EXPOSICIÓN
Noviembre 2008 – Marzo 2009
Ciudad de México
La muestra Diego Rivera y la Inquisición presenta una faceta desconocida del artista, en la cual se exponen sus raíces judías y la influencia que éstas tuvieron en sus obras, como en el mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda, en el cual plasma a Mariana de Carvajal siendo sacrificada por la Santa Inquisición, señaló la curadora Alicia Gojman.
Un total de 70 piezas entre obras de arte, objetos de culto, joyas, fotografías, libros y documentos, nunca antes expuestos, integran la exposición «Diego Rivera y la inquisición, un puente en el tiempo», en el Museo Mural Diego Rivera.
En el acto, la directora del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), María Teresa Franco, aseguró que se trata de una muestra en la que se revelan los vínculos del muralista mexicano con las raíces judías maternas.
Señaló que el tema que se aborda en la muestra «es un tópico complejo y doloroso de nuestro pasado histórico».
Se muestra la imagen de Mariana de Carvajal, joven judía de 29 años, perteneciente a una familia que bajo la acusación de herejía fue juzgada y exhibida públicamente por las calles aledañas del Centro Histórico y condenada a la hoguera por la Inquisición.

Se trata de la misma mujer que el Tribunal de la Inquisición condenó en el siglo XVI y que el artista guanajuatense plasmó en el mural: «Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central».
De acuerdo con Franco, a partir de esta imagen, la exposición desdobla una visión en torno al desarrollo del pueblo judío desde sus orígenes, hasta la presencia de algunos grupos seguidores de la ley de Moisés, durante el Virreinato, deteniéndose en lo que es al santo oficio, la forma en que operó en la Nueva España y en la persecución de los judaizantes.
Precisó que «Diego Rivera y la inquisición, un puente en el tiempo», busca estimular la reflexión en torno a esta maquinaria religiosa y jurídica que operó por espacio de tres siglos.
Así como dar un testimonio de la relación amistosa y artística y de solidaridad, que existió entre el pintor y la comunidad judía avecindada en México, por la cual sentía Diego Rivera gran aprecio.
Cabe resaltar que el retrato de Mariana de Carvajal sirve también para tender el puente hacia otros rostros ejecutados y plasmados por Rivera.
También resulta interesante observar en las piezas expuestas la percepción del dibujo, el cromatismo y búsqueda artística de quien, por cierto, se jactó en algún momento de la vida y de sus raíces judías y fue uno de los críticos mexicanos más importantes del siglo en el tema inquisitorial.
Un collar de filigrana de oro, perlas grises y esmeraldas que perteneció a Natalia, esposa del líder ruso y amigo de Rivera, León Trotsky y el libro «La ciudad de los palacios», del poeta Isaac Berliner, son algunos de los objetos que se presentan.
De igual manera, una carta del miembro de la orden franciscana y primer obispo y arzobispo de México, Fray Juan de Zumárraga contra la herejía y la pravedad.
Igual se muestran los restos de lo que fuera la pieza central del Altar del Perdón, en la Catedral Metropolitana de esta ciudad, «La virgen del perdón», pieza de 2.26 metros de alto por 22 centímetros de ancho, casi consumida durante un incendio en ese recinto en 1967.
La exposición se complementa con pinturas (en su mayoría retratos pintados por Rivera), libros, revistas, manuscritos, pruebas de sangre, edictos y otros objetos de gran belleza e importancia relativos al Santo Oficio de los siglos, XVI, XVII, XVIII y XIX.
Simón Pereyns, Juan Rodríguez Juárez, Juan Correa, Cristóbal de Villalpando y el propio Diego Rivera, son los artistas que se exhiben esta exposición.
Al término del protocolo inaugural se presentó el catálogo de la misma exposición, el cual incluye textos de cuatro investigadores.
Elsa Arroyo, «La virgen del perdón: fragmentos de memoria»; Ana Leticia Carpizo, «Sangre Judía en la Nueva España»; Alicia Gojman de Backal, «Inquisición en la Nueva España» y «Diego Rivera y la comunidad judía en México», así como Julián Martínez con «De Babilona a Sefarad».
«Diego Rivera y la inquisición, un puente en el tiempo» permanecerá expuesta hasta marzo de 2009 en el recinto ubicado en el Centro Histórico y, posteriormente, viajará a las ciudades de Monterrey y Monclova.
mzr
Fuentes: http://www.eluniversal.com.mx – http://www.cronica.com.mx