Aflora el muro de cierre de la sinagoga durante las obras de la iglesia de Santa María la Blanca de Sevilla

Un muro de la antigua sinagoga de Santa María la Blanca ve la luz durante las obras EUROPA PRESS

 

El desmontaje del retablo mayor para su restauración ha permitido documentar parte del muro del hejal, el espacio más sagrado del edificio judío

El sancta sanctorum de los judíos. Las obras que se llevan a cabo en la iglesia de Santa María la Blanca han sacado a luz los restos del hejal, el lugar más sagrado de la sinagoga en el que se guardaban los ornamentos litúrgicos y los rollos de la Torá. La retirada del retablo mayor para su restauración ha permitido a los arqueólogos documentar lo que queda de este muro que cerraba el espacio judío. Esta actuación fue presentada ayer por el arquitecto director de los trabajos, José María Rincón; el arqueólogo, José Antonio Valiente; el delegado de Patrimonio Cultural de la Archidiócesis, Antonio Rodríguez Babío; la delegada territorial del Cultura de la Junta de Andalucía, Carmen Ortiz; y el párroco, Miguel Ángel Núñez.

Los trabajos de restauración del retablo mayor de Santa María la Blanca, una tarea que se está realizando en vivo bajo la dirección de Almudena Fernández y José Joaquín Fijo, eran una oportunidad única para ahondar en la historia material de esta iglesia del Casco Antiguo, situada en la antigua judería sevillana. Un templo que fue mezquita, sinagoga hasta 1391 e iglesia cristiana. Estas tareas en el templo de las Tres Religiones han confirmado lo que ya encontró Diego Oliva en la rehabilitación integral del templo en 2012 y que el arquitecto Óscar Gil, responsable de esos trabajos, había apuntado en Arquitectura de Santa María La Blanca, Mezquita, Sinagoga e Iglesia en Sevilla.

El muro del helaj que se ha documentado en el que se ven las hornacinas. / D. S.
El muro del helaj que se ha documentado en el que se ven las hornacinas. / D. S.

 

«En nuestro trabajo hemos documentado el muro trasero del altar mayor, realizado con fábrica de ladrillos macizos de dimensiones variables pero rondando los 29×14.5×5 cm, dispuestos a soga y tizón al ser un muro de carga. Este muro presenta un espesor de unos 94 centímetros», ha explicado el arqueólogo José Antonio Valiente. El hejal que fue descubierto en el año 2012, al igual que el mihrab de la mezquita, es un espacio rectangular, abierto en su frente, «el muro documentado durante esta actuación correspondería a sería su cierre trasero, en el muro lateral derecho según se mira de frente, recogería el espacio donde se colocarían los libros sagrados de la Torá y que está orientado al este según marcan los cánones de estos edificios religiosos», ha abundado el arqueólogo.

En este muro se han localizado tres hornacinas de 79 centímetros de ancho por 46,5 de fondo y unos 115 de alto y que servían para colocar los elementos litúrgicos propios. Estarían revocadas por un enlucido de mortero de cal. «Su disposición está ligeramente descentrada, suponemos que se debe a que el muro derecho perpendicular fue recortado unos 30 centímetros, en la trasformación en iglesia para la colocación de las escaleras de acceso a la trasera del altar mayor.

Cuando la sinagoga se transforma en iglesia a partir de 1391, el hejal pasa a ser el presbiterio y en él se colocan la mesa de altar. «Suponemos que en ese momento también se elimina toda la decoración que debió tener y que no nos ha llegado a nuestros días, pero que por paralelos con otras sinagogas debió tener, comosucede en la Sinagoga del Tránsito de Toledo, la de Córdoba y tantas otras».

Una oportunidad única

Los trabajos de restauración del retablo. / D. S.
Los trabajos de restauración del retablo. / D. S.

 

El desmontaje del retablo mayor que acoge a la Virgen de las Nieves era una oportunidad única para estudiar a fondo un espacio del templo que hasta ahora se encontraba oculto, como ha señalado el arquitecto José María Rincón: «La gran transformación de este espacio se realiza en la primera mitad del siglo XVII cuando se añade el espacio semicircular trasero al muro con la compra de diversos inmuebles colindantes para la colocación del camarín. Entonces se la da un aspecto de ábside sin serlo en realidad. A su vez, es en este momento cuando se encarga el actual retablo mayor al entallador Martín Moreno».

Por tanto, es durante este periodo de transformación barroca, en el que intervienen, entre otros, Pedro Sánchez Falconete, los hermanos Borja o el propio Murillo, todos ellos bajo el patrocinio de Justino de Neve, cuando los restos de los muros de cierre de la sinagoga comienzan a ser mutilados y se van perdiendo. Ahora, gracias a la actuación, la configuración del espacio de culto judío ha quedado completamente dibujada. Esto ha sido posible debido al mal estado de conservación del altar mayor, que contaba con un importante desplome por su precario anclaje a los muros. Ello hizo que fuera necesario su desmontaje y retirada para una restauración que se está realizando in situ y que puede verse en directo, como publicó este periódico.

«La estructura portante del retablo respondía a una mezcla y superposición de diversos subsistemas que habían ido añadiéndose y completándose unos a otros hasta formar el sistema global. Al que parece el sistema portante original del retablo se le han ido añadiendo otros con funciones de refuerzo, en distintos momentos y con diverso grado de interacción con la estructura original. Mientras que en alguno de estos añadidos se detectaba cierta intención y orientación técnica, otros parecen fruto más o menos improvisado de ciertas necesidades puntuales de refuerzo ante la detección de algún riesgo y estaban resueltos con escasez de medios técnicos y materiales en su mayoría» ha insistido Rincón.

Hipótesis lanzada en 2012 sobre la evolución del templo. / DEPARTAMENTO DE INFOGRAFÍA
Hipótesis lanzada en 2012 sobre la evolución del templo. / DEPARTAMENTO DE INFOGRAFÍA

 

Esta estructura estaba formada por un sistema de muros y estructuras de fábrica de ladrillo revestidos con morteros de cal y yesos, muros medianeros, estructura de madera y refuerzos metálicos añadidos durante el siglo XIX y XX de forma puntual. Los muros trasero, ahora a la vista estaban en un muy precario estado de conservación, de modo que su capacidad de sostener al propio retablo y cerrar la envolvente de la iglesia se estaba viendo comprometida por una serie de daños que provienen de la propia precariedad de los sistemas constructivos originales y de su falta de intervención o conservación sistemática en estos más de 350 años. Se ha colocado una nueva estructura metálica portante que ayude a sostener el retablo.

El montaje de las distintas piezas del retablo comenzará la próxima semana y con ello, los restos que se conservan de la sinagoga volverán a ocultarse tras este espacio.

Por JUAN PAREJO

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