Por un obispo converso
Jesús Pozuelo, intérprete de Patrimonio, explica en este vídeo que «la justicia no era igual para las tres culturas», la cristiana, la musulmana y la judía en España: «Las juderías pagaban impuestos para estar protegidas por la corona».
Boris Izaguirre se desplaza hasta Sevilla para hablar con el intérprete de Patrimonio Jesús Pazuelo sobre cómo fue, en realidad, «la España de las tres culturas». «Ya fuese en época islámica por parte de judíos y cristianos, que eran minorías, o en época castellana por parte de musulmanes y judíos». Pero, ¿y los judíos? «Tenemos en Sevilla y en muchas otras ciudades de España lo que llamamos judería», explica el experto, que destaca que estas «estaban protegidas por la Corona» hasta tal punto que los judíos pagaban varios impuestos para su protección.
«Esa convivencia no fue tal, las leyes eran diferentes, las persecuciones eran habituales y los odios y miedos eran continuos, sobre todo, por parte de la minoría a la población dominante», explica el experto, que afirma que «la justicia no era igual para las tres culturas y, además, tenemos que tener en cuenta que no es lo mismo la España musulmana que la época castellano-medieval». Y es que «incluso dentro, por ejemplo, de la Sevilla islámica ha habido diferentes etapas».
Pero, ¿hubo algún instante de máxima tensión entre las tres culturas? «Hubo varios momentos de gran tensión, de persecuciones y de odio y violencia», destaca el experto, que afirma que «el momento de máxima tensión en la judería» en Sevilla fue en 1391 «cuando se dio lo que llamamos el Pogromo de Sevilla». «Fue una matanza de judíos, una revuelta antijudaica que se dio en Sevilla, provocada, según nos narran las crónicas, por un arcediano, un pequeño obispo, Ferrán Martínez, que era medio converso», explica.
«Ferrán Martínez realizaba era unas prédicas violentísimas contra la población judía», detalla el experto, que explica que la población castellana era analfabeta y escuchaba sus prédicas contra los judíos, a los que achacaba de todos los males que se vivían en Sevilla, como las enfermedades y el hambre. Por todo ello, hubo un momento, en la primavera de 1391, que asaltan la judería, y las crónicas dicen que matan a más de 4.000 judíos.
El experto afirma que este «fue el desencadenante que además provocó que se expandiese esos pogromos, esas matanzas, por pueblos y ciudades de Castilla e incluso de Aragón». «Eso provoca que a partir de ese momento, por ejemplo, la mayoría de las familias que sobrevivieron a esa matanza se convirtieron al cristianismo pero en la intimidad seguían siendo judías. Por eso, la reina Isabel la Católica, cuando llega a Sevilla en 1476, conoce esa realidad, y los dominicos de Sevilla denuncian que hay criptojudíos que mantienen la religión hebraica, y lo que hace es fundar el Tribunal del Santo Oficio». «Surge así la Inquisición para determinar quién es judío, quién es converso y para perseguir al criptojudío, al falso converso».