a un título universitario lo más inocuo y rimbombante que resulte posible. Propongo los de Licenciado en Confusionismo digital, Berenjenología aplicable o Historia del País Llïonés. Total, el mercado acabará valorando lo útil y desechando lo inútil, pero podremos presumir de ser el pueblo más culto del mundo.
Como medio de fomentar la sociedad multicultural y multiétnica en época de crisis, además de abrir el mercado laboral a 800.000 rumanos y búlgaros, habrá que ir pensando en subastar la nacionalidad española entre ciudadanos no europeos y concedérsela graciosamente a todo el que simplemente alegue ser descendiente de los íberos, los celtas, los visigodos, los cartagineses, los astures, los vascones (que eran naturales de una región de la Hispania tarraconense), los sefardíes o los moriscos. Así se resolverá de un plumazo el problema de nuestra baja tasa de natalidad.
Además, convendrá ampliar la Unión Europea a entidades pseudoestatales tan dignas como los minúsculos vestigios de la República socialista federativa de Yugoslavia, la inmensa Groenlandia y las aburridísimas Islas Faröe y ello hasta que se colapse por falta de presupuesto para traducciones y alguien, preferiblemente anglosajón, reinvente la Asociación Europea de Libre Comercio u otro, éste pangermánico, resucite el Imperio austro-húngaro; para el caso, vendrá a ser lo mismo.
En materia deportiva, para evitar discriminaciones y equilibrar la Liga, los equipos de fútbol más modestos recibirán un bono en puntos inversamente proporcional a su presupuesto. Además, se obligará a los clubs de las autonomías llamadas históricas -las hay ahistóricas- a contar con un mínimo de un ochenta por ciento de jugadores nacidos en sus ancestrales territorios.
Aunque 2008 haya sido el año más frío del siglo en muchas partes, para que nadie dude de la realidad del cambio climático -como hacen Aznar, el primo de Rajoy y otros- se prohibirán las prendas de abrigo y los gorros -exluidas boinas y barretinas- hasta nuevo aviso. Además, se tipificará el delito de incredulidad cambioclimática, que llevará aparejadas penas de prisión severísimas y ejemplarizantes.
Teniendo en cuenta la calidad del personal corrupto que ingresa y previsiblemente ingresará en prisión, la dirección general de Instituciones Penitenciarias contratará su catering con Ferran Adrià. Teniendo en cuenta que los reclusos de religión judía no pueden comer pescado sin escamas y a los de confesión islámica les está vetado el repugnante cerdo, aquellos a los que su religión sólo les permita comer marisco tendrán derecho a dietas de percebes, quisquillas, nécoras y cigalas ad libitum, a condición, eso sí, de que por cada menú tan costoso que consuman se les reduzca en tres días su condena.
Para evitar el previsible colapso de los juzgados como consecuencia de las habituales querellas catalanas y los innumerables concursos que aún están por llegar, los pleitos se resolverán en adelante por el sistema de moneda al aire, de manera que si sale cara ganará el demandante y si cruz, el demandado (o viceversa). Además, se suprimirán todos los recursos hasta que la gente decida acudir al arbitraje privado. (Estoy dispuesto a aceptar modestamente insignias de oro y brillantes de los Colegios de Abogados por tan original idea, si no me la roban previamente).

Para evitar los temibles efectos de la deflación, se instituirá el premio «Elogio de la inflación» dotado con un millón de euros aunque, eso sí, a pagar en los de 2049.
Para impedir el efecto contagio y confortar al personal, se prohibirá la publicación de noticias desagradables en general, que serán sustituidas por fragmentos elegidos de nuestros clásicos, cursillos de ortografía o fotos de puestas de sol espectaculares.
Por último, se suprimirán las televisiones autonómicas que presenten déficit, o sea, todas.
Si todo lo anterior no mejora sustancialmente nuestro estado de cosas, habrá que ir pensando en anexionarnos Portugal por las buenas, ceder la isla de Perejil a Marruecos a cambio de una concesión perpetua de sus chiringuitos playeros o conceder la nacionalidad española, previo pago de una tasa razonable, a todo ciudadano de un país extraeuropeo que la solicite. Y si todo lo anterior no resulta, habrá que ir pensando en convertirnos en el quincuagésimo primero (51 para los licenciados) estado de los Unidos de América, previo referéndum no vinculante.
Que no se diga que los diplomáticos no pensamos en el bien común pese a que sólo se nos conceden puestos a condición de que abandonemos el país.
¡Feliz año, pues, y manos a la obra!

Fuente: http://www.diariodemallorca.es

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