El misterio de hace siglos se ha resuelto. El origen del descubridor, del mítico y enigmático personaje Cristóbal Colón, coincidiendo con “El Columbus Day” en Estados Unidos, que memora el descubrimiento de América en 1492. Y que en Iberoamérica se conmemora como el Día de la Raza, el 12 de octubre. Pues bien, poco o mucho se ha dicho del verdadero Cristóbal Colón o Cristóforo Colombo, pues así lo quería él. Dejando a su paso el misterio del origen de la leyenda en que se convertiría.
Un origen que ha sido debatido entre gallego, catalán y genovés, incluso hasta portugués podría ser. La conclusión a la que han llegado y comprobado los científicos es que por su ADN su sangre y su linaje era judío. Judío sefardita y valenciano del mediterráneo occidental y del levante peninsular.
Hasta el momento, los indicios más veraces eran que el descubridor había nacido en Génova, y que provenía de una familia de “cristianos nuevos”, que habían huido de España (posiblemente de la actual Cataluña -por las matanzas judías de 1391- hacia Italia. Así que, su idioma original, en efecto era el castellano antiguo. Además, para el hebraísta judío británico: Cecil Roth, Colón y Colombo eran nombres comunes dentro de la judería española e italiana. Asimismo, Colón permaneció en Lisboa un importante periodo y allí se casó con Filipa Perestrelo Moniz, hija de “conversos” -vinculada a los Braganza-, con quien tendría a su hijo Diego Colón Perestrelo.
Dejó escrito Colón en su Institución del mayorazgo (institución del derecho civil destinada a perpetuar la posesión de bienes) que: Jénova, “ciudad noble y poderosa por la mar,”; “Della salí, y en ella nací.”. De la misma manera, Colón, esperó hasta el día 3 de agosto de 1492 para salir del mítico puerto de Palos de Moguer, a pesar que, todo estaba preparado para el día 2. Pero, es que este día era el 9 del mes de Ab -en el calendario judío-, día de ayuno completo, que conmemora la destrucción del Primer y Segundo de Jerusalém por Nabucodonosor y también por Tito. Por estos terribles sucesos para el pueblo hebreo, se le considera un día de mala suerte.
Colón no era ni catalán, ni gallego, ni portugués, ni siquiera italiano. Su origen siempre estuvo encubierto, pues era natural en la época ocultar el origen judío, por culpa de la “Santa Inquisición” que matoneó y persiguió a los judíos españoles y portugueses sobre todo, aunque también a los italianos, estando la sede del vaticano allí. Luego, incluso replicándose en America, en El Nuevo Mundo. De hecho, el inquisidor general: Tomás de Torquemada, descendía de judíos conversos al catolicismo. En consecuencia, había un gran recelo contra los judeoconversos, también, denominados como: “marranos” o “chuetas” en mallorquín.
De igual modo, Colón tuvo como mujer a la bella cordobesa, Beatriz Enríquez de Arana, de origen judío, así como, la madre de Fernando de Aragón, doña Juana Enríquez. El resultado de la unión de Colón y Enríquez fue: Fernando Colombo, quien acompañó a su padre en el cuarto viaje y también escribió: “Historia del Almirante Don Cristóbal de Colón”. Por si fuera poco, algunos arguyen que Beatriz Enríquez era prima de Torquemada, por vía paterna, aludiendo que su padre era Pedro Torquemada.
Igualmente, para el descubrimiento, fue necesario el apoyo inicial de banqueros y líderes religiosos judíos, como: Don Isaac Abrabanel y Abraham Senior, que, aunque no tuvieron éxito, creyeron en esto. O, de judeoconversos, tales como: Luis de Santángel y Gabriel Sánchez, que fueron figuras claves en la financiación de la primera instancia de la modesta; pero, tan importante campaña descubridora, que además transformó al mundo tal y como se conocía. Además, Colón dijo ser siervo del mismo Señor de David. Y, soñó en “liberar” la Tierra Santa -Jerusalém- de los musulmanes, una idea común en la época, para acelerar la llegada del tan añorado Mesías.
Así como el Mesías será judío para los judíos y fue judío para los primeros cristianos, también judíos; y no palestino como el discurso de la agenda “woke” lo impulsa y promueve. Cristóbal Colón, también era hijo del pueblo de Israel.
David A. Rosenthal