Conocimientos alimenticios y medicinales de Maimónides por María José Arévalo Gutiérrez

“Si pudiéramos dar a cada individuo la cantidad exacta de alimento y ejercicio, ni demasiado, ni demasiado poco, habríamos encontrado el camino mas seguro hacia la salud”.  (Hipócrates)

 

La transmisión del conocimiento científico en la Edad media se generaba mayoritariamente a través de las traducciones. Uno de los autores cuya obra paso por dicho proceso de transmisión fue la del hispano – judío Mos?h ben Maimon (Maimónides). Su obra debería de ser muy valorada ya que fue objeto de traducción tanto al hebreo como a latín. Podemos casi afirmar, que la totalidad de sus obras literarias fueron traducidas a ambas lenguas, aunque lo que sí se sabe con total seguridad es, que al menos al hebreo si lo fueron. Entre sus obras  las que mayor difusión recibieron fueron “El régimen de salud y los Aforismos (médicos). El régimen de salud, que fue redactada en 1198 y alcanzo una amplia popularidad en el mundo árabe. Tanto fue su éxito, que en el mundo árabe quedaron numerosas citas recogidas por parte de autores médicos y cronistas musulmanes.

En el mundo judío la obra fue pronto traducida por Mos?h Ibn Tibbon (1224), titulándose Ma´amar  be – hanahagat ha – bruit. Por parte cristiana también se mostró interés por los conocimientos de Maimónides, existiendo dos versiones latinas del libro “El régimen”. La primera traducción se realizó en 1290 por Armengaud Blasi, titulándose Tractatus Rabby Mosyis de regimine sanitatis ad Soldanum Regem. La segunda, realizada por Juan de Capua por casi la misma fecha obtuvo el título de Diaeta o Regimen sanitatis. Queda pues manifiesto, el interés suscitado por la obra medica redactada en la Edad Media llegando incluso esa atención hasta nuestra época  siendo objeto de estudios, justamente, por su importancia en la historia de la medicina y del pensamiento medieval.

 

El texto redactado en este tratado se realizo para el sultán al – Malik al – Afdal, hijo de Saladito, fundador de la dinastía de los ayyÿubíes, que gobernó Egipto, la región sirio – palestina, buena parte de la Alta Mesopotamia y el Yemen desde finales del siglo XII hasta la mitad del XIII. El tratado no era realmente un texto muy extenso, aun así lo dividió Maimónides en cuatro capítulos. El primero contiene las reglas generales para cualquiera que experimente el deseo de seguir un régimen de salud correcto, basándose este en el ejercicio físico y una aleccionada alimentación. Igualmente hace mención a las virtudes y defectos de los distintos tipos de alimentos.

 

En el segundo capitulo del tratado hace referencia a las enfermedades generales. Aquí se realiza un recuento de los métodos terapéuticos ligeros que le parecen adecuados al autor de la obra y de aquellos remedios fuertes que solo en casos muy excepcionales deben de ser aplicados. El tercer capitulo aborda los problemas que aquejaban a al – Afdal, uno de ello era de tipo psíquico resultando este apartado el mas interesante del tratado. Por ultimo, el capitulo cuatro hace otra vez de forma general referencia al régimen de salud: el aire, agua, el coito, los beneficios del vino, reuma, las comidas alteradas, la necesidad de no abandonar los hábitos dietéticos, la ropa y la variedad de tipos de carne existente.

 

Maimónides opinaba que “el comer en exceso es como un veneno mortal para cualquier tipo de constitución corporal, y es la principal causa de todas las enfermedades”.  Comer demasiado es perjudicial ya que provoca enfermedades, aunque en el tratado redactado no se han encontrado las cantidades de alimento que debe de ingerir una persona para que esta no le resulte dañina. La cantidad se establece a partir de la pesadez de estomago, que es el indicador a que debemos dejar de comer. Esto es un error, ya que el estomago se dilata y pierde fuerza provocando una mala digestión. Los alimentos sobrantes que no se han logrado evitar, se convierten en sustancias nocivas que enferman al cuerpo.

 

Maimonides desaconseja comer antes de sentir verdadera hambre, dándose esta a conocer porque, dice, en la boca se comienza a segregar saliva. La cantidad de alimentos a ingerir varía según las estaciones del año, disminuyendo la ingesta en la época más veraniega. Con el calor también disminuye el calor innato que sale del cuerpo por los poros dilatados, calor que se pierde con la enfermedad. Por ello será más conveniente tomar alimentos clasificados desde el punto de vista de la teoría humoral como fríos. Del mismo modo consideraba el padre de las dietas disociadas que ciertos alimentos no podían comerse juntos, especificando con detalle cuales se podían mezclar y cuales deberían de consumirse de forma separada.

 

A pesar de la exclusión de la carne de cerdo, algunos médicos como Maimónides la menciona en sus tratados, calificándola como un alimento suave, bueno y de fácil digestión, capaz de facilitar la orina y el sudor. Del mismo modo recomendaba la dieta de cereales integrales como fundamento de una nutrición correcta. De forma muy explicita prohibió comer harina refinada y comento que “después de la molienda, se pueden hacer visibles partes productoras de acidez […

]. El pan debe de estar hecho de grano entero sin pulir ni refinar”.

 

En el Tratado de Avot, conocido como los Ocho Capítulos, hace referencia en el segundo objetivo del tratado a la medicina y alimentación. Recordemos que a Maimónides le gustaban las analogías extraídas de la práctica médica. La regla es, que el juez como el buen medico no debe, mientras pueda sanar la enfermedad apelando a una dieta, recurrir a las medicinas. Cuando se da cuenta, no obstante, de que la enfermedad no puede ser curada apelando exclusivamente al régimen alimenticio, administrara una medicina moderada que sea como la comida. Solo cuando ese remedio se muestre ineficaz pasara a medicamentos más potentes.

 

En la Mishné Torá, Maimónides expone un verdadero tratado de veintiún normas de higiene de vida, otorgándole un carácter religioso. Algunas de ellas se han transmitido a través de los siglos e incluso tienen sorprendente vigencia en la época contemporánea. LA buena salud, dice, es indispensable para el desarrollo de capacidades intelectuales y, por consiguiente, para el conocimiento de Dios. Sostiene que es un deber casi religioso evitar todo abuso y atenerse a una buena higiene de vida, lo que hoy llamaríamos el autocuidado de la salud. Afirma que no hay que acostumbrarse a productos agradables al paladar, salvo que sus principios nutritivos estén comprobados, sino más bien a aquellos que contribuyen a mantener el equilibrio alimenticio del individuo.

 

Sobre el descanso recomienda dormir alrededor de ocho horas y levantarse antes de que salga el sol. No es recomendable acostarse inmediatamente después de una comida nocturna, sino después de tres o cuatro horas. Sostiene que esta proscrito dormir durante el día y que la opulencia y la flojera son responsables de un gran número de males, así como el trabajo y ejercicio físico regular alejan del hombre todo tipo de enfermedades graves. Advierte sobre la vida sexual disoluta, recomendando una higiene muy estricta y una vida conyugal armónica. Es interesante constatar como muchas de las prescripciones de Maimónides se incorporaron y han persistido en la cultura médica y popular.

 

Además de todo esto, concedía gran importancia a la influencia del alma sobre el cuerpo, recomendando a los enfermos melancólicos e hipocondríaco que escucharan canciones y música o que pasearan por los bellos jardines con el fin de distraerles. Su experiencia medica las resumió en una obra titulada Fusul Mussa: los Aforismos de Maimónides, que muchos médicos medievales emplearon y que el declaro haber escrito para su uso personal, cuando la memoria le fallara. Esta obra fue ampliamente conocida entre los siglos XIII y XV y citada y recomendada como texto de estudio en la Universidad de Montpellier.

 

Otros opúsculos escritos por Maimónides fueron Comentarios a los aforismos de Hipócrates, uno dedicado al origen de las enfermedades en general, un tratado sobre las hemorroides, tratado sobre el asma, tratado sobre las relaciones sexuales y una especie de antología de los escritos médicos de Galeno.  Del mismo modo redacto un tratado sobre Los venenos y sus remedios, en una región en que las mordeduras de serpientes eran frecuentes. Este tratado, escrito en árabe como la mayoría de sus obras, fue traducido al hebreo, latín, alemán y francés, durante la Edad Media y en siglos posteriores.

Fuente: María José Arévalo Gutiérrez

Check Also

«El jardín del mar» de Sophie Bejarano de Goldberg

Varna, 1942. El pequeño Alberto pasa sus días jugando despreocupadamente junto al mar y pasando …

One comment

  1. Buenas tardes,
    Me encanta este artículo.
    Voy a comenzar una tesis sobre la los separad de Gibraltar y la alimentación.
    Me gustaría ponerme en contacto con Usted.
    Le dejo mi correo electrónico: helenepiner@hotmail.com
    Muchas gracias

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.