Es Valencia al igual que toda España, una tierra muy singular, la cual exuda historia, tradición y cultura; su nombre significa valentía o ciudad de los valientes, porque solo valientes pudieron vivir y morir ahí. Por ello, es que hoy quiero dedicarle este artículo a la memoria de aquellos judíos sefarditas convertidos en mártires, quienes perdieron sus vidas más no sus tradiciones, atesoradas generación tras generación en toda la Península Ibérica hace más de 500 años, ante una idiosincrasia impuesta o conversión desmedida, atentando con dejar atrás un legado socio-religioso que se ha mantenido vivo en la memoria y desde el corazón de todo descendiente de judíos sefarditas, más allá del tiempo y también del dolor.
Porque de acuerdo con los testimonios más antiguos del franciscano alemán Jerónimo Münzer a Gaspar Escolano, quien en relación con un viaje que hizo a esa localidad de España en 1495, expresó lo siguiente:
“Notable es la fundación destinada a recoger a los locos, a los melancólicos y a los estultos de uno y otro sexo.
Vi muchos acogidos, entre ellos, cierto joven furioso, desnudo, encerrado en una jaula y sujeto a una cadena.
Nuestros compañeros diéronle unas monedas para que rezara; pero el empezó a hacerlo en hebreo y a proferir sobre los cristianos las blasfemias que suelen los judíos, porque era hijo de un riquísimo converso, que desde niño le educó ocultamente en el judaísmo, pero descubierto el padre por la locura del hijo, fue quemado por ello. La fundación recibe solamente a los artesanos de la ciudad que no sean nobles. Realmente es cosa provechosa y muy bien ordenada.” De Orellana, M. A., Valencia Antigua y Moderna. p.27, Tomo I. Acción Bibliográfica Valenciana. 1923. Valencia.
Así mismo, por esas casualidades que nos brinda la vida, un viernes de Shabat bajo una tarde fría y lluviosa, tuve la oportunidad de conocer ésta historia tan desgarradora, gracias a los buenos oficios de todos los que en la actualidad trabajan en ese antiguo y hermoso lugar, encontrándome frente un testimonio más de los Sefarditas del pasado, entre miles de libros más que empolvados, debido a que fue el primer centro de atención a la salud mental de aquella época, denominado el Hospital dels ignoscents, siendo el único manicomio que funcionó en occidente para ese entonces y registrado en la historia de toda Europa.
Esto no es un relato azaroso ni mucho menos, es una verdad concreta un hecho tácito que ocurrió, pudiéndose corroborar hoy en día principalmente en la Biblioteca Pública de Valencia, la cual se ha transformado al pasar de los siglos en testigo silencioso del trato dado a los hebreos de toda España, esos mismos sefarditas del Mediterráneo que también llegaron a amar a la Península Ibérica a través de los años.
La transformación que ha tenido ese edificio de un triste manicomio que acogía a todo “desequilibrado mental” que llegara a sus puertas, junto a tantos judíos sefarditas que no querían renegar de sus raíces y fe, es increíble; debido a que en la actualidad alberga gran parte de la historia de la Comunitat Valenciana, cobijada por las vertientes del rio Turia al igual que de tantas almas convertidas hoy en mártires hebreos, quienes nunca pudieron olvidar sus raíces y de dónde venían.
Las tradiciones y cultura judía, quedaron impregnadas hasta en las más remotas esquinas de la idiosincrasia española de aquel entonces, como también lo son ahora, porque desde esa época, los sefarditas eran connotados traductores, navegantes, comerciantes, artesanos, intelectuales, médicos, prestamistas y filósofos, quienes dejaron un gran aporte no solo económico, sino también intelectual a la conformación histórica-política y social de la antigua España.
Por ello, es que el Hospital dels Ingnocents es un recordatorio de una época llena de contrastes entre fe y religión y además, frente a las ansias de poder y lucro que llevó por una senda triste y oscura a la antigua Sefarad, la cual no logró reconocer en ese entonces, como la libertad, igualdad y fraternidad, son las bases en las que se sustentaría su idiosincrasia en la actualidad, permitiendo en pleno siglo XXI que España, sea ejemplo ante el Mundo de una convivencia multiétnica y pluricultural, donde todos forman parte y constituyen una sola identidad…
Para Juanjo quien me contacto con Rosa y Román que me abrieron las puertas de la historia y también su corazón.
Marisol Chévez Hidalgo
Licenciada en filosofía
Universidad de Costa Rica.